Cerrado desde el inicio de la pandemia, el Monasterio de las Descalzas Reales recupera su esplendor. Reabre sus puertas remodelado y con un nuevo discurso museográfico. La reina Letizia inaugura hoy las ocho salas renovadas durante sus veinte meses de cierre. En ellas se exhiben ... 200 pinturas, 50 nunca expuestas y más de 40 restauradas en los talleres de Patrimonio Nacional, institución de la que depende este cenobio y museo plagado de tesoros. Llamado el pequeño Escorial, fue en la práctica una segunda corte en la que la religión convivió con la política. Hoy acoge a 19 monjas de clausura.
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Fundado en 1559 por Juana de Austria, princesa de Portugal, hija de Carlos V, hermana de Felipe II y regente del imperio durante seis años, es una de las joyas del Madrid de los Austrias. Un oasis cargado de tesoros artísticos en el centro de la capital. A dos minutos de la Puerta del Sol y del actual Palacio Real, donde se alzó el Alcázar de los Austrias, encierra más de 10.000 obras de arte, con una excepcional colección de pintura en la que destacan piezas de los siglos XVI y XVII.
Ana García Sanz, conservadora de Patrimonio para las Descalzas Reales, y Carmen García-Frías, conservadora de pintura antigua del monasterio, son las responsables de la reordenación de las pinturas. Un proyecto que ha exigido una suave intervención arquitectónica y una inversión de 235.000 euros. Casi un tercio, 73.000 euros, se destinó a la restauración de pintura de caballete, de los retratos del Salón de Reyes y a la ejecución del montaje museográfico. El resto, a adecuar la iluminación, los accesos y el aislamiento de los espacios.
Las conservadoras aseguran que el discurso expositivo «es ahora más claro, más ordenado y más completo» y que permite al visitante «descubrir la riqueza y la variedad y calidad de las colecciones». Además de un centenar de retratos de grandes pintores flamencos, italianos y españoles, el monasterio atesora pintura religiosa, joyas, tapices, una fabulosa biblioteca y riquísimos relicarios.
La visita a la parte renovada se inicia por la Antesala del Santo Ángel. Continúa por la Capilla del Santo Ángel Protector, la Casita de Sor Margarita de la Cruz, el llamado Candilón -denominado así por el gran candil que se instalaba en la sala para velar a las religiosa fallecidas-, el Salón de Reyes, -verdadera alternativa al salón homónimo del Palacio Real-, y las salas de pintura de los siglos XVI y XVII.
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Entre los tesoros restaurados, el retrato de Sor Ana Dorotea de Austria, pintado por Pedro Pablo Rubens hacia 1628; un retrato de la fundadora de Sánchez Coello; 'La Virgen del Papagayo', de Adrien Isenbrandt; 'El viaje de Santa Úrsula y las 11.000 vírgenes', de Giulio Licino; una 'Santa Cecilia' pintada hacia 1550 por Michiel Coxcie, que representa la santa ante una espineta; una 'Anunciación' de Vicente Carducho, de 1624; 'El Santo Ángel Protector', de un seguidor de Gaspar de Becerra y, sobre todo, el 'Retablo de Santa Clara' que preside el Salón de Reyes, y cuya restauración es una de las grandes empresas de la intervención llevada a cabo en estos veinte meses.
Desde su fundación, las Descalzas Reales fue un enclave crucial para la vida política, cultural y artística del reino. Concebido como una prolongación del trono e instalado en la casa-palacio renacentista de Alonso Gutiérrez, contador mayor del emperador, las mujeres de Austria hicieron del convento una segunda corte. Los embajadores de las principales potencias presentaban su credenciales en el Salón de Reyes y entregaban allí los presentes que enriquecieron su colección.
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En un tiempo en que a la mujer se le negaba el acceso a la cultura y el disfrute del arte, es todo un portento que aquellas religiosas de exquisita formación y sensibilidad artística acapararan altísimas cotas de poder eclesiástico y político bajo los reinados de Carlos I, Felipe II, Felipe III y Felipe IV. Tanto, que cabe hablar de monjas emperatrices y mecenas, artífices de la férrea alianza entre la corona y el poder religioso. Allí se cocinaron alianzas dinásticas, hubo manejos políticos y se acumularon tesoros, evidencia del poderío de las damas de la estirpe de los Austrias. Poderosas madres, hijas, hermanas, nietas y sobrinas de reyes, cuya condición de siervas del Señor no les impidió hacer y deshacer ejercitando un poder terrenal parejo al de los monarcas.
Hoy habitan y mantienen las Descalzas las mismas hermanas clarisas franciscanas que llegaron en 1559 procedentes de su monasterio de Gandía. Ellas preservan sus aspectos materiales -huerto incluido- y perpetúan su rica cultura inmaterial conservando costumbres y tradiciones relacionadas con la vida cotidiana y los oficios artesanales.
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Otro de los tesoros del monasterio es la escalera principal que da acceso a las salas renovadas. Construida en 1526, destaca por sus portentosos trampantojos. De estilo renacentista toledano, sus pinturas murales más antiguas datan del siglo XVI. El resto es obra de artistas de la escuela madrileña del XVII como Antonio de Pereda. En su segundo tramo se halla el 'Balcón Real', donde se ve a la familia reinante de la época: el rey Felipe IV, el príncipe Felipe Próspero, la infanta María y la reina Doña Mariana de Austria.
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