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Si el pasado viernes la empresa Transportes y Mudanzas Mayoral iniciaba el despliegue de su logística en torno al Palacio de los Chapiteles, aunque solo fuera en forma de cajas de cartón plegables, ayer por fin el camión, la escala y los operarios comenzaron ... a trabajar en la calle Portales.
Buena parte de los muebles y otros enseres pertenecientes a la Consejería de Igualdad, que dirige Raquel Romero, de Unidas Podemos, fueron embalados y transportados a una de las alas del edificio de la Bene, de donde salieron hace ahora un año.
No obstante, dicha consejería tardará todavía un tiempo en ponerse en marcha en las nuevas instalaciones –excepto los servicios más urgentes–, pues sus altos cargos y empleados necesitan alguna pequeña obra o adaptación de los puestos de laborales, lo que podría demorar su puesta a punto al cien por cien hasta después de la Navidad.
Hoy es el día previsto para que la Dirección General de Cultura, con Ana Zabalegui al frente, comience a desembarcar en el Palacio de los Chapiteles. Son alrededor de veinte puestos, cargos políticos incluidos, los que ahora deberán acomodarse a este emblemático edificio del siglo XVI.
Aunque todavía existen algunas incógnitas sobre dónde van a ir instalados todos y cada uno de los puestos de trabajo, lo que sí parece seguro es que la tienda-librería no se moverá del sitio y recuperará su necesario almacén. De la misma forma, y por el hecho de ser el cargo de más alto rango en el edificio, la directora general de Cultura ocuparía el despacho principal de la planta noble, que hasta ahora albergaba a la consejera Romero y, con anterioridad, al director o directora del Instituto.
Según fuentes de Cultura, la idea pasa por hacer del Palacio de los Chapiteles un centro de referencia en el cogollo de la capital, con dependencias como el Archivo Histórico Provincial (c/ Rodríguez Paterna), la Biblioteca Pública (c/ La Merced) y el Museo de La Rioja (plaza de San Agustín) a muy pocos metros de la Dirección General de Cultura, que de esta manera se desgaja –físicamente– de la Consejería de Educación.
En cuanto a la ubicación de funcionarios y empleados, todavía no se ha concretado dónde irán unos y otros, aunque la lógica dice que los trabajadores del Instituto de Estudios Riojanos deberían permanecer juntos –como hasta hace pocos meses–, al igual que el resto de las dependencias de la Dirección General de Cultura.
No obstante, independientemente de la idoneidad del proyecto para amalgamar y acercar todos los servicios vinculados a Cultura, parece evidente que no se han tenido en cuenta los dos mandatos del Parlamento de La Rioja por los que el IER debía recuperar sus anteriores dependencias, en espacio y servicio.
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