«A todo el que nos ha copiado le ha ido mejor»

– Cabe recordar que Antonio Arias ya forma parte de la historia del MUWI al haber protagonizado, junto a Soleá Morente, uno de sus mejores conciertos. ¿Cómo lo recuerda?

– Lo acabo de recordar. Recuerdo el concierto de interior [Sala de Los Tinos], del exterior ya no tanto... Los conciertos con Soleá siempre fueron una apuesta segura porque el ambiente que se respira con ella es de creación. Ya no está Enrique Morente pero a veces suple uno la necesidad flamenca con ese tipo de conciertos, sobre todo con Soleá, con la que tanto hemos tocado.

– ¿Se encuentra cómodo un grupo como Lagartija Nick en un festival de verano, encuentra en ellos a su público?

– Los festivales no son el ambiente más propicio para desarrollar una carrera, es un expositor, un termómetro de frustraciones, incluso donde eres cabeza de cartel. Hace mucho calor, no tienes tiempo, estás en un menú... pero creo que nuestra evolución, desde nuestro disco 'Su', quizá inconscientemente, subsconscientemente, abrir nuevos caminos. La experiencia en festivales es como estar siempre en la misma tienda. Lo mejor, y lo más agradable, es ver a los compañeros, pero nosotros hemos huido bastante de los festivales para buscar otro tipo de público. Otros compañeros son felices con la repetición, pero no es nuestro caso.

–La base de su próximo disco serán poemas de Luis Buñuel. ¿Cómo llegaron a ese proyecto?

– Llevamos cinco años con el proyecto, que es, incluso, anterior a los dos últimos discos ['Crimen, sabotaje y creación' y 'Los cielos cabizbajos']. Lo hicimos para el festival de cine de Albacete y ahí se quedó porque acercarse a la poesía surrealista, y los discos conceptuales, no acepta otra ideología que no sea la imperante. Pero el runrún estaba ahí porque tiene muchísimo interés, otra forma de cantar. La influencia, junto a la de Lorca y Val del Omar, aún sabiendo que es arriesgado, nos ofrece la posibilidad de ser más diversos. Es curioso, es una contradicción, pero nos ofrece la posibilidad de alcanzar más texturas. Acudimos a Marcel Vallès, productor de María Arnal, entre otros muchos artistas, y creo que hemos hecho un buen equipo surrealista. Para nosotros es como una reivindicación de reivindicaciones, buscar otros espacios. Estamos en un país en el que la cultura del ladrillazo ha hecho que haya 100.000 auditorios pero todos vacíos, con poca programación. Este proyecto puede llenar ese vacío.

– Hablando de proyectos extraños, el último suyo, en solitario, 'Hola, Tierra', musicó poemas de un astronauta...

– Fue alucinante porque tardé varios años en conseguir el libro ['Hello Earth. Greetings from Endeavour', de Al Worden] del astronauta de la misión Apolo XV, y, cuando lo logré, descubrí una visión poética de la experiencia de ir a la Luna. Era más certero que lo que conocemos de narrativa. En dieciséis poemas te ha llevado a la Luna y traído a la Tiera. El experimento fue cómo hablar con el astronauta. Tardé otros varios años pero, finalmente, lo conseguí, aunque murió durante el proceso y la familia acogió el proyecto con cariño. Hicimos una experiencia inmersiva, idiomática y social. Pude hablar poco con él. La experiencia fue rara. La poesía siempre la he tomado como una estación donde parar, estudiar y ver cómo afecta a tu modo futuro de escribir.

– No parece Lagartija Nick un grupo que necesite, por las referencias literarias y cinematográficas que maneja en sus letras, musicar poemas y, sin embargo, no son reacios a ello. Esto es un piropo. ¿Pero por qué?

– Mi hermano, cuando capitaneaba TNT, fue el primero en musicar poemas de Luis García Montero y yo lo criticaba. Ahora veo, desde la experiencia con 'Omega', que te permite crecer y hacer que la propuesta sea distinta.

– Están considerados un grupo de culto. ¿Bendición o condena?

– Las dos cosas. Al que va por delante siempre le pueden dar por culo y ese siempre ha sido un problema grave en nuestra trayectoria, y es que a todo el que nos ha copiado le ha ido mejor.

– Ha hecho referencia a 'Omega' y el primer concierto del proyecto lo dieron en Actual'97.

– Lo recuerdo perfectamente, tocamos con Tomatito. En esa primera etapa, con la incomprensión tan manifiesta, estábamos investigando. Fue apasionante pero caótico, Enrique siempre quería que hubiera improvisación. Fue demasiado rápido, con muchos nervios. Como atravesar un campo de ascuas, crees que no lo vas a conseguir pero luego ni te has quemado.