Agustín Fernández Mallo sufre una España con «déficit de pensamiento analítico». Ignacio Gil

Agustín Fernández Mallo

Físico y escritor
«Creamos adultos infantilizados, que como los niños lo quieren todo y lo quieren ya»

No cree en la generosidad sin más, ni ve la necesidad de actuar de un modo altruista. Pone el acento en los pactos, que son la base de la convivencia y de los que depende el futuro de la Humanidad, hoy en manos de un nuevo capitalismo voraz

Domingo, 14 de mayo 2023, 01:08

Nacido en 1967, físico y escritor, se considera gallego de cuna y mallorquín de adopción. Premio Europeo de Literatura 2022 por la trilogía 'Proyecto Nocilla', su ensayo 'La forma de la multitud', publicado por Galaxia Gutemberg, logró el I Premio de Ensayo Eugenio Trías. En ... él trata, entre otros temas, de las nuevas formas del capitalismo. No le parece nada descabellada esta reflexión de Frederic Jamenson: «Es más fácil imaginar el fin del mundo que el fin del capitalismo». No toma copas.

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- ¿Qué somos?

- Seres incompletos, pero esa imperfección es la que nos hace avanzar.

- Y cuerpos...

- Opino que los cuerpos son sistemas deslocalizados; no solo estamos aquí y ahora, sino que también estamos en todos esos lugares en los que alguna vez estuvimos, lugares en los que hemos dejado residuos, que pueden ser físicos o simbólicos. Yo estoy en Japón ahora mismo si me estoy comunicando con una persona que vive allí. Puede decirse que algo de mí está también en aquel lugar.

- ¿Por qué hay una vaca en su perfil de WhatsApp?

- Porque forma parte de la portada de un disco de Pink Floyd ['Atom Heart Mother' (1970)], muy experimental y muy extraño que, aunque no es mi preferido, me trae buenos recuerdos. Y porque me gustan las vacas, son animales que siempre me han transmitido mucha paz.

- ¿Qué le ha ocurrido desde siempre?

- Desde niño ya era muy inquieto, siempre andaba buscando algo, sin saber muy bien qué. Eso ha seguido pasando: buscas algo que te satisfaga, que te llene, y no terminas nunca de encontrarlo.

- Algo que está relacionado con lo que usted llama 'capitalismo antropológico'.

- Esa sensación de falta de satisfacción nos hace que estemos siempre en continuo intercambio de materiales y símbolos con el exterior.

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- ¿Qué estado de ánimo predomina en usted?

- Un estado de ánimo emocionado, siempre estoy pensando en ideas que me seducen, que me excitan. Un estado de ánimo optimista y activo, no conozco el aburrimiento y, cuando me acuesto, pienso en algo que me excite mentalmente para poder conciliar el sueño. Solo dejo de pensar cuando duermo, y me alegro de tener un estado de ánimo chispeante.

La presión social

«Si vas en contra de la opinión pública, serás apedreado en la plaza pública»

- ¿Le gusta regalar?

- La idea de que el regalo es altruista es falsa. Todo regalo se hace para recibir algo a cambio, aunque sea simbólico.

- Usted habla de 'capital simbólico'.

- Exacto, hacemos cosas, como regalar o dar limosna, esperando que algún día obtengamos por ello un beneficio: económico, prestigio social, paz interior... Volvemos al intercambio de bienes. Contrariamente a lo que afirman algunos sistemas morales-económicos, todo regalo es una expresión no de caridad hacia el otro, ni mucho menos de amor o de cuidados o de solidaridad, sino de poder y dominación.

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- ¿No contempla la existencia de la generosidad plena?

- Obviamente no, no se me ocurre ningún ejemplo en ese sentido.

- No somos una especie desinteresada...

- ... ¡ni falta que nos hace! No veo nada malo en ello, no veo la necesidad de hacer algo de un modo altruista; además, es que me parece imposible.

- ¿Y qué no lo es?

- Llegar a pactos, eso es posible y es lo importante. Los pactos son la base de la convivencia, no el altruismo. La base del futuro de la Humanidad está en los pactos, sin ellos no vamos a ninguna parte.

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- ¿Vive cómodo en este sistema capitalista?

- Ni me gusta ni me disgusta; es lo que hay y tengo que funcionar con ello, sencillamente.

- ¿Y qué le deja perplejo de su comportamiento?

- El capitalismo, como una masa informe, sabe adaptarse a cualquier contexto y circunstancia. Por ejemplo, con respecto a lo que llamo 'emocapitalismo', es decir, el capitalismo vehicular a través de nuestras emociones, vemos el gran cambio que se ha producido. Hasta finales del siglo XX, los poderes en general, el mercado, los Estados, tu ayuntamiento..., o incluso los profesores en las universidades, aplicaban la idea de ser coercitivos, de obligarnos a hacer algo, considerando que era bueno vigilar y castigar.

- ¿Y qué pasó?

- Que llega un momento en que los poderes se dan cuenta de que ya es una forma muy torpe de funcionar y, entonces, optan por el modo contrario: no te vamos a obligar a hacer nada, tú solo lo vas a hacer. Nosotros vamos a satisfacer todos tus deseos y todas tus emociones. Bastará con que tú sientas algo, con que tengas una emoción que creas tuya y verdadera, para que sea satisfecha. Por supuesto, ahí estará el mercado para obtener algo de ti.

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La nueva realidad

«Si hay gente que piensa que la Tierra es plana, el mercado estará ahí a su disposición»

- ¿Por qué nos dejamos engañar?

- Porque se están creando adultos infantilizados, que al igual que los niños, lo quieren todo y lo quieren ya, ¡ahora! Hace 40 años te decían, '¡calla, eso es imposible!'. Hoy en día, el sistema capitalista ha sabido, digamos, vehicular esa emoción o ese capricho tuyo y te dice, 'claro, por supuesto, no te vamos a obligar a nada, tú solo ya nos vas a ir dando dinero porque vamos a satisfacer cada una de tus emociones'. Y cuando hablamos de adultos, y finalmente estos se dan cuenta de que es imposible satisfacer todas las emociones, necesidades y caprichos de alguien, aparecen las depresiones ya que no me dan todo lo que yo quería; bueno, las depresiones o lo contrario, los ataques de ira o de violencia porque me han acostumbrado a pensar que puedo tenerlo todo y, de repente, me he dado cuenta de que no es posible. Sí, somos una sociedad en general infantilizada.

Logística aristotélica

- ¿Y como se ha llegado a esto?

- La sociedad ha abandonado, digamos, el sistema de pensamiento aristotélico o de la lógica aristotélica, que es la lógica de la autocrítica, que al final, si te fijas, es la lógica de la ciencia, de la filosofía, y de cuestionarse todo el tiempo algo y someterlo a la revisión crítica. Las ciencias se han fundamentado en la racionalidad, en argumentos que puedan ser validados o refutados. De lo contrario, cualquier opinión vale con tal de que esté basada en una emoción, lo cual es propio de las mentes infantiles. La opinión pública se basa hoy en las sensaciones. Tienes una sensación y, por el mero hecho de tenerla, parece que eso ya es un argumento de autoridad.

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- Ponga un ejemplo.

- Si hay gente que piensa, porque así lo siente, que la Tierra es plana, el mercado estará ahí a su disposición. La opinión pública se ha convertido en una nueva religión, y si vas en contra de la opinión pública, serás apedreado en la plaza pública, sea una plaza física o una plaza en internet, en las redes sociales, etcétera. Cualquier cosa que digas, otros querrán polarizarla. Todo es o blanco o negro, y hay que estar siempre, y ante todo, a favor y en contra. Y no, claro que no, ni todo es blanco ni todo es negro. No hay autocrítica, consideramos lo que sentimos bueno y verdadero, porque yo lo siento y ya está, sustituyendo la lógica por el dogma y los argumentos de la razón por una especie de fe.

Las redes sociales

«Sé que hay miles de Agustines Fernández Mallo funcionando por internet»

- Y este panorama que describe, justo en un momento de grandes retos por delante.

- Sí, pero tengo que decirle que yo no soy apocalíptico y que no creo en el fin del mundo, que es algo que nos vienen contando desde hace cuarenta siglos. Todas las religiones han ficcionado con el fin del mundo y toda civilización ha ficcionado con su propio final. En eso nos diferenciamos de los animales, porque ellos no ficcionan acerca de su propio fin. Nosotros lo hacemos porque somos complejos, lo cual no está mal. Las religiones nos venden el apocalipsis para meter miedo, porque desde el momento en que nos meten miedo nos tienen controlados; no hay mejor forma de control que el miedo. Y, frente a los retos de los que me habla, siempre hay mentes y mecanismos por los cuales la especie humana no se suicida, siempre habrá mecanismos de control que funcionen para poner un poco de racionalidad. No creo que el ser humano se vaya a suicidar por voluntad propia.

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- ¿A qué se refiere cuando cita el 'amor estadístico' o el 'amigo estadístico' o el 'yo estadístico'?

- Hemos dado a las redes sociales, al banco, a los lugares donde hacemos compras 'online', etcétera, millones de datos de todos nosotros con los que las empresas, los gobiernos y muchísimas otras plataformas crean nuestras identidades paralelas. Sé que hay miles de Agustines Fernández Mallo funcionando por internet a través del mundo, haciendo gestiones que yo no controlo y que probablemente nunca pueda controlar. Se trata de nuestra identidad estadística; y lo que hace lo que denomino el 'capitalismo de tiempo infinitesimal' es manejar a través de medidas algorítmicas todos esos datos nuestros, en tiempos infinitesimales, para generar comercio, dividendos y dinero sin que nosotros lo sepamos. Hablamos de un nuevo tipo de capitalismo que se da en el mundo internauta en tiempos infinitesimalmente pequeños y a través de datos que nosotros hemos vertido; se van construyendo identidades estadísticas nuestras que funcionan como consumidores. Con nuestros datos sesgados y limitados que vamos dejando en las redes, crean una identidad que utilizan para predecir cuál será nuestro comportamiento en un futuro. Los 'bots' manejan la bolsa y nuestros datos, nuestras compras, todo, en tiempos que nosotros no podemos percibir. Por primera vez, y eso abre una perspectiva antropológica nueva, el ser humano opera a través de un yo que no maneja y que funciona en milisegundos, por tanto fuera de la escala humana.

Incredulidad

«Nos han hecho creer que en el ocio disfrutamos como queremos, pero no es así»

- ¿Usted qué propone?

- En esta época, como en cualquier otra, vuelvo a insistir en que el principal peligro es siempre la falta de autocrítica y de reflexión; eso para mí es lo más peligroso, que nos convenza cualquier cosa que nos digan. Tenemos que estar dispuestos a repensar ideas que uno tenía muy fijas y de las que estaba muy seguro, pero que a lo mejor no eran tan acertadas.

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- También insiste en que el ocio es otra nueva religión.

- Nos han hecho creer que en el ocio disfrutamos como queremos, pero no es así. Pensamos que estamos de vacaciones y lo que estamos es... trabajando como siempre para alguien: bares, agencias... Siempre estamos trabajando para sostener algo, nada queda fuera del capitalismo, nada.

Seguridad y Europa

- ¿Qué le provoca la guerra en Ucrania?

- Muchísimo desasosiego, lógicamente, porque lo que pasa en Europa es muy curioso. Por un lado, es el lugar más seguro del planeta Tierra; es decir, tú cuando sales de Europa te das cuenta de que Europa es como Disneylandia, aquí nunca pasa nada, es de las pocas zonas del planeta donde puedes salir a la calle sin ir armado. Los que vienen de Latinoamérica, Asia, Estados Unidos, se quedan muy sorprendidos de la seguridad que hay en Europa, donde en general se puede ir solo a las tres de la madrugada por el centro de una gran urbe, algo que en la mayoría de ciudades del mundo es impensable. Por una parte, ya digo, Europa es una suerte de jardín, de vergel; pero, por otra, ha sido el escenario de la I y la II Guerra Mundial y de otras muchas guerras. Además, la de Ucrania es una guerra como del siglo XX, con trincheras...; es una locura fruto de ese nacionalismo zarista de Putin.

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- España.

- Un país de enfrentamientos entre sus territorios, un tanto bronco y que arrastra un defecto: aquí no hubo Ilustración y se perdió el tren de muchísimas cosas en los siglos XVIII y XIX. Arrastramos un déficit muy considerable en cuestiones como, por ejemplo, el pensamiento analítico.

Lo cotidiano

«Me encanta ver la televisión. Todo me interesa: lo bueno, lo malo, todos los canales»

- ¿Qué es un consuelo?

- No somos robots, tenemos la posibilidad de transformar las cosas. Podemos decidir, la libertad siempre está ahí.

- ¿De qué placer diario procura no privarse?

- Me encanta ver la televisión.

- Ah, ¿y qué ve?

- Todo me interesa; lo bueno, lo malo, todos los canales. Como decía el poeta Joan Brossa, cuando tienes el ojo en modo poético, vamos a decirlo así, o en modo creativo, ves oro en todas partes, también en la basura.

- ¿Qué no hace usted?

- No tomo copas.

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