El echador de cartas

El carácter decidido y polémico del cineasta iba asociado a su personalidad y aspiración artística. En 'Ambiciosa' (1947) había sacado de sus casillas a la Iglesia Católica en un drama cuyo personaje femenino se pavoneaba de la cantidad de sus amantes. El bueno de Preminger, para evitar furibundos ataques y un posible boicot redujo los más de veinte novios de la protagonista que exhibía en la novela a ¡cinco!. Todo un escándalo en aquellos tiempos cuando el cine comenzaba a librarse del puritanismo y la voluptuosidad de la mujer empezaba a tentar en la pantalla.

Sin asomo de recular y con ciertos grados de permisividad en el ambiente del cine, el autor de 'Éxodo' se enfrentó a los rescoldos del Código Hays a costa de las drogas reflejadas en la impresionante 'El hombre del brazo de oro', todo un enérgico sopapo en la moral norteamericana. El reglamento insistía en abogar por la pureza y ocultar las perversiones. Preminger apuntó alto, dio en la diana y ejerció de infiel. La estrategia le salió redonda. A partir de aquí fue inasequible al desaliento.

Frankie (Frank Sinatra) regresa a su paupérrimo barrio tras superar una cura de desintoxicación. Vuelve para rehabilitarse y presentarse a una audición como músico. Sin embargo, el deprimente clima y los canallas desalmados destrozarán su transformación. Dos mujeres, antitéticas, Molly (Kim Novak) y Zasch (Eleanor Parker), serán testigos de su caída. Las secuencias de adicción y la penetrante partitura de Elmer Bernstein recrudecen la decadencia de su ambiente.