Julio Iglesias de Ussel | Catedrático y académico
«El Estado del Bienestar no tiene una política de protección de los mayores»La entrevista ·
«El principal Ministerio de Asuntos Sociales que hay en España es la familia», asegura este especialistaJulio Iglesias de Ussel | Catedrático y académico
«El Estado del Bienestar no tiene una política de protección de los mayores»La entrevista ·
«El principal Ministerio de Asuntos Sociales que hay en España es la familia», asegura este especialistaJulio Iglesias de Ussel (Ferrol, 1945) ha sido catedrático de Sociología en las universidades de Granada y Complutense de Madrid. Fue secretario de Estado de Educación y Universidades de 2000 a 2004 y desde hace dos décadas es miembro de la Real Academia de Ciencias ... Morales y Políticas. En su muy extensa obra ensayística e investigadora destaca su interés por la familia, tema en el que es uno de los grandes especialistas. Y su reflexión va contra corriente: en España la familia no interesa a los gobiernos. Lo demuestra con un hecho irrefutable: se han creado ministerios para los asuntos más diversos pero nunca ha habido uno de Familia, como sí sucede o ha sucedido en muchos países de nuestro entorno.
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- La definición de 'matrimonio' ha cambiado en las últimas décadas. ¿Debemos empezar a cambiar también la de 'familia'?
- El matrimonio y la familia se han adaptado con éxito a las distintas condiciones de cada época. Durante siglos hubo una jerarquía dentro del matrimonio, con el varón con muchas más atribuciones. Y eso era así al margen del régimen político. En el franquismo, por ejemplo, el estatus de la mujer casada no era muy diferente del que existía en países democráticos, hasta que estos comenzaron a equilibrar la situación, y eso sucedió unos 15 o 20 años antes que aquí. Y otro cambio relevante es que ha mejorado, en todo, la calidad de vida de las parejas. Por eso los jóvenes tienen hoy pautas de comportamiento muy diferentes.
- Siempre ha habido muchas diferencias en el modelo de relación familiar entre el sur y el norte de Europa y entre Europa y EE UU. ¿Se están aproximando?
- No sé si se está dando una convergencia de modelos. La vida familiar siempre ha sido plural. Y en EE UU, donde se produce un alejamiento físico entre padres e hijos o hermanos porque viven en lugares muy distantes debido a la movilidad geográfica , eso no ha supuesto un alejamiento espiritual. Ha hecho más difíciles los encuentros, eso sí.
- Aquí no sucede.
- No sucede porque el porcentaje de grupos familiares en los que todos o casi todos los miembros viven en la misma ciudad es enorme. Las autonomías han quebrado la movilidad que había en España en el sentido de reducir el salto de unas a otras. La desaparición de la mili, la creación de numerosas universidades y la mejoría de las condiciones de vida en los municipios son algunas de las causas de que haya sucedido. En realidad, quienes más se mueven de unos lugares a otros en España son los inmigrantes.
- Eso sí, las familias son cada vez más complejas porque también hay gran número de hogares de personas solitarias.
- Además está emergiendo un estilo de pareja en el que sus miembros no conviven la mayor parte del año, en muchos casos porque trabajan en lugares distantes. Algunos estudios dicen que no funcionan mal porque desaparecen elementos de erosión que se asocian a la rutina. El modelo encuentra más dificultades cuando el horizonte temporal de la separación es indefinido. En sectores muy privilegiados económicamente o en el caso de segundas uniones también se dan parejas que excluyen la convivencia estable conjunta.
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- ¿Y la cuestión de la convivencia de hijos de uno, hijos del otro e hijos comunes?
- Estadísticamente hay pocos casos de familias así. Solo en un 4-5% de las parejas se da la convivencia con hijos que no son comunes. Algo que se explica porque nunca como ahora ha sido tan duro y complejo criar un hijo. Lo avalan las cifras: de cada dos niños que nacen uno es el primer hijo de esa unión.
- ¿Por qué esa complejidad?
- El coste organizativo y vital de tener un hijo es muy alto en un país que no tiene políticas familiares y que en cambio ha destinado importantes sumas a otras políticas sociales. Las encuestas dicen que los jóvenes querrían tener más hijos de los que tienen. Que eso suceda es una gran denuncia en una sociedad democrátrica porque significa que se está impidiendo alcanzar deseos legítimos y positivos para la propia sociedad y hasta el crecimiento económico.
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- Antes quien se casaba tenía una familia de sangre y una política. Ahora, los divorciados van dejando familias atrás e incorporando otras nuevas. ¿Se diluye el grupo familiar de esa manera?
- Son situaciones muy complejas. Para el 90% de las personas, la ruptura de una relación personal tiene un coste. Sucede cuando rompes con una amistad, cómo no va a pasar cuando lo haces con una persona con la que has tenido tanta intimidad. Romper una convivencia y creer que es indiferente es ciencia ficción. Nos fascinan los ligues de los famosos y sus rupturas porque ese es un mundo exótico. Pero el divorcio es como mínimo la quiebra de un sueño que alguna vez se tuvo. Y eso, por más que se haya normalizado, sigue siendo igual de duro que siempre. Ahí está también una de las explicaciones de la caída de la natalidad.
- ¿A qué se refiere?
- A que los segundos matrimonios tienen muy pocos hijos. Son casi uniones interpersonales y con frecuencia no los tienen por la conciencia de la complejidad de introducir nuevos hijos en la convivencia.
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- ¿Y las personas solas? Cada vez hay más: solteros, viudos, divorciados… ¿Cómo cambia una sociedad en la que una cuarta parte de los hogares son unipersonales y eso irá en aumento?
- Hay muchas diferencias según las edades. Es cierto que hay muchos mayores, sobre todo mujeres por su superior esperanza de vida, y solteros con una vida laboral muy activa. El tema de los jóvenes es muy distinto, porque la juventud de hoy tiene una demanda de calidad de vida que no se da en otros países.
- ¿En qué se manifiesta?
- Quieren empezar la vida de pareja con el bienestar obtenido por sus padres tras treinta años de trabajo. Y ese es otro factor que retrasa la edad de la formación de las parejas. En los hogares, además, se da otra discriminación: la de los padres y madres por un lado y los hijos por el otro. Los primeros se lo hacen todo a los segundos mientras están en casa. Hay más discriminación por generación o edad que por sexo.
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- Los datos dicen que en Europa la emancipación se da mucho antes.
- Sí, porque los procesos de emancipación se dan en unas condiciones muy duras que los jóvenes de aquí no aceptarían. Así que luego, cuando se van a vivir con sus parejas, esas condiciones siempre mejoran. Los de aquí no quieren empezar a convivir 'perdiendo' la calidad que han alcanzado sus padres.
- ¿Tiene alguna relación la crisis del modelo tradicional de familia con el hecho de que cada vez reclamemos más al Estado que se haga cargo de nuestros mayores?
- Antes se daba por hecho que la familia protegía a las personas enfermas o solas. No era exactamente cierto. Lo hacía no la familia sino las mujeres que no trabajaban fuera de casa. Eso ha saltado por los aires. Hoy una mujer tiene ante sí el horizonte de trabajar hasta la jubilación y eso altera aquel sistema. Y, mientras, el Estado del Bienestar no ha desarrollado una política de protección de los mayores. Aquí tenemos la ventaja de la proximidad de la que le hablaba antes, y eso facilita el cuidado de los mayores y el de los nietos; no hay más que fijarse en cómo los abuelos se ocupan de los niños cuando los padres no pueden hacerlo.
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- Esos abuelos imprescindibles para que los dos progenitores puedan trabajar fuera.
- Claro, pero eso será cada día más difícil. Y no estamos ante un caso de egoísmo de nadie o de que unos u otros sean peores personas. Es la realidad de la vida. La vida cotidiana es hoy más dura que nunca. En el caso de los mayores, no se trata solo de que haya más residencias, sino también de dinamizar la convivencia en los barrios, que haya espacios donde estar, atención… El urbanismo ha tomado nota de la existencia de automóviles y bicicletas por no de la de niños y viejos.
- ¿Cómo afecta al concepto o a la determinación del modelo familiar la diversidad de géneros que estamos reconociendo en España y en buena parte del mundo occidental?
- El modelo de familia que venía del Derecho Romano se ha modificado en muchos países, incluido España. Hoy no hay familia, sino familias. De todas formas, le daré un dato: el número de parejas homosexuales que se formaliza es muy bajo, en torno al 3% del total de matrimonios. Luego hay aspectos muy polémicos que incluso han sido criticados por parte del movimiento feminista. Me refiero a asuntos como el cambio de género con 16 años, previsto incluso sin el conocimiento paterno. Me parece algo propio de regímenes totalitarios: una irrupción en la esfera privada, que debería quedar al margen del Estado salvo que haya engaño o malos tratos.
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- ¿Y la llegada de inmigrantes procedentes de culturas con modelos familiares diferentes? ¿Está afectando de alguna manera?
- Habría que hablar de nuevo de inmigraciones. La procedente de Iberoamérica se integra muy bien por el idioma, la cultura y porque llegan de países donde hace un siglo hubo a su vez una gran llegada de españoles. Estos en la segunda generación tienen los mismos problemas de clase social que los españoles. Junto a esa inmigración hay otra que presenta una diversidad radical de culturas antagónicas incluso a la legislación vigente. Le hablo de los derechos de la mujer y los hijos, del concepto de libertad dentro de la familia, del uso de la violencia… Creo que se comete un grave error con la ocultación de algunos datos.
- ¿Cuáles?
- Si un militar maltrata a su mujer o un cura abusa de unos niños, se cuenta de manera transparente. Y eso es lo normal. Pero si algo de eso lo hace una persona que viene de la inmigración se oculta, y eso es pernicioso porque los rumores y las redes sociales lo amplifican. En violencia de género el porcentaje de personas inmigrantes implicadas es muy superior. Eso significa que hay una mayor propensión a la misma.
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- Pero ese es un fenómeno muy complejo.
- Hay algo que debemos tener en cuenta. Cuando esas parejas de inmigrantes llegan aquí lo primero que sucede es que la situación de las mujeres mejora: tienen más derechos y encuentran trabajo con mayor facilidad. Y la de los hombres empeora porque vienen de lugares en los que tenían privilegios sobre las mujeres. Ese choque cultural debe ayudarnos a interpretar las razones por las que se dan esos comportamientos violentos con mayor frecuencia. Si en tuviéramos en cuenta para las cifras de violencia de género no la nacionalidad (que puede ser una adquisición reciente) sino el lugar de nacimiento la diferencia sería aún mayor.
- Muchos entienden que la defensa de la familia como una célula social fuerte es un argumento conservador. ¿Realmente la familia es un concepto de derechas?
- Aquí se ha aceptado que la familia es casi un asunto del franquismo. Y realmente la política económica del franquismo respecto de la familia fue muy frágil, mucho más que en aspectos como el Derecho Civil o el Penal. Pero desde la Transición se ha considerado que la familia es un tema tabú. Piense que no ha habido nunca un Ministerio de la Familia, cosa que sí ha sucedido o sucede en Francia, Reino Unido, países escandinavos… Es un asunto que no está en nuestra agenda pública. La democracia es un régimen de opinión pública y hay que activar los temas que más se valoran para obligar a los políticos a posicionarse.
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- ¿Cómo se hace eso?
- Aquí la sociedad civil es muy frágil y está controlada por el Gobierno. Habría que fortalecerla para batallar por logros jurídicos y económicos en defensa de la familia. Es admirable cómo se logran objetivos en otros ámbitos mientras la familia va quedando como un residuo. Y no se puede olvidar su papel en cuanto al bienestar colectivo. El principal Ministerio de Asuntos Sociales que hay en España es la familia, es su fortaleza la que hace frente a situaciones de cuidado de enfermos, al Covid, al paro, a cuestiones referidas a los nietos, etc. La red de apoyos de las familias en un instrumento esencial del bienestar colectivo. Es incomprensible y dañino que no reciba más atención y protección.
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