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La inoportuna y contraproducente proximidad de dos óperas en menos de cuatro días en Logroño ('El barbero de Sevilla' de Riojafórum el día 12 y ... ésta 'Turandot' del Bretón el 16) no pareció afectar al fiel y fogoso público operístico habitual en el Bretón, que lucía un lleno hasta la bandera con abundancia de jóvenes, especialmente en las zonas altas. No ocurrió lo mismo en Riojafórum, con una escasa media entrada, lo que debe hacer meditar a nuestros programadores culturales que no es de recibo que tengamos dos óperas juntas ahora, para luego esperar ocho meses de sequía hasta tener otras dos en noviembre, y así cada año. Un despropósito que perjudica a las dos compañías que nos visitan y más directamente al aficionado riojano.
Y acertó el público con la impresionante 'Turandot' que tuvimos la suerte de disfrutar: fue algo espectacular, la mejor representación de ópera que ha pasado por Logroño. Ya nada más comenzar nos fuimos quedando pegados al asiento con la formidable prestación del Coro Lírico Siciliano, primer y omnipresente protagonista en esta ópera, con un color vocal bellísimo y una intensidad espectacular. Es una de las veces que más me ha impactado la actuación de un coro, que además estuvo pletórico tanto en los momentos salvajes como en los íntimos, llegando entero hasta el glorioso final, ¡y eran sólo dos docenas de voces!
No se quedaron atrás los principales cantantes, empezando con la soberbia soprano dramática francesa France Dariz, con su brillante carrera incipiente con los más exigentes papeles de su cuerda y que nos dejó una Turandot para el recuerdo, con una voz caudalosa en el centro y una autoridad increíble en sus terroríficas ascensiones a la zona aguda, donde mantenía el bello color de su voz. Fue un asombroso descubrimiento y una grandísima Turandot.
El tenor murciano David Baños es ya un 'viejo' conocido por sus numerosas visitas a este escenario, con su voz de volumen impactante, refulgente en los agudos, valiente en su total entrega y con un evidente progreso en su línea de canto, cada vez más apreciable. No es cantante de grandes matices, pero supo ofrecernos la esperada aria 'Nessun dorma' con suma belleza y brillantez. Completaba el trío principal la soprano coreana Yeonjoo Park, como la dulce esclava Liù, con su exquisito estilo de canto y su perfecta introspección, aunque su voz sea un poco metálica para este papel, que requiere un timbre algo más sedoso y escatimara algún sutil matiz en sus dos preciosas arias. Formidables los tres grotescos personajes Ping, Pang y Pong, fenomenalmente cantados y actuados. El barítono gerundense Guillem Batllori es un cantante 'de cuerpo entero' y lo demostró como Ping, doblando además como Mandarín. Una voz con mucho futuro.
Estupendos también los tenores italianos Davide Benigno como Pong y Francesco Congiú como Pang. Significado especial tiene la presencia del excelente bajo ucraniano Viacheslav Strelkov, en las extremas circunstancias que vive su país, redondeando un magnífico Timur. El coreano Inheyong Hoang fue un correcto emperador Althoum. La nutrida orquesta estuvo a excelente nivel a las órdenes del bien conocido director eslovaco Martin Mazik, magnífico concertador. La presentación escénica estuvo mejor que bien y el público aclamó y braveó en pie a los artistas como nunca había visto en Logroño. ¡Un auténtico milagro operístico lo de esta increíble Compañía Lírica Ópera 2001! ¡Gracias mil!
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