![La cultura se reprograma y atisba su salvavidas en un otoño sin virus](https://s1.ppllstatics.com/larioja/www/multimedia/202004/15/media/cortadas/Cimarro-Merida-RwSiRYHkDOR2cEpCJ6ZycoJ-1248x770@RC.jpg)
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El coronavirus se ceba con la cultura. Es uno de los sectores que más tardará en recuperarse cuando pase la pesadilla que paraliza teatros, cines, rodajes, giras y conciertos, y que tiene en el aire la celebración de todo tipo de eventos. A la espera de ayudas públicas, el sector contiene la respiración ante la más que previsible debacle estival y atisba su salvavidas en un otoño normalizado y sin virus.
«Si no tenemos otoño, que el país se olvide de la cultura. La industria cultural puede desaparecer», advierte Jesús Cimarro, director del Festival de Teatro Clásico de Mérida. Como sus colegas, está a la espera de lo que determine Sanidad sobre la desescalada y los aforos. Ninguno de los grandes festivales españoles se ha cancelado, pero saben que deben apostar por espectáculos más reducidos, renunciar a compañías internacionales o buscar nuevas fechas. En mayo tomarán decisiones cruciales.
Mérida mantiene la programación de su 66 edición, pero Cimarro se ha fijado el 15 de mayo como fecha límite para decidir si sigue adelante. Si para entonces no están en marcha los ensayos, ve «difícil» estrenar en julio. Cimarro, que lleva nueve años al frente de un festival que dura dos meses y que el año pasado sumó 182.000 espectadores, sí ha decidido prescindir del espectáculo inaugural, una compañía internacional «que sería difícil mover».
También el Festival de Teatro Clásico de Almagro renuncia a algunas compañías foráneas. Ignacio García, su director, reprograma estos días formatos y aforos de su 43 edición, del 2 al 26 de julio, para poder alzar el telón. «Preparamos un diseño y una dimensión que nos permita ser ágiles y adaptarnos a las medidas sanitarias que se requieran», dice consciente de que el carácter internacional de la cita pende de un hilo. Si Almagro se celebra en fecha, sabe que «dará esperanza a los demás» y será «un laboratorio» para retomar la actividad teatral. Con 55.000 espectadores y medio millón de euros de recaudación en 2019, el desafío es repetir esas cifras.
Festivales de música clásica y danza como los de Granada o San Sebastián esperan a que Sanidad marque pautas y se pronuncie sobre los aforos para decidir. Tienen sus programas cerrados y saben que deberán ajustarlos si no hay suspensión.
Antonio Moral, director del festival de Granada que mantiene las fechas de su 69 edición, del 25 de junio al 12 de julio, suspendió la venta anticipada de entradas con el decreto de alarma. Aún no ha cancelado nada, pero no descarta retrasarlo a julio o septiembre para salvar la edición.
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José Antonio Guerrero
Patrick Alfaya, al frente de la Quincena Musical de San Sebastián que se celebra en agosto, espera primero las directrices sanitarias y el respaldo del público si se dan las circunstancias para seguir adelante. Ha vendido casi 200 abonos en estos días.
El FIB de Benicàssim y el Mad Cool de Madrid, las grandes citas musicales de julio, deshojan la margarita sin anunciar, de momento, cancelación o aplazamiento. A primeros de mayo actuarán en función de lo que determine Sanidad. «Entonces decidirán», apunta Patricia Gabeiras, directora de la Asociación de los Festivales de Música (FMA). Si se vieran forzados a suspende por «causa de fuerza mayor», piden plazos amplios para afrontar la devolución o el canje de entradas y «salvar» a muchas empresas del sector.
El primer festival pospuesto fue el de Cine de Málaga, cuyo equipo reordena las fechas y las películas con la vista puesta en agosto y ha llevado a las redes secciones como MAFIZ (Málaga Festival Industry Zone) y Málaga WIP (Málaga Work in Progress). El otoño, con la idea de tener para entonces el virus bajo control, es el horizonte de esperanza para la grandes citas del cine, como San Sebastián, la Seminci de Valladolid, Sitges, Sevilla o Gijón. Los directores de una veintena de festivales cinematográficos han pedido a Beatriz Navas, directora del ICAA, medidas de apoyo para afrontar aplazamientos o suspensiones.
La Semana Negra de Gijón, programada del 3 al 12 de julio, es de los pocas citas literarias que se mantiene. La Feria del Libro de Madrid se apresuró a anunciar el aplazamiento a octubre, del 2 al 18, en El Retiro y con Colombia como país invitado. Sant Jordi la gran fiesta del libro y la rosa en Cataluña se celebrará el 23 de julio, y quizá con mascarilla. Un retraso de tres meses que busca celebrar el popular encuentro sin restricciones sanitarias en la festividad de Santa Brígida de Suecia, patrona de Europa.
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