Nazi. ¿Quién dice nazi?, se pregunta un miembro del partido de Hitler, mientras busca traidores de obra o pensamiento, en el largo final de la guerra. Una palabra con acento despectivo, y en esos días finales, acusador. Los rusos han entrado, después de un año ... de acoso, en la Prusia Oriental, una apisonadora soviética que llega después de ganar la cruenta batalla de Stalingrado y romper los cercos y genocidios del nazismo. En la primera guerra se portaron bien los rusos, intentan consolarse aquellos que viven en esa singular franja de territorio beneficiado por el régimen alemán durante las ocupaciones del resto de Europa, y que Walter Kempowski elige para retratar en un breve lapso, el de los días previos a la ofensiva final y los inmediatos siguientes. 'Todo en vano', editada por Libros del Asteroide, es una novela coral que recoge las conciencias de aquellos inmovilizados por la incertidumbre, o despavoridos por la huella de los enemigos que avanzan, o aferrados al poder heredado del fanatismo.
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La mujer de un oficial del ejército alemán, su solitario hijo de once años que finge enfermedad para no integrarse a las Juventudes Hitlerianas, una madura criada arrancada de la miseria infantil para servir sin paga en la casa noble, un viejo profesor de escuela y un resentido jefe del partido nazi serán los protagonistas asentados cerca de la milagrosamente intocada Königsberg, que más adelante estallará por completo. Delante de ellos transitará un coleccionista de sellos que sabe lo que vendrá y advierte que «esta vez las cosas no van a ser tan civilizadas como en 1914 (…) los alemanes no somos ningunos inocentes»; una violinista que entusiasma a los soldados malheridos y muestra su fanatismo ario; un pintor que documenta tanto los estragos como los sedimentos de la contienda; un agotado judío en permanente huida; un pretencioso barón que intenta refugiarse mientras escribe crónicas del feudo perdido. Diez conciencias.
Una polifonía para tiempos que se tiñen de sangre, rodeada de personajes secundarios que, aunque planos, refuerzan la pluralidad del conjunto. Un noble Von Globig que vive sin estrecheces en los cuarteles de retaguardia; un prudente alcalde que enloquece y con quien la mujer del noble ha tenido un desliz; dos jóvenes ucranianas que aceptaron ir de trabajadoras voluntarias al país invasor; un polaco y un checo condenados a servir al enemigo, un pastor cristiano que propicia un giro dramático con su cooperación humanitaria, una buena amiga que desaparece, familiares que engañan, estafadores, desertores, implacables SS, refugiados. Gentes todas que buscan su propia supervivencia en medio del desastre, a la hora de sufrir el daño que el régimen, que de una u otra manera apoyaron, ya hizo antes. En la hora de la temida venganza, los personajes se ven atrapados en la hecatombe del nazismo, que no deja retroceder, y sólo unos pocos privilegiados con salvoconductos están autorizados para huir.
Con unos cuantos años más que el niño protagonista de la novela, Walter Kempowski (Rostock, 1929) vivió la derrota alemana. Su madre vivía en la zona ocupada por los soviéticos, y a él le capturaron cuando tenía 18 años. Enjuiciado por espionaje, cumplió ocho años de prisión en el campo de Bautzen, y con 26 regresó a la Alemania Federal donde estudió en la universidad y comenzó a escribir. Durante 20 años trabajó en el proyecto 'Crónicas alemanas', una gran recopilación de la II Guerra Mundial.
Poco antes de morir, Kempowski publicó esta novela, que tiene epicentro en una vieja mansión, símbolo de la aristocracia provinciana de la Prusia germánica. Allí sucede la decadencia de un heredero que ha vendido las tierras y mal invertido las plusvalías. Su mansión está cercada por el desarrollo de industrias y colonias de trabajadores, siempre vinculados a la guerra. El noble entra al ejército alemán como oficial, y con lo que saquea de Ucrania, Rusia o Italia logra crear una burbuja en el hogar de Georgenhof. Tinto italiano, chocolate, cigarrillos. El espejismo durará lo mismo que la guerra relámpago. Ante la resistencia de los países del este, que en su hogar está encarnado por su servidumbre forzada o esclavizada, la ambiciosa ofensiva trastocará en caos.
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En el desenlace, tras cruzar un lago congelado, bajo la metralla y las bombas y cercado por los caballos y carros congelados que rompieron el hielo con el peso, el niño Von Globig se encontrará con el jefe del partido nazi de su zona, también en desbandada. Será en la costa, donde los alemanes agotan sus fuerzas para dejar atrás a los rusos. Combaten entre sí para ganar una de las plazas en los vapores que deben alejarles, pero que también son hundidos y sobresalen del agua «como las cabezas de los caballos en el hielo de la albufera». También los condenados supervivientes de los campos de concentración y otros presos de última hora se encontrarán en el mismo lugar que sus verdugos y compartirán un final abierto.
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