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El regreso de las vacaciones es, seguramente, uno de los momentos más convenientes para, al tiempo que se vuelve a la rutina de lo cotidiano, hacer una visita a la consulta del dermatólogo. Es la hora de evaluar el impacto sobre la piel de ... un veraneo donde la dinámica del ocio tiende a relajar las precauciones y a saltarse las reglas. Es muy habitual la frase «estas semanas me he pasado... (con la comida, con los recortes al sueño, con la exposición al sol...)», unos excesos que ahora deben corregirse.
La piel es el órgano más extenso de nuestro cuerpo y, como tal, seguramente el más expuesto a las agresiones externas. Además de corregir y curar los posibles excesos y lesiones, el dermatólogo se encargará de fijar una estrategia de prevención adecuada, de cara a los cambios otoñales. Durante el verano, la piel se reseca y ahora es el momento de una profunda exfoliación para eliminar las células muertas y de una buena hidratación. Como también lo es para restaurar los hábitos de vida saludables que refuerzan nuestro bienestar y frenan el envejecimiento de nuestra piel.
Hay que prestar una especial atención a las partes de nuestro cuerpo que han estado más expuestas al impacto de los rayos solares y seguir protegiéndolas también el resto del año. Porque hay un error bastante extendido, que consiste en pensar que la protección solar y la hidratación únicamente deben aplicarse cuando se toma el sol en la playa. Sin embargo, ambas precauciones siguen siendo necesarias también todo el año. Es fundamental seguir usando fotoprotección solar todo el año. La mayoría de las hidratantes llevan factor de protección solar.
El sol provoca cambios en la estructura de la piel haciendo que aparezca arrugada, con manchas pigmentadas y una superficie menos lisa de lo que correspondería por la edad.
El envejecimiento de la piel se va manifestando porque la piel adelgaza, se vuelve más seca, pierde poco a poco elasticidad, tonicidad y firmeza. Aparecen arrugas, se pierde luminosidad y la piel adquiere un tono más apagado.
La piel ha estado expuesta al sol, al cloro de las piscinas, a la sal del mar... Es fundamental también una buena higiene, y exfoliar para renovar la piel, y dar a nuestra piel más luminosidad y mejores condiciones cosméticas. Es importante hidratarla bien. La hidratante perfecta no existe. Hay que adaptar la crema al tipo de piel, al estado de la piel, a la edad, a la parte del cuerpo que vamos a hidratar. No solo debemos hidratar y cuidar la piel de la cara, sino también la piel de las manos expuestas a las agresiones medioambientales y a las sustancias, muchas de ellas con capacidad irritante, que manipulamos todos los días. Y no olvidemos el resto de la piel del cuerpo, para prevenir la sequedad.
Es un buen momento, como decía antes, para la visita al dermatólogo para que nos prescriba el tratamiento adecuado para el envejecimiento producido por el sol con dermocosméticos con ácido retinoico, ácido glicólico, Vitamina C, etc., y si es preciso realizar tratamiento con peeling químico, láser, toxina botulínica, rellenos de Acido Hialurónico, etc.
Con la exposición al sol, se ha producido más producción de melanina, y a veces, estas exposiciones han sido excesivas y sin la protección adecuada y se ha producido la aparición de manchas en nuestra piel, que fundamentalmente son de dos tipos: los lentigos solares de color marrón parduzco, que aparecen sobre todo en la cara, escote y dorso de las manos; y el melasma o cloasma, que es muy frecuente en las mujeres porque además del sol influye el factor hormonal, suelen aparecer en el labio superior, frente y mejillas. El especialista nos indicará el tratamiento que debemos realizar.
En esta visita al dermatólogo es el momento idóneo para hacer una revisión de los lunares, sobre todo si en alguno de ellos se ha observado alguna modificación, como aumento de tamaño, cambio de color, picor, etc.
Las claves para mantener una piel sana se basan principalmente en una dieta equilibrada, sin tabaco, alcohol con moderación, higiene, hidratación y uso del cosmético adecuado, y una correcta protección del sol. No descuide en su agenda la visita otoñal al dermatólogo. Será un cierre saludable a sus vacaciones y su piel se lo agradecerá.
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