Entre hoy y el próximo martes, día 6, Concéntrico vuelve a desplegarse por Logroño para invitarnos a repensar la ciudad. Esta octava edición suma 18 instalaciones temporales y nombres imprescindibles del diseño como Konstantin Grcic o Matali Crasset. Pero el festival, organizado por la Fundación ... Cultural de los Arquitectos de La Rioja junto con Javier Peña Ibáñez, va más allá de lo que se aprecia a simple vista.
– Concéntrico recupera la absoluta normalidad tras dos años afectado por la pandemia.
– No me he parado a pensar lo que la pandemia ha supuesto para el festival, pero sí es verdad que cuando en 2020 retrasamos la edición de abril a septiembre fue como redescubrir la ciudad en otra época del año. Si Concéntrico empezó en pequeños espacios del centro histórico con la pretensión de romper la barrera psicológica de la calle Portales, luego se expandió y, ya con la pandemia, se consolidaron otros espacios naturales como el entorno del Ebro, lugares que llegaron para quedarse y que permiten recorridos más libres y sorpresivos.
– ¿En 2023 el festival recuperará sus fechas naturales, en abril?
– Sí, de hecho ya estamos trabajando en la próxima edición.
– En la que hoy arranca hay 18 intervenciones, frente a las 5 del primer Concéntrico. ¿Cuánto le importa la dimensión del festival?
– Su crecimiento está muy pautado porque el festival ha ido trazando diversas líneas de trabajo que van cosiéndose entre ediciones. Por ejemplo, hay intervenciones alejadas (en el río o Viña Lanciano) que no dan intensidad al programa pero permiten otras perspectivas, otras formas de ver o de hacer la ciudad.
«Quiero reivindicar el trabajo de nuestro equipo, una producción local de unas 20 personas con una respuesta internacional muy relevante»
– ¿Supone esto que continuará creciendo en volumen?
– No lo creo, más que nada por un tema presupuestario y de gestión. Tampoco queremos ocupar toda la ciudad. La capacidad evocadora de las intervenciones también necesita una ergonomía visual, por eso hemos ido a nuevos lugares pero no con intención de crecer sino como nuevos retos territoriales. Es el caso del parque Felipe VI o del Monte Cantabria.
– ¿Y su principal reto como director del festival?
– La décima edición de Concéntrico, me parece que podría ser algo conclusivo.
– ¿Habla del final de Concéntrico?
– No lo sé, no tengo que decirlo solo yo. Es un proyecto muy colectivo y cumple etapas. Seguro que esas diez ediciones nos permitirán pensar cómo puede continuar o si es necesario. Creo que el festival tiene un nivel de calidad muy alto; empezamos de cero cada año y es muy complejo armar cada nueva edición con tantas miradas y con un nivel de autores de primera línea como en esta ocasión son Konstantin Grcic o Matali Crasset, que a veces no sabemos ni cómo vienen.
«La décima edición podría ser algo conclusivo, que nos permitiera pensar cómo puede continuar el festival o si es necesario»
– ¿Qué nuevas prácticas urbanas ha tratado de explorar Concéntrico 08?
– Hemos trabajado en un proceso abierto durante todo el año con Izaskun Chinchilla en el que hemos profundizado en muchos temas tocados puntualmente en ediciones anteriores y que ha culminado en esas '100 sillas' codiseñadas con los logroñeses a través de más de 500 encuestas. Va a ser un proyecto muy icónico que va a permitir repensar el bulevar de Avenida de la Paz.
– Con el tiempo se ha visto una evolución del festival hacia la internacionalización, una mayor interacción de los ciudadanos, la sostenibilidad y la concienciación medioambiental. ¿Cómo contempla usted su progresión?
– Pues como lo has descrito. También hemos adquirido un sentimiento de responsabilidad sobre lo que hacemos. Utilizamos el espacio público con la intención de mejorarlo, de abrir nuevos campos de pensamiento y de que esa contemporaneidad dialogue con la tradición y la historia. Y eso nos lleva a pensar que podemos rediseñar las ciudades con otras lógicas y formas de hacer.
– Concéntrico 08 incide especialmente en la domesticidad del espacio público. ¿Ha sido algo buscado?
– Pensar la ciudad como un lugar doméstico era casi el ADN del festival; lleva implícito entender la ciudad como una forma de urbanidad y civismo que permita cuidarla mejor y cuidarnos mejor. Es interesante que algo tan obvio se haya concentrado en esta edición.
– Como novedad, este año el festival ha saltado a Portugal, en una suerte de hermanamiento entre el Duero en Quinta do Seixo y el Ebro en Viña Lanciano.
– El paisaje también es identidad. Haber sacado este concurso con doble sede en dos lugares de vino y en dos espacios identitarios, y que haya tenido la mejor respuesta de los tres concursos convocados es muy relevante, como lo es también entender que el paisaje forma parte de la vida urbana porque nos complementa. Esta doble sede también nos ha permitido plantear en el futuro ciertas conexiones con otras ciudades para cohabitar espacios y lugares. Demuestra que lo que ocurre aquí no es solo una respuesta local, sino que responden a una forma de hacer o de poder estar.
– ¿Los proyectos de Concéntrico cumplen siempre sus expectativas una vez que se materializan en la madera de Garnica?
– Te puedo decir que casi en el 95% de los casos la realidad es mejor que la expectativa, y eso que la escala del espacio público es complicada y hay poca gente que sepa diseñar ahí.
– Concéntrico pretende generar conciencias más críticas sobre el entorno donde vivimos y lograr una ciudad mejor. ¿Se está consiguiendo esto en Logroño?
– No lo sé. Sobre el primer objetivo de que la gente tenga la capacidad de entender mejor los entornos donde vive, nos sentimos muy satisfechos. Lo que hacemos sí ha calado, lo que no sé es si la ciudad ha cambiado.
– Concéntrico 08 despliega desde hoy sus 18 instalaciones por toda la ciudad. Pero, ¿qué es lo que no se ve del festival?
– Muchísimo trabajo de mucha gente a lo largo de todo el año. En este sentido me gustaría reivindicar el trabajo del equipo de Concéntrico, una producción local, de Logroño, con una respuesta internacional muy relevante. Son unas 20 personas (en labores de coordinación, producción, montaje, vídeo y fotografía, prensa...) que empezaron como voluntarios en la primera edición y que aún continúan.