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A pesar de su importancia, frecuentemente nos olvidamos del cuidado de las manos. Un descuido que resulta incomprensible, si se tiene en cuenta el gran número de funciones que desarrollan estas extremidades. Con las manos trabajamos, acercamos la comida, la bebida o expresamos nuestras emociones, ... entre otros muchos cometidos.
Ello significa, en la práctica, que las manos son la parte del cuerpo más expuesta a los peligros e impactos procedentes del exterior, como los cambios de temperatura o las sustancias que manejamos en nuestros hobbies y trabajos, por citar sólo una pequeña parte de las posibles agresiones.
Consejos para unas manos perfectas
1
Para el lavado de las manos utilice agua tibia y, si es posible, un jabón suave que no contenga perfumes. O panes dermatológicos.
2
Seque las manos meticulosamente, sin olvidar los espacios que quedan entre los dedos.
3
Siempre que sea posible, evite al máximo el contacto directo con detergentes y otros agentes de limpieza potentes
4
No deje que su piel entre en contacto con disolventes y quitamanchas, como el alcohol, la gasolina, el tricloretileno, la trementina y los diluyentes.
5
Evite el contacto directo con ceras y productos para pulimentar o dar brillo a los metales, el calzado, el suelo, el coche, los muebles y las ventanas.
6
No pele o exprima con las manos desnudas ajo, cebolla, naranjas, limones, pomelos, tomates o patatas recién cogidas. Ni limpie pescado u otros alimentos húmedos.
7
Cuando haga frío, protéjase mediante guantes.
8
En caso de utilizar guantes para lavar los platos y la ropa, deben ser de plástico y nunca de goma, pues causan con frecuencia una alergia sobreañadida.
9
Recuerde, use siempre guantes de hilo o algodón y encima de goma.
10
No olvide que la piel de las manos tiene tendencia a resecarse; consulte a su dermatólogo que le aconsejará una crema de manos para el cuidado de las mismas.
Las manos son, además, una expresión estética de primer orden, casi siempre a la vista. Son la herramienta con la que debe procurarse el sustento quien carece de la fortuna suficiente para vivir de sus rentas. Jorge Manrique decía, muy gráficamente, que la muerte trataba por igual a los ricos que a quienes vivían «de sus manos», o sea, los obligados a trabajar.
Y unas manos bien cuidadas constituyen una aportación fundamental a la belleza del cuerpo. Por eso, es importante protegerlas y vigilarlas continuamente para mantenerlas sanas, que es la base imprescindible para su belleza.
El cuidado adecuado de las manos no es tarea fácil y, por ello, las prescripciones del dermatólogo constituyen la mejor receta.
No todas las manos realizan las mismas tareas ni sufren las mismas agresiones y, por ello, las protecciones y tratamientos han de ser muy diferentes.
Nos limitaremos aquí a unos consejos elementales para acelerar la curación y evitar recaídas del eccema de las manos: utilizar agua tibia y jabón sin perfumes ni antisépticos para el lavado; evitar el contacto directo con detergentes y productos de limpieza potentes, así como con disolventes y diluyentes; no aplicar directamente con las manos lociones, cremas o tintes del cabello; utilizar guantes con el frío; no pelar o exprimir con las manos desnudas alimentos como ajo, cebolla, naranjas, limones, pomelos o patatas recién cogidas, como precauciones básicas. Tampoco se olvide de mantener bien hidratadas sus manos. Y no utilice cremas de cortisona sin una consulta previa a su dermatólogo.
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