Carlos Núñez. :: l.r.

«Confío en una nueva generación de creadores que sí conecta con las raíces»

El gaitero Carlos Núñez regresa al Bretón con un concierto que indaga en los albores de la música celta y sus conexiones

Jonás Sainz

Logroño

Domingo, 16 de diciembre 2018, 00:32

«Estoy empezando». Desde que lo descubrieron los Chieftains con solo trece años, Carlos Núñez (Vigo, 1971) nunca ha dejado de aprender y de viajar. «No pienses solo en tu pequeño país, piensa en el mundo entero», le dijo Paddy Moloney a aquel crío que ... hacía sonar la gaita como si fuera la guitarra eléctrica de Jimi Hendrix. Él hizo caso al jefe y se puso a recorrer el mundo y a mezclar la música celta con todo aquel que encontraba a su paso. Desde 'A irmandade das estrelas' (1996), tanto en discos como en sus giras internacionales, la lista de colaboraciones estelares es interminable. Hoy, en otra gira navideña maratoniana, sin disco nuevo desde 'Inter-celtic' (2014), pero con un libro que le ha llevado tres años de investigación, 'La hermandad de los celtas' (Espasa), Carlos Núñez regresa a Logroño para dar en el Bretón (19.30 h.) uno de esos conciertos suyos tan llenos de energía, invitados y sorpresas que solo presenciándolos se pueden imaginar. Su talento es enorme, su entusiasmo contagioso y su optimismo esperanzador. Ahora él es el maestro y la lección que ofrece es de amor por las raíces y de confianza en el futuro: «Lo mejor está por llegar».

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-¿Sería capaz de resumir las más de quinientas páginas de su libro?

-Difícil. Lo celta es una continua reutilización del pasado para hacer algo nuevo que sirva para el futuro. Es un estilo de vida que bebe de las raíces, que se legitima y toma energía de su pasado para dar algo al porvenir.

«La crisis se llevó los excesos y aprendimos que la música tiene que sobrevivir con lo mínimo. Lo mejor está por venir»

Sobre el estado de la música

«Me ilusiona mucho oír a gente tan joven [Rosalía, Amaia, Salvador Sobral...] que habla y hace música con tanto conocimiento»

Sobre jóvenes artistas

-Es algo atemporal, pero ¿es actual, siendo lo actual tan fugaz?

-Yo confío en que está a punto de llegar una nueva generación de creadores más jóvenes que sí conecta con las tradiciones; al contrario de lo que sucedió en España con la Movida después de la dictadura, que hubo una especie de modernidad malentendida empeñada en romper con lo anterior copiando el pop-rock anglosajón. Yo creo en estos jóvenes que pasan de esa falsa modernidad.

EL CONCIERTO

  • Carlos Núñez, Gira de Navidad

  • Músicos Carlos Núñez (gaita, flautas y ocarinas), Xurxo Núñez (percusión), Pancho Álvarez (guitarra atlántica y fídula), Jon Piltazke (fiddle, step dancer), Itsaso Elizagoien (trikitixa), Ciara Taaffe (arpas) y Yoann Legoff (gaita escocesa

  • Teatro Bretón 19.30 h.

-¿A quién ve en esa generación?

-Por ejemplo, Rosalía es una artista que antes de hacer el pop de su tiempo y de triunfar en todo el mundo ha hecho el mejor flamenco, un estilo tan purista y tan difícil a partir del cual ella ha elegido evolucionar. Y es alguien que habla con unos conocimientos y una profundidad musical sorprendentes para su edad.

-En la línea del libro, ¿el de hoy será un concierto arqueológico?

-En América me decían que los americanos no quieren conciertos que eduquen, sino que diviertan. Pero la gente salía de los conciertos y me decía que lo habían pasado fantástico precisamente por la de cosas que habían aprendido. Yo creo que a la gente le gusta descubrir cosas nuevas, o antiguas, y eso es parte de mi forma de hacer música.

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-Didáctico, entonces.

-Vamos a tener invitados especiales como Ciara Taaffe, que viene desde Dublín y tocará arpas históricas como un arpa medieval con cuerdas de oro y va a descubrirnos músicas del manuscrito Robert ap Huw, que recopila la música más antigua que se conoce de los bardos celtas. Se cuenta que algunas de esas piezas sonaban en la mesa del rey Arturo. Pero lo cierto es que es música transcrita en un código binario muy raro. Es la música de las liras que luego pasa al arpa y después a la gaita.

-¿Hasta ahí se remonta su música?

-El gaitero es el heredero del bardo, sí, pero eso está en muchas más músicas. Para demostrar que ese código también está en el rock, vamos a tocar 'Baba O'Riley', una canción que grabé en el Carnagie Hall con los Chieftains y The Who, con Roger Daltrey y Pete Townshend. También vamos a tener al 'pipe major' de la New York Pipe Band, Yoann le Goff. Y a Jon Pilatzke , un 'step dancer' al que la gente adora. Bueno, y habrá sorpresas y estarán todos los habituales, claro. Somos una familia.

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-El concepto de hermandad está muy presente en su trabajo.

-Es el leitmotiv. Yo lo aprendí de la tradición, del intercambio de culturas en la antigüedad, de aquellos pueblos viajeros haciendo un esfuerzo por conectar con los demás. Hay otras músicas, como el flamenco, basadas en el purismo. Pero la hermandad y la mezcla son el perfume de la música celta, su corazón y su motor.

-No llegó a grabar con Paco de Lucía , pero quiso homenajearle con una farruca. ¿Hay alguna música que usted no pueda hacer celta?

-Paco me dijo que el flamenco que hicieron Camarón y él era ya un camino agotado; que tenía que venir alguien, que, partiendo de atrás, fuera capaz de abrir una nueva vía. Y me contaba que siempre decía a los jóvenes: no me copiéis a mí, copiad a los viejos y luego haced algo nuevo.

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-¿Vuelve a pensar en Rosalía?

-Claro, ella lo está haciendo muy bien. Estoy muy esperanzado con toda una nueva generación: el portugués Salvador Sobral cantando una canción de Mikel Laboa; Amaia, de Operación Triunfo, un villancico asturiano; Rosalía hablando de modos frigios, de escalas y acordes de un flamenco muy antiguo... Me ilusiona mucho escuchar a gente tan joven que está volviendo a hablar y hacer música con tanto conocimiento. Eso es lo que puede propiciar que ocurran cosas importantes.

-Pero la música, como la especie humana, se ha hecho urbana; parece haber cortado sus raíces.

-La ciudad te hace vivir un sueño, pero la verdad es la naturaleza. El resto de Europa se ha convertido en un gran centro comercial, pero en España todavía es posible la aventura.

-Su capacidad evocadora, su espíritu épico o su ánimo festivo... ¿Qué emoción describe mejor lo celta?

-Depende: fue música guerrera en el Imperio Romano, misteriosa y mística en la Edad Media, galante y pastoral en el Barroco, heroica con la aparición de la gaita escocesa en el XIX, en el XX se apoderaron de ella los irlandeses y se la llevaron al pub...

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-¿Y qué ha aportado Carlos Núñez?

-Cuando yo empecé mandaba Irlanda, luego Escocia, Gales... Yo creo que yo he contribuido a resituar todo esto y a que nosotros nos consideren parte de una gran familia en todo el mundo, una hermandad precisamente.

-Usted ha vendido un millón de discos. Por encima de las modas, de las imposiciones del showbusiness, de la crisis discográfica... por encima de todo está la música, ¿no cree?

-Yo así lo creo. La crisis se llevó los excesos y aprendimos que la música tiene que sobrevivir con lo mínimo. Por eso están aflorando nuevas miradas y sabidurías antiguas. Lo mejor está por venir; estoy convencido.

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