Una coleccionista rompe una obra de Jeff Koons de 40.000 euros
Arte contemporáneo ·
La escultura de un 'perro-globo', realizada por el creador de esculturas como 'Puppy', cae de su pedestal por un tropiezo en una feria de MiamiArte contemporáneo ·
La escultura de un 'perro-globo', realizada por el creador de esculturas como 'Puppy', cae de su pedestal por un tropiezo en una feria de MiamiEn la algarabía usual de la apertura de una feria de arte se coló el ruido inconfundible de un objeto de porcelana roto, y los asistentes enmudecieron. Las puertas de Art Wynwood, una cita anual que se celebra en Miami (Estados Unidos) agasajaban esa noche ... al público comprador, los coleccionistas VIP. Entre las obras se mezclaban las de muchos creadores emergentes con unas pocas de consagrados como Jean-Michel Basquiat o Andy Warhol. Esa noche del jueves pasado también estaba en un pedestal transparente una pieza del artista contemporáneo Jeff Koons, abanderado de la estética pop minimalista. El norteamericano, creador de la famosa estatua floral 'Puppy' exhibida en la entrada del Museo Guggenheim de Bilbao, ostenta el récord de la obra más cara vendida por un artista vivo: 90 millones de euros por la escultura 'Rabbit'.
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En un céntrico lugar del pabellón se encontraba una de sus esculturas de porcelana de la serie 'Balloon-dog' (perro-globo), que imita un hinchable plástico con forma de perro, típico de las fiestas infantiles. Uno de los ejemplares, pero fabricado en acero inoxidable, alcanzó los 56 millones de euros en 2013 en una subasta.
Producidos en serie en la factoría de este artista de 68 años, que también es uno de los máximos abanderados del arte 'kitsch', el que se exhibía en Miami era de 40 centímetros de altura y pertenecía a una tirada de 799 unidades. Según la galería que representaba al artista, Bel-Air Fine Art, la pieza estaba valorada en unos 40.000 euros.
Cuando los asistentes voltearon a mirar qué había pasado vieron lo que había sido uno de los icónicos 'perros-globo' azules hecho añicos en el suelo de la feria. Uno de los invitados grabó con su móvil cómo la obra esparcida por el suelo atrajo de inmediato la atención de la gente. ¿Una performance?
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Una «mujer mayor», dijeron los medios locales, había tropezado la escultura, que había caído del atril. El perrito se mostró tan frágil como el globo de un niño, aunque las patas traseras se podían identificar aún. La culpable evitó ser identificada en público, pero se la señala como coleccionista.
Después de barrer el destrozo de fragmentos azules, tarea de meticuloso hacer que ejecutaron los galeristas, vino su custodia. Todavía quedaba superar una segunda fase en este accidente, más allá del bochorno. El perito de la aseguradora debe certificar la originalidad del artefacto. Los trozos se guardaron en una caja. Como en el arte contemporáneo casi todo vale, hay coleccionistas que han mostrado interés en comprar la obra destrozada.
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