Un paseo para desperezar al viejo 'T' con el buen tiempo. Irene Martínez Zapata

El coche más viejo de La Rioja ya tiene 102 años de vida

Un histórico en forma ·

Gracias al esmero de José Ramón Nafarrate, el veterano Ford 'T' sigue en activo y cautivando a los amantes del motor allá por donde pasa

Domingo, 31 de julio 2022

Dónde vas con ese cacharro? ¿Te has vuelto loco?», le dijeron a José Ramón Nafarrate cuando llegó a Logroño desde Andalucía con un coche que se caía a cachos montado sobre una plataforma tirada por un Land Rover. Hace 43 años de eso. Su padre ... Javier y su hermano Norberto le aplaudieron. No vieron un trasto, sino un desafío.

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El coche, un Ford 'T' con más roña que la cadena de una bicicleta, cambiaba de manos y se salvaba del desguace. Nafarrate entró en una fábrica y preguntó: ¿Lo venden? Se miraron y dijeron, bueno, sí. El coche acaba de cumplir 102 años. Bien es cierto que este reportaje lleva dos años de retraso porque la pandemia nos tuvo presos, pero lo prometido es deuda. El reto de la restauración arrancó en 1979. Limpieza, rasqueta y cepillo de alambres para empezar. No fue fácil tapar los huecos. Apenas unas fotos en enciclopedias. Internet ha sido un factor clave para la restauración de coches antiguos y la compra de piezas, pero en los ochenta, nada de nada. Alguna foto en alguna enciclopedia del automóvil, manos, trabajo, intuición y artesanía y así, el patito feo fue volviendo a la vida hasta convertirse en el cisne que es hoy, un 'T' de 1920 con el acabado Runabout y salido de la factoría de Cádiz, donde Ford abrió delegación y montaje para ahorrar aranceles.

Horas y horas

Con trabajo fuera de horas, mis tíos, mi abuelo y mi primo, junto a algunos artistas de la chapa y pintura, consiguieron con tiempo y unas vueltas de manivela recobrar el latido de un coche que, hoy por hoy, es el más antiguo de La Rioja y levanta admiración y una sonrisa a su paso porque el 'T' es historia de la automoción.

Sus 2.900 centímetros cúbicos y sus apabullantes 20 caballos dan para sentir algo que no ofrecen ahora piezas recién salidas de fábrica. Disfrute.

Vamos a arrancar el coche. No es simple. Para empezar lleva un tiempo en reposo y el 'T' no se puede despertar así, de golpe. Hay que elevarlo. José Ramón Nafarrate saca el gato original y lo coloca bajo uno de los brazos del eje trasero. Una de las ruedas traseras, por tanto queda en el aire. Varios golpes enérgicos a la palanca, tirar del aire, ajustar el avance y empieza el 'glo-glo'. ¿Levantarlo? Sí. La grasa del diferencial trasero se ha quedado endurecida y ha hecho cuerpo con las coronas dentadas. El coche avanzaría y es peligroso.

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Ya caliente se vuelve a bajar. Se accede al coche por una única puerta. Bajamos costes, quitamos puerta. No hay palanca de cambios. Por contra, tres pedales y un mando a la izquierda. No. ninguno de los tres pedales es para lo que usted piensa. El coche se llamó Ford 'T' «de pedales» porque al no haber palanca de cambios, uno te ofrece la salida, otro la marcha atrás y otro la directa. ¿El acelerador?: en el volante. No intentaría llegar a una rotonda sin un entrenamiento previo. Solo saben manejarlo José Ramón y su hija Sara.

Y luego llega el paseo. Esta pieza de museo despierta la admiración y la sonrisa por las calles de Logroño. Eso cuenta Irene Martínez, sobrina-nieta y autora del vídeo que acompaña esta información y que disfruta como una niña a bordo del coche. La jornada acaba con un paseo y la cara de felicidad gracias al ingenio de un visionario como Henry Ford.

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