Difíciles de manejar

El trabajo de Longoria está planteado siguiendo los cánones tradicionales en el formato documental a base de reunir un puñado de voces narrativas e imágenes de archivo que aportan puntos de vista sobre la irrupción y eclosión, en este caso, de un grupo de rock, Tequila. Como madrina de la ceremonia y encargada de testimoniar la parte musical como las zonas íntimas y familiares, Cecilia Rot, hermana de Ariel Rot, uno de los integrantes más reconocibles de la banda junto al cantante y compositor, Alejo Stivel.

Los invitados a glosar el nacimiento, apogeo y destrucción del conjunto, aparte de los supervivientes de Tequila, son testigos que estuvieron cerca de ellos, en diferentes posiciones, dentro o fuera del tinglado, que trazan, desde distingos ángulos, la llegada a los escenarios españoles de cinco chavales con mucho desparpajo que revolucionaron el panorama con un fresco y necesario rock and roll.

Lo primero que se escucha en este catártico largometraje son los cuatro golpes que daba el batería de Tequila para comenzar un tema y a partir de aquí se desgrana, con bastante emoción y cariño, la trayectoria de una entente de músicos hispanoargentinos que pronto se convirtieron en todo un fenómeno sociológico en un tiempo de una heterogénea movida madrileña y en una era desenfrenada en la que un alcalde de Madrid aparecía junto a una actriz que enseñaba una teta.