Fotografía de Clemente Bernad, en la primera exposición virtual del Reina Sofía. C. Bernad

Los desolados paisajes de la Covid-19

Clemente Bernad retrata los efectos de la pandemia en la calle en la primera exposición virtual del Reina Sofía

Lunes, 27 de abril 2020, 00:47

Con sus puertas cerradas, el Museo Reina Sofía se abre a todos en las redes con su primera exposición virtual. Se titula 'Ante el umbral' y reúne 30 fotografías en blanco y negro de Clemente Bernad (Pamplona, 1963) tomadas en las calles de Madrid durante ... el estado de alarma ante la Covid-19. Son los desolados paisajes urbanos de la pandemia, claroscuros en los que este «artista callejero» refleja también las emociones que genera el coronavirus y que tapan las mascarillas. Desde el inicio del confinamiento Bernad cruza cada día el umbral de su puerta, recorre y fotografía «una ciudad fantasmagórica» y regresa a casa con imágenes que captan más penumbra que luz. Su recorrido es «una suerte de viaje al inframundo», según Jorge Moreno Andrés, antropólogo, cineasta, fotógrafo y comisario de la muestra que refleja cómo «un ámbito familiar se transforma en un lugar extraño». «Nos asomamos al umbral con Bernad, que regresa del inframundo con la cámara llena de escenas que sirven para orientarnos en la oscuridad». «Es un trabajo doloroso del que con dificultad se sale indemne», apunta el comisario.

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Bernad, licenciado en Bellas Artes, fotógrafo y cineasta documental, transita espacios habitualmente bulliciosos ahora desiertos, «como si el tiempo de una larga noche hubiera anidado en las entrañas de la ciudad y no la soltara». Unos territorios urbanos «donde los límites y las distancias se desdibujan y se vuelven amenazantes», según Moreno.

Sus fotos testimonian el estado de ánimo de las pocas personas que retrata y en cuyas miradas se refleja «la sospecha y miedo» y «movimientos corporales hacia el repliegue o la huida». Bernad capta «a los que quedan cuando ya no queda nadie, los que viven entre cartones, con las puertas de su rellano siempre abiertas». «Cuerpos solitarios que en una urbe vacía recuerdan a los restos de un naufragio», dice el comisario.

El navarro confronta a estos náufragos con otros «que flotan en el asfalto también sin destino», con objetos como «los guantes que primero sirvieron para salvarnos de nosotros mismos y que ahora, abandonados y mutilados sobre las aceras, evocan a todos los cadáveres sin duelo que está dejando la pandemia». Bernad los examina con detenimiento, y al fotografiarlos «quiere representar un dolor que pueda ser visto y compartido lejos de cifras y de números».

«Entre seres invisibles, enmascarados, deambulantes, abandonados, vaga Clemente Bernad, como un fantasma que merodea por esa especie de atmósfera o Laguna Estigia en la que ha quedado convertida la calle», resume el comisario.

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