La participación militar, política y diplomática de España en la independencia de Estados Unidos es tan crucial como desconocida por el gran público. Para paliar este injusto «olvido» el Museo Naval rescata a sus protagonistas en la muestra 'Del Caribe al Canal de la Mancha'. ... Revisa el papel de nuestra Armada en la guerra contra los británicos por la independencia americana y reivindica a muchos de sus actores, figuras hoy enterradas por el tren la historia, como Luis de Unzaga, Juan de Miralles o Diego Gardoqui.
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El propio George Washington agradeció por carta a Carlos III su ayuda en la lucha por la libertad. El actual presidente de Estados Unidos, Joe Biden, la reconocía en la pasada cumbre de la OTAN en Madrid. «No seríamos un país independiente sin vosotros», aseguró en presencia de Felipe VI, sucesor del Carlos III, el soberano Borbón que envío naves y tropas a luchar contra la imperial Inglaterra empeñada en aplastar a las colonias independentistas.
Es la primera muestra temporal del Museo Naval tras su reapertura en 2020 y sus comisarias son las historiadoras Berta Gasca e Inés Abril. Se estructura en cuatro áreas, partiendo de un acercamiento a la pionera presencia española en Norteamérica, que se remonta a los primeros años del siglo XVI.
Contextualiza en el segundo apartado el episodio bélico en el reinado de Carlos III, con especial atención a la situación de la Armada en el siglo XVIII, cuando ilustrados, liberales y reformistas quería reforzar el poder militar y naval del Estado.
La tercera sección recorre los hitos bélicos en los que España participó tras la Declaración de Independencia de Estados Unidos en 1776 –de la que se expone un facsímil–, cuando George Washington –de quien se exhibe un retrato firmado por Joseph Perovani– comprende que necesita a España y Francia para obtener las superioridad en el mar.
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La exposición se cierra con el análisis de los resultados obtenidos tras la firma de la paz y la reflexión sobre la profunda impronta cultural dejada por España en tierras norteamericanas, que ha marcado la historia posterior de Estados Unidos. Explora así un pasado común de más de 300 años. Tres siglos a lo largo de los cuales se puede rastrear la determinante presencia española en los territorios estadounidenses, desde la Florida que exploró Ponce de León, hasta California, Alaska o la Luisiana libre que gobernaron Antonio de Ulloa o Bernardo de Gálvez.
«Fuimos la primera nación europea en avanzar e implantarse en unas tierras casi inexploradas», destaca Berta Gasca. Los pioneros exploradores españolas documentaron las costumbres de los nativos, la geografía, el clima la flora o al fauna, «aportando un conocimiento científico y antropológico que abrió a Europa hacia nuevos horizontes del saber». Unas expediciones que se siguen a través de la colección cartográfica del Museo Naval, una de las mejores del mundo.
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En cartel hasta febrero próximo, la muestra reúne 104 piezas, 43 de ellas prestadas por instituciones y museos como la Biblioteca Nacional de España, el Archivo General de Indias, la Real Academia de Bellas Artes o el Museo del Prado.
A finales del siglo XVIII, para defender tanto sus extensos territorios de ultramar como los europeos, algunos de ellos en manos de Inglaterra desde la Guerra de Sucesión Española, la Corona española apoyó a las Trece Colonias en su lucha por la independencia frente al enemigo común: Inglaterra.
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La intervención de la Armada en la Guerra de la Independencia de los Estados Unidos permitió a la nación emergente obtener una victoria rápida y ventajosa, convirtiéndose así, junto a Francia, en un poderoso aliado frente al poder naval inglés.
Desde las costas del Caribe hasta las del Canal de la Mancha, las operaciones de la escuadra hispano-francesa debilitaron a la armada inglesa y protegieron los buques que se dirigían a EEUU con ayuda humana y material y apresaron otros enemigos facilitando las operaciones terrestres al general Washington hacia la victoria.
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La exposición demuestra cómo «España obtuvo muchos de los objetivos que se había fijado a su entrada en la guerra» explican las comisarias. El primero fue «debilitar y vencer por primera vez en el siglo XVIII a Inglaterra. El segundo, recuperar mucho de lo perdido a principios del siglo, territorios como Menorca y la Florida. Se logró además restringir el acceso de Inglaterra a la costa de Honduras, Nicaragua y Campeche y seguir controlando el comercio del Caribe.
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