Suena Abba, Bee Gees, A-ha, «toda la música que marcó un antes y un después», dice Mimi, actriz y modelo, que trabaja como azafata en el musical Wah, el espectáculo más rompedor de los últimos tiempos que levantó el telón en el recinto Ifema ... de Madrid a finales de 2021 y que ha hecho del boca a boca su mejor reclamo. Antes del show hay comida y ambiente de discoteca, aunque sin la sordidez real de la calle. Por aquí y por allá se mueven rígidos y asexuados actores vestidos de blanco, con un estilo entre 'La naranja mecánica' y 'Anonimus'. Tienen su antagonista en otros que van de negro y maquillados con una estética de Mad Max. Entre los clientes, identificados con una pulsera según el tipo de entrada adquirida -entre 34 y 118 euros, consumición aparte-, se intenta infiltrar la trama: los de blanco han prohibido la música y la resistencia Wah, los de oscuro, les desafían.
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De ahí el nombre de este negocio de diversión nocturna que incluye restaurante, teatro y discoteca. Un show musical y gastronómico, al más puro estilo Las Vegas y Broadway, que invita a una experiencia inmersiva y festiva nunca vista en España.
Cuando empieza el musical, en un anfiteatro que cada noche se adapta a su aforo y que tiene una pantalla LED de 50 metros de largo, se versiona a los Beatles, Michael Jackson o temas de películas como Rocky. La música en vivo carga con el peso escénico. Una veintena de instrumentistas y cantantes tocan todos los palos con profesionalidad y bien acoplados tras 150 funciones a sus espaldas. «El engranaje está engrasado», dice Gorka Arranz, jefe de Maquillaje. Buena parte de la música popular pasa por sus acordes.
Unas 500 personas llenan las gradas mientras se ponen de pie dando palmas. «Somos una familia y la magia está en la energía que tenemos», señala Charo Martín, directora de Experiencia de este show que la empresa Music Has No Limits inauguró en octubre. Su vestuario está hecho a mano y bajo la supervisión de Jordi Dalmau. «Lo que más me gusta es el ballet clásico con toque maso», apunta el modisto.
Tras un pase de flamenco y ópera, que se aplaude a rabiar, vuelve el rock, con ACDC o Lenny Kravitz. El final se ensambla con 'Satisfaction' de los Rolling Stones, como base de un popurrí que a veces incluye solo ocho compases de otro tema. Después del baile, las parejas se abrazan y se besan. El personal de Wah anima a retornar a la discoteca. La noche terminará a la una. «Les va bien», resume Jimmy, un taxista que sirve de barómetro del éxito.
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