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Es una maravilla que el mundo entero reciba el año nuevo con un bellísimo concierto como el que ofrece la Orquesta Filarmónica de Viena en ... la sala dorada del Musikverein, transmitido a más de cien países, olvidando por unas horas tanto dolor, destrucción y sufrimiento. Y es también una gozada que el primer concierto del año en Logroño sea de música clásica, con este ya tradicional concierto de año nuevo en el magnífico órgano de la concatedral de Santa María de La Redonda. Esta vez hemos disfrutado de una espléndida joven organista española que está desarrollando su brillante carrera internacional en Alemania. El programa no podía ser más interesante, poniendo frente a frente al gran titán del órgano, Juan Sebastián Bach, y a su máximo admirador y responsable del resurgimiento de su obra en el siglo XIX, Félix Mendelssohn.
El programa tenía un aperitivo contundente, el Preludio y fuga en Do Mayor BWV 531 de Bach, con esa fastuosa y espectacular introducción solo al pedal, completada con una complejísima fuga, en la que Sara Johnson Huidobro demostró su excelencia interpretativa y su calidad musical y técnica, a pesar de un pequeño tropiezo sin importancia en un cambio de registración (cada órgano es un mundo especial y para hacerse bien con él se requieren muchas horas para explorar posibilidades). En el resto del programa nos proponía dos grandes Sonatas de Mendelssohn al lado de dos Trio Sonatas de Bach, que mostraban cómo el 'alumno' fue capaz de asimilar la grandeza del maestro y elevarla a las posibilidades expresivas de la época romántica. La bellísima Sonata Op. 65 nº 3 de Mendelssohn tiene un colosal primer movimiento 'Con moto maestoso', enérgico y solemne, que sorprendentemente da paso a un dulcísimo 'Andante tranquilo' con el que termina la sonata de forma apacible, renunciando a la pompa de un final a todo trapo. Le seguía el Trio Sonata nº 5 BWV 529 en tres movimientos rápido-lento-rápido. Sara Johnson Huidobro supo dar plenamente su carácter y su brillo a cada movimiento de las dos obras: imponente en el Maestoso y cristalina en el Andante tranquilo de Mendelssohn, refulgente en el radiante Allegro inicial de Bach, embelesada en el Largo y garbosa en el danzarín Allegro final.
El segundo encuentro Mendelssohn-Bach fue similar, con la Sonata Op. 65 nº 6 del primero, de bellísima factura, como una inmensa oración con su serio Coral inicial con ricas variaciones, su magnífica Fuga a cuatro voces y su Finale, como un Amen dulce y confiado. La contraparte bachiana era el Trio Sonata nº 6 BWV 530, marchosa y luminosamente rítmica. Sara Johnson Huidobro ofreció un discurso musical exquisito, fluído y virtuosístico, con ricas registraciones, suma precisión en la digitación y en los pedales: una hermosa lección organística que nos preparó para afrontar musicalmente este nuevo año que se presenta duro y con nubarrones.
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