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En la conocida Collins Avenue de Miami, a un par de minutos de la playa, se levanta el hotel AxelBeach, un cuatro estrellas al que Íñigo Hernández Tofé (Logroño, 1974) ha devuelto la esencia y el brillo art decó de sus años gloriosos. Esta intervención del arquitecto riojano acaba de ser reconocida con el Premio al Mérito de Excelencia de 2020, Preservación Histórica y Restauración, que otorga el Instituto Americano de Arquitectos. ¿Su mérito? «Fomentar la excelencia en arquitectura y elevar la conciencia pública del buen diseño».
Desde Barcelona, donde reside, el arquitecto logroñés habla de este proyecto llevado a cabo en un antiguo hotel art decó, integrado por dos edificios de 1940 y otro más reciente. «Aparentemente se podía hacer muy poco dada su protección, pero para mí eso fue un reto». Y más en Miami, donde escasea el patrimonio histórico y «son muy sensibles a cualquier tipo de intervención en un edificio con cierto valor arquitectónico».
Íñigo Hernández optó por transformar el edificio más moderno (el menos protegido) y por crear en los espacios exteriores novedosas atmósferas y escenarios que no afectaran a la construcción. «Eso me hizo pensar en otros recursos, como un suelo de cristal que, a modo de lámpara, ilumina la fachada principal y delimita la zona del bar exterior». Sus colores cambiantes según las horas del día potencian el estilo art decó y permiten flexibilizar el uso de los espacios, «otro de los retos que me pongo por principio», explica.
Hernández Tofé ha diseñado nueve de los diez hoteles que la cadena Axel (orientada a la comunidad LGTBIQ+) tiene repartidos por todo el mundo y trabaja en cinco más: en Valencia, Bilbao, Oporto, Madeira y La Habana.
Todos son diferentes, porque también lo es cada lugar, su clima y costumbres. En el AxelBeach Miami, por ejemplo, la vegetación tropical está muy presente a través de seis especies repartidas por toda la propiedad. «El espacio entre los edificios es como una jungla y, de hecho, en el vestíbulo hice una interpretación de esas plantas autóctonas en una escultura de telas que da la bienvenida».
Pero aunque cada Axel el diferente, coinciden en un denominador común: la transparencia, «muy ligada a ese respeto que se quiere promover entre todas las personas», argumenta el arquitecto, quien consigue esa transparencia a través del vidrio, los espejos, las superficies reflectantes...
La firma de Íñigo Hernández Tofé figura en otros numerosos y reconocidos proyectos, como el centro gerontológico Sanitas en Lazkao (Guipúzcoa), las oficinas de Caja Rioja en Arnedo o el Centro Cultural Caja Rioja de Santo Domingo de la Calzada, el comedor Kabanova de Logroño... Su último proyecto realizado en La Rioja, y del que dice estar «muy orgulloso», es una vivienda unifamiliar en San Román de Cameros, en lo que antiguamente era un pajar.
Reconoce este riojano que su vocación va más allá de la mera arquitectura. «El arquitecto, para mí, es un humanista, un urbanista, un esteta... es muchas cosas. Lo que tienes que conseguir es que la gente pueda vivir un espacio de la mejor forma posible».
¿Cómo lo haremos a partir de ahora? ¿Cómo condicionará esta crisis del coronavirus la arquitectura? «Si cambia la forma de relacionarnos tiene que cambiar también la configuración de los espacios –opina–; no sirve simplemente añadir cosas, adaptar un modelo antiguo a una necesidad nueva».
Él, no obstante, está más preocupado por que el ser humano se dé cuenta de muchas cosas que están por encima de la arquitectura. «Es el comportamiento humano el que tiene que adaptarse, mejorar y afrontar esta crisis de contacto».
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