«No estar en Bilbao ha sido uno de los momentos más duros de la temporada»

En Arnedo alcanzó el triunfo desorejando a un toro de Jandilla. Algo más de un mes transcurrió después hasta que volvió de nuevo a la cara del toro. Causó baja en Ricla para no cortar la recuperación y su compromiso en Brihuega se truncó por la lluvia. Así que la vuelta tuvo lugar en Sevilla. Urdiales regresaba tras cortar dos orejas el año anterior, así que el público maestrante le esperaba, pero ni los de Jandilla primero ni los de García Jiménez una semana después le permitieron gran cosa.

Noticia Relacionada

Diego Urdiales | Matador de toros

«Esta temporada ha sido de las más duras, incluso me llegué a plantear parar»

Jesús Rubio

Y de la capital hispalense se desplazó a Madrid, donde le esperaba la afición de Las Ventas. Dos tardes en 48 horas por San Isidro. Palabras mayores. Cuatro toros reseñados, dos de Fuente Ymbro y otros dos de Victoriano del Río, y tampoco fluyó el toreo. Cuatro silencios que hacían que la temporada pesase ya como una losa. No fueron buenos los animales, pero Urdiales tampoco atravesaba su mejor momento, se le notaba dolorido, dispuesto pero condicionado, y en una plaza como la de Madrid el vestido de luces es más transparente todavía.

Para afrontar el siguiente compromiso tuvo que cruzar el charco. Viajó hasta Chota (Perú) y cortó un trofeo. Rápido regresó y, a los cuatro días, ya a finales de junio, se vistió de luces en Burgos, donde cortó una importante oreja en una tarde clave, en la que se gozó con un Urdiales más confiado, que disfrutaba de lo que hacía y, sobre todo, sonriente. Habían pasado ya unos meses del percance y se le notó más repuesto.

Ya en julio, continuó su periplo por los Sanfermines, donde saludó una ovación tras obrar dos faenas de calidad que pasaron desapercibidas por el bullicio. Seguido, en Mont de Marsan, paseó una oreja. Y el triunfo fuerte llegó en Santander, donde salió a hombros tras cortar dos orejas a un encierro de Juan Pedro Domecq. Era el primer gran triunfo del año, que replicó a los pocos días en Huesca, esta vez con toros de Castillejo de Huebra. El mes de agosto lo completó paseando por los municipios de El Espinar, Alfaro, donde se hizo con una oreja, y Colmenar Viejo. En septiembre, le esperaron varios escenarios de segunda categoría, y en ellos puntuó de manera importante. Una oreja cortó un Palencia; con tres trofeos se hizo en Valladolid y salió a hombros tras lidiar un encierro de Victoriano del Río, fue de los triunfos más rotundos; y Logroño, donde actuó dos tardes. En la capital riojana cortó una oreja en su primera cita y dos a uno de Cuvillo el día de San Mateo tras una faena épica. Una puerta grande en su tierra que le dio oxígeno para una traca final en la que paseó sin suerte de nuevo por Madrid, después por Sevilla en un festival benéfico y, finalmente, en Zaragoza, donde cortó una oreja de cara factura con la que cerró.

Esta ha sido una de sus temporadas más ajetreadas por número de festejos, y a la que le ha faltado sumar Bilbao, uno de sus grandes fueros. «Ha sido uno de los momentos más duros. Pero estoy tranquilo y, seguramente, el año que viene volveré a estar anunciado», expresa al respecto Diego Urdiales.