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La vida (y la muerte) del navegante más célebre de la historia sigue escondiendo algunos enigmas. Uno de ellos se acaba de esclarecer. Un grupo de investigadores, encabezados por el historiador Marcial Castro Sánchez y el arquitecto Juan Luis Sainz, dicen haber encontrado el emplazamiento ... exacto del primer entierro del almirante. La calle Constitución, una vía comercial muy transitada del centro de Valladolid, esconde la que fue la primera sepultura de Cristóbal Colón. Dos terceras partes de la capilla se encontrarían en la calle y el resto debajo de donde hoy se halla una sucursal del Banco de Santander.
La tumba del navegante dio muchos tumbos. Colón murió el 20 de mayo de 1506 y fue enterrado en el convento de San Francisco, del que apenas quedan rastro. Tres años más tarde, sus restos mortales se trasladaron hasta el monasterio de la Cartuja en Sevilla. Por deseo de su hijo Diego, cuatro décadas después sus huesos atravesaron el Atlántico y fueron depositados en la catedral de Santo Domingo, de donde fueron trasladados a La Habana. Tras la pérdida de Cuba, el cadáver encontró cobijo en su emplazamiento actual, la catedral de Sevilla.
Gracias al estudio de las crónicas de la muerte de Colón y los planos del siglo XIX del convento, a los que se ha unido el uso de un georradar, se ha podido despejar la incógnita sobre el lugar exacto donde reposaron los huesos de Colón.
Además de Colón, en las capillas del convento también yacieron otros personajes ilustres, como el escritor fray Antonio de Guevara, el más leído de la época; el organista Hernando de Cabezón, que trabajó a las órdenes de Felipe II; y el reconocido humanista y cronista de los Reyes Católicos, Hernando del Pulgar. Sin saberlo, los transeúntes de la calle Constitución están pisando todo un panteón, pues en 1602 se inhumó además el cadáver del héroe irlandés Red Huge O'Donnell.
Los afanes de Marcial Castro se remontan a 2005, cuando se logró identificar el ADN de los restos del descubridor. Al abrir el sepulcro, sito en la catedral de Sevilla, aparecieron restos de hilos de oro, plata, mortero, ladrillo, carbón vegetal y plomo. Fue entonces cuando surgió la idea de dar con el paradero preciso de su primera tumba para comprobar si los residuos tenían alguna relación. «Faltaría hacer una prospección, si bien el georradar marca la zona; es una certeza bastante alta, de al menos el 80%», aseguró Sanz.
A Colón le sorprendió la muerte en Valladolid, cuando seguía los pasos de Fernando el Católico. Por aquellas fechas, quien quisiera obtener un favor real, no tenía más remedio que rondar la corte. Es lo que hizo el almirante. Murió no pobre, como reza la leyenda, sino acaudalado, a juzgar por los ocho criados que tenía a su disposición. Debió de expirar alojado en una casa de postín, de las que estaban obligados a prestar los hospedadores que acogían a los cortesanos. Solo los más pobres terminaban su días en los hospitales de la época.
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