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Pues aquí me tienen comentando la cuarta Traviata logroñesa en los últimos siete años (2016, 2018, 2019 y esta), que, si tenemos en cuenta el ... paréntesis de casi dos años a causa del covid, nos sale a traviata por cada año y medio. Pero es tanta la popularidad de esta ópera de Verdi, que siempre ha conseguido magníficas asistencias de público, como en esta ocasión en Riojafórum con un lleno casi total muy meritorio, más teniendo en cuenta que también había ese día otro espectáculo lírico de gran aforo en el Bretón ('El huésped del Sevillano') y a cuatro días vista de otra formidable ópera, el Don Giovanni de Mozart, también en el Bretón. Cosas de nuestro Logroño querido...
Debo confesarles que entré bastante enfadado, cuando, al recoger el programa de mano en la entrada, pude comprobar que habían cambiado todo el amplio reparto anunciado previamente en la programación cuatrimestral de Riojafórum, ¡pero todo entero!, así que mi actitud fue negativa de entrada y el primer acto me resultó flojo, desajustado y pobre, para ir mejorando de forma apreciable en los otros dos actos hasta casi conseguir un buen balance final. Pero separemos el grano de la paja. La joven soprano madrileña Guiomar Cantó, que está desarrollando una carrera muy intensa e interesante, se enfrentaba a un papel tan impresionante como es Traviata, y lo hizo con valentía, técnica excelente y gusto musical. La voz no es especialmente grande y en frío suena algo engolada, pero según fue transcurriendo la función lució un timbre más bello y una proyección más viva. Su difícil escena del final del primer acto la superó con autoridad y belleza, brillando especialmente en las endiabladas coloraturas del 'Sempre libera'. Como decía, estuvo muy bien en el segundo acto y especialmente conmovedora en todo el acto tercero.
Otra cosa fue el tenor georgiano Giorgi Meladze, con esa imponente y bellísima voz, de precioso timbre tan rico en armónicos, pero tan deficientemente manejada, con penosos fraseos, algunas desafinaciones y escasa musicalidad. Estuvo mejor que en la última Madame Butterfly que cantó hace unos años, pero su Alfredo fue de pasar página. En su favor diré que se atrevió con la temida cabaletta 'O mio rimorso' y le quedó bien. Posiblemente lo mejor de la noche lo aportó el barítono italo-argentino Pablo Rossi Rodino, con un Germont padre espléndidamente fraseado, con buena línea de canto y perfecta expresión. Su voz es más lírica que verdiana, pero muy bien proyectada y se escucha a la perfección en una sala tan grande como Riojafórum. Bellísimamente cantada su aria 'Di Provenza' con matiz y detalle. Precisamente cantó en Logroño en junio del pasado año este mismo papel de Germont, en una preciosa adaptación de Antón Armendáriz titulada 'El diario de Violetta' que tuvo lugar en el Círculo Logroñés y ya entonces destaqué la calidad de este estupendo barítono. Correctos los numerosos comprimarios, muy valiente el coro, con solo dos docenas de voces, pero muy presentes, muy buena la orquesta y precisa y detallista la dirección musical de José Escandell. Digna la sencilla presentación escénica, que no sé por qué precisó dos largos entreactos. ¡Que siga la fiesta de la ópera!
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