A través de la mirada de las fotografías antiguas, de papel, una madre rememora frente a su hija los momentos más significativos de su vida en la nueva novela de Jorge Eduardo Benavides, titulada 'Volver a Shangri-La', publicada por la editorial Alianza. «Las fotos ... son sólo la evidencia de que la nostalgia se prepara, se va armando en la confianza implícita de que el pasado existe simplemente como algo destinado a añorarse», comienza diciendo la protagonista de esta ficción.
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Consciente de que «ninguna reconstrucción es pura, siempre está contaminada por deseos, rechazos y recuerdos parciales», el autor de 'Los años inútiles' o 'El asesinato de Laura Olivo' asegura que esa mujer llamada Mariana «reafirma la idea de que la objetividad no existe, pese a que ella dice que 'las fotos no mienten'. Quizá las fotos no mientan, pero mentimos quienes las interpretamos y quienes construimos nuestro pasado a partir de esas interpretaciones sesgadas, frágiles, a menudo vulnerables».
En esta obra, el autor deja que la trama explore «la complejidad de las relaciones familiares, particularmente las que se dan entre una madre y una hija». «Es como un manantial del que brotan las demás relaciones porque vinculan la posibilidad de dar vida y de protegerla, de trasmitir el conocimiento sobre las relaciones que vendrán, sobre los hijos y nuestra capacidad para cuidar», sostiene Benavides.
Para lograrlo ensaya con la voz femenina, y deja que surjan otras mujeres de peso en la trama. «Me interesaba contar esa relación que se suele dar entre madres e hijas, y que está constituida por significativas complicidades, por advertencias y cuidados, por alertas sobre el futuro y sobre el papel que deben jugar en la sociedad».
Nacido en Perú en 1964 y radicado en España hace casi tres décadas, Benavides crea unas líneas que atrapan cierta melancolía por un tiempo y un espacio extraviado. «Casi toda la literatura se edifica por una suerte de nostalgia, de reflexión sobre lo que estamos contando, aquello que ocurrió o pudo ocurrir», dice. «Así, instalada sobre el pasado o sobre la hipótesis, la literatura se propone por lo general en la reflexión. Eso es la nostalgia: una reflexión sentimental sobre aquello que ocurrió. En el caso de esta novela es más nostálgica que otras».
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Como él, la protagonista es una peruana que emigró a España. Comenzó a trabajar en ella, que se dedica a la fotografía, «hace más de veinte años», y poco a poco surgió su historia y su hija. En una de sus conversaciones, ella dice sobre su madre: «habitaba una zona emocionalmente sísmica, situada en la superficie de esa inmensa falla tectónica que corría como una cicatriz entre su noción de un feminismo reivindicativo y moderno y el lastre de su educación de catequesis, remordimientos y reparos morales».
Este pasaje, cree Benavides, es una de las claves para entenderla. «Siempre me ha llamado la atención la manera en que se suelen relacionar las mujeres y la imagen que suelen tener de sus madres», analiza Benavides, «imagen que se construye con el tiempo y que pasa por una serie de reordenamientos, de suspicacias, concesiones y entendimientos que van modificándola una y otra vez».
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