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Es el día después de los inocentes y esto no es ninguna broma; solo Logroño Imaginario, el recuerdo de una vieja y curiosa iniciativa que por unos días hizo de la capital riojana un lugar diferente a aquella ciudad de provincias, aburrida y gris, en la que nunca pasaba nada, o eso decían los viejos del lugar.
Era 1987. Aquel año la ONU admitió que se estaba abriendo un agujero en la capa de ozono sobre la Antártida, en Estados Unidos se estrenó una serie titulada 'Los Simpson', Reagan y Gorbachov empezaron a derretir hielo en el Muro de Berlín, U2 dio su primer concierto en España ante 135.000 personas y se inventaron unos premios de cine llamados Goya.
En la capital riojana, en cambio, no pasaba gran cosa, a excepción de Iberpop, que iba ya camino de su quinta edición tratando de llevar a la periferia los aires de modernidad de la Movida madrileña. Una pintada en la calle Mayor expresaba un grito de desesperación juvenil: Si Madrid me mata, Logroño me'scojona. Quién se perdería en semejante agujero.
Un buen día, de improviso, aparecieron en el centro carteles ilustrados por la fotografía de una escena improbable: varias estrellas de la época dorada de Hollywood, sentadas en la terraza del Café Ibiza, en pleno Espolón, parecían tomar el vermú junto a Picasso, así, tan ricamente, al solcito, como cualquier logroñés.
Allí estaban nada más y nada menos que James Dean muy al este del Edén y Monty Clift con camisa floreada, Liz Taylor mirando intensamente a cámara como una gata sobre zinc caliente, un melancólico Marlon Brando recostado contra uno de los pilares de Muro de la Mata con una copa de tintorro en la mano y el autor del Guernica tocado con un fez turco y calzando espardeñas.
Un camarero, atento a los pedidos, observa desde la puerta al simpático grupo flanqueado por el limpia de la casa, tan familiarizado con la cuadrilla que se echa un trago al coleto. Y, en el otro extremo, la divina Marilyn Monroe, radiante de lozanía y feliz al sol y sombra del mediodía logroñés.
Esa estampa más propia de Via Veneto en 'La dolce vita' era el reclamo de una exposición improvisada en el Ayuntamiento de Logroño. La pensó y realizó «a toda prisa» el equipo de Jesús Rocandio y Cámara Oscura (hoy Casa de la Imagen) a petición de Francisco Gestal, coordinador cultural municipal hasta hace escasos años. «Me llamó Pachi –recuerda el fotógrafo– porque les había fallado una colección que tenían programada y me preguntó si teníamos algo. En ese momento no teníamos nada, pero sí muchas ganas de hacer cosas, como siempre. Así que nos pusimos a ello».
Rocandio recurrió a amigos y colaboradores habituales como Bernardo Sánchez y Alberto Egido, además de la gente de Cámara Oscura y la Escuela de Teatro, con Ricardo Romanos al frente. Se les ocurrió «fotografiar en Logroño a personajes que jamás en la vida pasarían por aquí» y «vincularlos a grandes películas o imágenes famosas».
La idea era hacer una serie de fotografías en espacios típicos de la ciudad y luego incluir al personaje en cuestión mediante collage. Casualmente Adobe acababa de lanzar el programa Photoshp justo el año anterior, «pero nosotros optamos por la tijera y el pegamento».
Era atrevido y simple al mismo tiempo, casi un juego, y resultó divertido. Así surgieron seis imágenes como seis sueños delirantes: King Kong sobre el skyline de una Ruavieja con las obras del arquitecto Rafael Moneo en marcha y sin más rascacielos que las torres de las iglesias; la Estatua de la Libertad sobre el pedestal de Sagasta en la Glorieta, dónde si no; Rita Hayworth, brillante presidenta de La Rioja a las puertas del palacete de Gobierno y Lana Turner sustituyendo a Espartero en el epicentro del logroñesismo como una sacerdotisa del ídolo de la película 'El hijo pródigo'; la familia Tarzán al completo buscando a Chita por el parque del Carmen y, fuera de la escena cinematográfica, los Beatles revolucionando la música pop desde la Concha del Espolón. Lo nunca visto.
Solo faltaba montar la escena del Ibiza con unos cuantos amigos y actores de la escuela y resolver el cartel con las caras de los famosos: «Toño Pujades era Montgomery y su novia, Elizabeth Taylor; Pagoto era Picasso y Goíta era Marilyn... No me acuerdo de todos, pero fue un bombazo», recuerda Rocandio.
Tras la exposición, el Ayuntamiento editó una colección de tarjetas y, al año siguiente, encargó a cinco artistas plásticos la serie 'Logroño Postal'. Uno de ellos, Jorge Frías 'Sinsal' hizo treinta años después otra colección de fotomontajes-ficción titulada 'Siseriese'. Pero esa es otra historia. Para entonces Logroño ya había dejado de ser imaginario.
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Alfonso Torices (texto) | Madrid y Clara Privé (gráficos) | Santander
Sergio Martínez | Logroño
Sara I. Belled, Clara Privé y Lourdes Pérez
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