Tras la decepción y el hondo malestar que ha generado en el mundo cultural José Manuel Rodríguez Uribes por no haber concretado ayudas, el sector espera ahora que el ministro de Cultura presione a sus colegas de Hacienda y de Economía y lleguen los tan vitales fondos que demandan las artes escénicas, el libro y el cine. Reclaman medidas con contenido que permitan a un sector singular y muy tocado reponerse del mazazo de la paralización que se comerá el 50% de la facturación del libro, que tiene en dique seco al cine y al teatro, y al sector gráfico con el futuro amenazado.
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«La cultura supuso el año pasado un 3,2% del PIB, unos 40.000 millones de euros. Da sustento a más de 700.000 familias, y es casi un 3,6% del empleo del país», destaca Jesús Cimarro, presidente de la Academia de las Artes Escénicas y de la Federación de Empresas de Teatro y Danza que desea oír «que se lucha, al fin, por la supervivencia de la cultura».
«Somos un sector atípico, ni mejor ni peor que otros, y los decretos del Gobierno para la industria en general no valen para las empresas y los profesionales de la escena, que fuimos los primeros en cerrar y seremos los últimos en abrir», señala Cimarro. Entre las 52 medidas laborales, económicas y fiscales que reclaman, las primordiales son un fondo de auxilio a los trabajadores y que el IVA de las entradas y de los cachés de los teatros públicos baje del 21 al 10%.
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«No es para pagar menos. Es para crear más actividad y empleo. Lo que el Estado deje de cobrar en IVA lo recuperará como IRPF y cotizaciones de la Seguridad Social», plantea este productor «con 110 trabajadores e ingresos cero».
«Si no se actúa ya, en junio estaremos en la UVI y no habrá día de después», calcula Cimarro. Cree que a finales de ese mes o principios de julio se podría retomar la actividad. «Si hay que hacerlo con mascarillas, pues así será», dice un «pragmático» que quiere pautas de Sanidad, Trabajo y de la Seguridad Social. «Si se estrangula un modelo de negocio, no hay futuro. Necesitamos plazos e información concreta», reclama. «No somos suicidas; no pedimos más de lo que nos corresponde como sector. De ahí la molestia con el ministro cuando dijo que primero la sanidad y luego el cine. Nadie cuestiona que lo primero es la sanidad, pero en paralelo todo lo demás», arguye. «Le dijimos al ministro que por ahí no, que hay que ir por otro sitio, y lo han reconocido», se felicita. «Con el comercio y con el turismo somos de los primeros de la cadena, una gran industria», reitera. «Qué sería de la ciudadanía sin consumir productos culturales en las redes y en la televisión estos días. Se hubieran tirado por los balcones. A través de las redes se consume teatro, cine, exposiciones, conciertos... Detrás de lo que ven, hay 720.000 familias trabajando para que llegue a sus hogares», recuerda.
Miguel Barredo y Patrici Tixis, presidente y vicepresidente de la Federación de Gremios de Editores y Libreros, calculan que se perderá el 50% de la facturación del libro. Reclaman subvenciones directas, créditos blandos que den liquidez y más presupuesto para que las bibliotecas públicas compren libros y que se apliquen «por fin», en todo el país medidas como el bonolibro y el cheque para los libro de texto.
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«La decepción con Uribes fue tremenda. Dejó claro que la cultura no es un sector esencial, y menos aún el libro, que está en su base. Demostró falta de sensibilidad y capacidad», dice Tixis, que espera soluciones concretas. «Sin ellas pueden irse a pique muchas empresas y librerías que no facturan, no ingresan y no pueden pagar las facturas». «El 70% del atomizado sector del libro –nuestra primera industria cultural, que mueve 2.400 millones de euros con unos 100.000 empleos y 3.900 librerías– son pequeñas y medianas empresas que sin ayudas se quedarán en el camino», vaticina Barredo. «El sector está tocado en su línea de flotación y espero que el Gobierno sea sensible», agrega.
«Pedir no es un término que me agrade», dice Mariano Barroso, presidente de la Academia de Cine. «Es muy difícil que nuestra profesión encaje en los criterios generales», apunta reclamando «el reconocimiento de la especificidad de los empleos intermitentes del cine de lo que viven decenas de miles de familias».
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«Como todos los sectores que generan riqueza para el Estado, esperamos que la Administración nos atienda. Pero somos muy conscientes de la situación y apoyamos con toda la fuerza y energía a quienes están en la primera línea de esta crisis», dice Barroso que, sin criticar a Uribes, dice «confiar en Hacienda».
«El cine, paralizado al 100% con el estado de alarma, es tan esencial como el turismo y conoce altibajos, como otros sectores», indica el cineasta. «Antes que pedir, creo que hay que estructurar propuestas en positivo para que intervenga no solo el Estado, que al final somos todos, sino también la iniciativa privada. Con gente muriendo por centenares, no vamos a decir qué hay de lo nuestro», concluye.
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