![Ezcaray recupera su historia](https://s1.ppllstatics.com/larioja/www/multimedia/202004/25/media/cortadas/f22e1cd6-7e5b-48c0-84a3-5dbc262293e0-kzGI--1968x1476@La%20Rioja.jpg)
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El Ayuntamiento de Ezcaray, con la ayuda de la Guardia Civil, la Dirección General de Cultura del Gobierno de la Rioja y el Archivo Histórico de La Rioja, ha conseguido recuperar tres documentos de los siglos XVI y XVIII, que estaban a punto de ser vendidos en una casa de subastas de Madrid.
Se trata de un ejemplar del año 1543, en pergamino y con caligrafía gótica redondeada, que a falta de un estudio más detallado podría ser una ratificación del fuero del valle. Otro de los documentos es de 1555, un manuscrito sobre pergamino, y en él se recoge un pleito entre el adelantado mayor de Castilla y el merino de la villa de Ezcaray. El tercer libro, del año 1786, consta de 94 hojas y es una ejecutoria en favor de las villas y del fuero de Valdezcaray.
«Son muy valiosos», resaltó el alcalde de Ezcaray, Gonzalo Abajo, que los recibió de manos de la Guardia Civil, casualmente, el mismo día en el que se cumplió el 708 aniversario de la concesión del 'Fuero de las Villas' a Ezcaray, Ojacastro, Valgañón y Zorraquín, por el rey Fernando IV.
Los documentos regresan al mismo edificio del que algún día salieron, sin que se sepa bien cómo. Se sospecha, pero es solo una hipótesis, que pudo ser a raíz del incendio que en algún momento de los años 20-30 del pasado siglo &ndashsegún data Ricardo Aransay&ndash sufrió el antiguo edificio consistorial y el archivo. El fuego destruyó buena parte de la documentación que albergaban las dependencias municipales, pero algunos documentos se salvaron, quedaron entre los escombros del inmueble hundido y alguien se los llevó.
Con su entrega, los documentos han pasado ya a ser propiedad municipal y a pertenecer, de nuevo, a Ezcaray. Su alcalde, Gonzalo Abajo, se mostró ayer «muy contento, porque es nuestra historia y son muy valiosos». El equipo de Gobierno anunció que una vez sea posible, cuando se levanten las medidas del actual estado de alarma, hará una presentación de los mismos, junto con las autoridades y expertos, ante los medios de comunicación y los vecinos de la localidad. Antes de ello tendrán que ser restaurados, dado que se encuentran en un estado de gran fragilidad, como ya se hizo con algún otro documento del archivo municipal cuando se conmemoró el 700 aniversario del Fuero concedido al Valle de Ezcaray, Ojacastro, Zorraquín y Valgañón «para que mejor se aumente y se conserve su población...». Aquella celebración se enfocó con el objetivo de que sirviera de trampolín para conjugar fuerzas, recursos y estrategias que permitan promocionar y relanzar el valle. Localidades unidas por el mismo pasado que esta operación ha puesto de nuevo sobre la mesa.
El caso es que durante alrededor de un siglo no se tenía constancia de su existencia &ndashsalvo por las personas en cuyo poder obraban&ndash, al creer que habían desaparecido con el fuego. Así hasta el pasado mes de noviembre, cuando un vecino de Madrid, asiduo de la villa riojalteña, se enteró por casualidad de que los documentos iban a ser vendidos en una casa de subastas de la capital y lo puso en conocimiento del ayuntamiento ezcarayense.
«Al principio tampoco sabíamos de la autenticidad de estos documentos», recordaba ayer Abajo, cuyo primer paso fue ponerse en contacto con la Dirección General de Cultura y con el Archivo Histórico de La Rioja. Examinando una fotografía colgada en la página de la casa de subastas, los legajos les parecieron auténticos, y contactaron con la Unidad Central Operativa (UCO) de la Guardia Civil. El alcalde denunció la venta, se consiguió parar la subasta y los documentos fueron decomisados, hasta que ayer se materializó su devolución.
A raíz de la investigación llevada a cabo se sabe que los libros llegaron hasta la subasta a través de un vecino de Pamplona, que a su vez los había comprado a un anticuario de Bilbao. Este no habría podido documentar la procedencia de los mismos pero, en cualquier caso, el delito ya ha prescrito.
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Martin Ruiz Egaña y Javier Bienzobas (gráficos)
Juanan Salazar | Logroño
David S. Olabarri y Lidia Carvajal
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