Estatua del príncipe Eugenio de Saboya y el balcón desde el que se anunció el 'Anschluss'. Afp

Desnazificar el balcón de Hitler

Austria intenta quitarle misticismo al lugar donde el Führer proclamó el 'Anschluss', la anexión a Alemania, en la Casa de la Historia

Martes, 26 de septiembre 2023, 00:26

El 15 de marzo de 1938, Adolf Hitler estaba muy feliz. Rodeado de todos los gerifaltes nazis, observaba cómo miles de sus compatriotas se congregaban en la plaza de los Héroes, frente a la Casa de la Historia de Viena para jalearle. Uno de sus ... grandes sueños ya se había cumplido: el 'Anschluss', la unión de Alemania y Austria en un solo país. Hitler salió al balcón, extendió el brazo, fue aplaudido y soltó los habituales disparates nazis.

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El lugar, que en un primer momento se construyó en madera para luego fabricarse en piedra para inmortalizar el acto, se convirtió en un lugar apestado. Las autoridades austriacas no querían saber nada de ese espacio y, por supuesto, estaban dispuestas a impedir que cualquiera quisiera homenajear a la persona que provocó la Segunda Guerra Mundial con todas sus terribles consecuencias. Lo cerraron y las visitas guiadas a la Casa de la Historia omitían cualquier mención a ese sitio -más una terraza que un balcón-, aunque sus responsables apelaron hace cuatro años al Ejecutivo del país alpino para que se pudiera abrir. Sin éxito. Hasta ahora. Y gracias a la extrema derecha austriaca.

La sección juvenil del Partido de la Libertad de Austria (FPÖ, en sus siglas en alemán) publicó hace un mes un vídeo en el que alertaba de los 'males' que azotan a Europa y su país, como la «distopía multicultural», el «adoctrinamiento liberal de izquierdas» y la prensa. Entre las imágenes de marchas por el bosque y paseos con antorchas, aparecen unos jóvenes de espalda mirando el famoso balcón. Unos segundos que hicieron cambiar de opinión a los responsables culturales del país centroeuropeo, que comenzaron a planificar las visitas.

Respuesta a una «curiosidad»

«Hemos notado la necesidad de satisfacer una curiosidad de la sociedad», explicaba la directora del museo Monikka Sommer a AFP sobre el súbito interés por este particular sitio, que solo visitó un pequeño grupo de personas en 1992 desde el final de la Segunda Guerra Mundial. Entre ellos, el escritor, superviviente de los campos de concentración de Auschwitz y Buchenwald y Nobel de la Paz, Elie Wiesel.

La iniciativa pretendía también luchar contra las 'fake news' que inundan internet, recalcar la importancia de la educación contra los mitos y quitarle misticismo que pueda tener ese lugar. Pero los visitantes se quedaron a medias. A través de una puerta acristalada pueden observar la famosa terraza, pero no acceder a ella por motivos de seguridad: la barandilla es muy baja.

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Pero no es el único problema con su pasado nazi al que se enfrenta Austria. Otro foco es la casa natal de Hitler en Braunau am Inn. El propio Führer dijo que quería que su casa tuviera una función administrativa. El Gobierno apuesta por una comisaría. La duda radica en que si con esa decisión no se cumplirán los deseos del dictador.

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