

Secciones
Servicios
Destacamos
El profesor Miguel Ángel Muro, gran conocedor de la figura y obra de Manuel Bretón de los Herreros, nos pone en contexto y nos acerca ... a este ilustre riojano, uno de los más populares dramaturgos del siglo XIX.
– Bretón de los Herreros menciona Quel, su pueblo natal, en el romance titulado 'Mi lugar'. ¿Más vinculaciones o referencias riojanas en su obra?
– Es un hombre que se va muy pronto a Madrid con la familia y se desliga bastante de Quel, aunque vuelve alguna vez por algún problema político, para pasar desapercibido. En alguna de sus comedias aparece algún pueblo de Cameros y mantiene correspondencia con gente riojana o vinculada a La Rioja. Es decir, no perdió de vista sus orígenes, pero no vino habitualmente a Quel.
– Aunque escribió poesía, artículos, crítica literaria... su fama estuvo ligada a la producción de comedia.
– Desde muy pequeño y cuando estuvo en el ejército, sus amigos dicen de él que era una persona dada al trato social, a hacer bromas. Tenía un espíritu festivo y entró por el mundo de la comedia porque tenía facilidad para ver la parte cómica de la vida. En sus últimos años sí es verdad que el carácter se le agrió porque le había costado mucho llegar a una posición cómoda en la vida, tenía unos dineritos y el amigo banquero en el que confió sus ahorros lo desfalcó.
– Además del uso de la polimetría, ¿qué otras destacadas aportaciones hizo Manuel Bretón al teatro?
– Trabaja principalmente en comedia porque es en lo que se sentía bien dotado. Sus comedias recibían el aplauso del público y de la crítica, y es lo que le daba de comer. El teatro fue su vida, su forma de ganar dinero y de conseguir prestigio porque termina codeándose con grandes escritores y siendo relativamente importante en la sociedad madrileña. De hecho, llega a ser académico de la RAE y director de la Biblioteca Nacional, cargos deseados. Con el teatro y la comedia es con lo que trabaja, vive y asciende en la escala social, pero él era principalmente un poeta, escribió bastante poesía satírica desde pequeño. Su sobrino, Cándido Bretón de Orozco, recuerda que ya de niño escribía coplas con cierta gracia, y lo seguirá haciéndolo en los periódicos. El verso con el que trabaja en sus obras de teatro es muy eficaz.
– Al margen de su faceta literaria y teatral, Bretón es un hombre implicado con su tiempo, que se mueve en los círculos de poder, que opina, propone soluciones...
– Entonces era difícil no hacerlo porque aquel tiempo era tan convulso o más que el nuestro. Era la España que se estaba tratando de modernizar con los liberales y tenía enfrente a los conservadores, partidarios de mantener la España tradicional. Manuel Bretón de los Herreros estuvo en círculos de poder, pero nunca en política. Buscó lugares de prestigio que tuvieran que ver con la cultura, y luego trabajó mucho como crítico literario en periódicos, fundamentalmente en el Correo Literario y Mercantil, uno de los más prestigiosos de la época. Lo que sí se observa en Bretón es que comenzó siendo bastante liberal y poco a poco la vida o las necesidades le llevan a militar más en el conservadurismo.
– Sus últimos años fueron de impopularidad e incluso de censura. Fue un mal final. ¿No supo adaptarse a los cambios de la escena española?
– Lo más importante es que el mundo ya no le pertenece, algo que se oye mucho en las personas mayores. En el caso del teatro no es nada fácil estar en la cresta de la ola tantísimo tiempo como estuvo Bretón. Hay que tener en cuenta que comienza muy pronto, a principios del XIX, y en décadas diferentes va teniendo los éxitos de comedia más importantes del teatro español. 'A la vejez viruelas' es un estreno espléndido; 'Marcela o ¿a cuál de los tres?' es una comedia que arrasó en su momento; 'El pelo de la dehesa', otra que tal baila... Son exitazos que permitían que otras comedias menos importantes fueran compradas por los editores porque eran de la marca Bretón. Fue un hombre que supo que tenía que adaptarse y se mete en el Romanticismo con alguna obra que tiene éxito, e incluso codeándose con Larra. Pero a medida que se hacía mayor le faltan las fuerzas, el estímulo... y lo intentó pero llegaban por detrás otros dramaturgos jóvenes que lo vieron como un maestro. El hombre va perdiendo su mundo, los ahorros para su retiro, la salud no le acompañaba... y acaba como acaba.
¿Tienes una suscripción? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Publicidad
Publicidad
Recomendaciones para ti
Destacados
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.