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Jorge Carrión, fotografiado en una librería de Barcelona. Vicens Giménez
«Las series han acabado con la distinción entre alta y baja cultura», dice el ensayista Jorge Carrión

«Las series han acabado con la distinción entre alta y baja cultura», dice el ensayista Jorge Carrión

Cree ver en los grandes títulos anglosajones de hoy influencias dramáticas que vienen de Shakespeare y advierte de que la industria cultural más influyente en la actualidad es la de los videojuegos

Sábado, 14 de enero 2023, 18:03

Jorge Carrión (Tarragona, 1976)es uno de los más originales y atrevidos ensayistas de nuestro tiempo. Hace una década publicó 'TeleShakespeare', donde mantenía la tesis de la influencia del autor de 'Hamlet' en la que él llama 'tercera edad de oro' de la TV, que no pocos críticos rechazaron. Ahora ha puesto en las librerías 'TeleShakespeare. Edición remasterizada' (Ed. Galaxia Gutenberg), donde añade contenidos y profundiza en el análisis de la influencia del gran dramaturgo en las series anglosajonas más célebres de los últimos años, subrayando los dramas y las grandes pasiones que aparecen con ropajes contemporáneos, al menos en cuanto al despliegue técnico, pero que vienen en realidad de muy atrás. Eso ha hecho que las series difuminen hasta borrarlas por completo las fronteras entre lo que antes se catalogaba como alta cultura y cultura de masas, y que impere una absoluta promiscuidad en el consumo de estos productos.

– En su libro parte de la tesis de la gran presencia de Shakespeare en las series. No parece fácil hallarlo en 'La que se avecina' o esas turcas que ahora están de moda.

– No, claro, porque yo me centro en las series estadounidenses y británicas. Los guionistas de estas se han formado leyendo a Shakespeare, de ahí que su espíritu esté vivo. En las españolas están Cervantes y Lope, que ponían en primer lugar el humor y la sátira, y luego la crítica política. Es un canon diferente al anglosajón, donde como le decía su presencia es muy evidente. Mire lo que pasa con 'The Crown'.

– Una serie de la que apenas habla en el libro.

– Es cierto, casi nada. Es la gran serie senior viva en inglés, pero nunca ha sido un producto generador de muchos comentarios y polémica. Ahora algo más, cuando ha abordado el asunto del divorcio de Carlos y Lady Di. Lo curioso es que eso sucede con ella, que no tuvo una vida tan interesante como la de la reina, que es un mito tranquilo.

– Considera que las series son herederas de los folletines del siglo XIX. Pero llama la atención el éxito de productos de tantos episodios entre jóvenes con limitada capacidad de concentración.

– No estoy seguro de que los más jóvenes vean series. Los datos nos dicen que ha subido la edad de los consumidores de las mismas, con algunas excepciones como 'Euphoria' o 'Elite'. Yse han convertido en una experiencia que no requiere concentración. Puede que los jóvenes que las ven estén más atentos a la segunda pantalla: ese móvil en el que buscan datos sobre personajes o hechos. Por eso los productores están pidiendo a los guionistas que pongan más diálogos, para evitar que la gente se distraiga.

– ¿Y la capacidad de interactuar? Porque es cierto que el público puede hacer ahora que una serie se prolongue o cambie a un personaje. Eso ya pasaba en el teatro y la ópera barrocos.

– Hay una voluntad de monitorizar el presente en tiempo real, aunque resulta difícil hacerlo con el sistema de producción que tiene Netflix, por ejemplo, que contrata el paquete completo de la temporada ya hecho. Y no se escribe ni una línea del guión de la siguiente mientras no se ha renovado el contrato y ha cobrado todo el mundo.

– Muchas veces se prolongan las series más de lo debido para aprovechar el éxito.

– La mayoría tiene un final abierto de manera que si tiene éxito pueda continuar sin problema. Pero es cierto que algunas se prolongan más de lo razonable y se mantienen en pantalla, con buenas audiencias, siendo ya series zombies. En realidad, todas están diseñadas para continuar hasta que el cansancio, de quienes las hacen y del público, termine con ellas.

Capacidad de influencia

– La literatura y el cine en tiempos pasados ponían de moda desde una indumentaria a una bebida. ¿Han heredado las series esa influencia?

– La literatura tuvo un poder enorme para eso. Luego, a medida que aparecieron otros medios, ese poder se fue repartiendo. Las series son lo más influyente o de lo más influyente de los últimos veinte años. Aunque creo que la industria cultural más influyente hoy son los videojuegos.

– Que muchas veces imitan al cine, y también el cine imita a los videojuegos.

– Y eso está bien. No hay tener miedo al contagio entre productos.

– Usted destaca también un cierto manierismo en las imágenes de las series, que se detienen en una violencia muy cruda y un sexo muy explícito, mucho más que en el cine.

– Ahí es de destacar el caso de HBO, que al no tener que seguir las normas sobre lo que se puede mostrar o no en las grandes cadenas abiertas, hizo del sexo y la violencia parte de su identidad. Por otra parte, hay series que exploran temas y personajes de otras anteriores, radicalizando la apuesta. Mire lo que sucede con 'Spartacus' respecto de 'Roma'. En el fondo, todo es fruto de una competencia feroz y de la necesidad de dar una sorpresa.

Público

«No estoy seguro de que los más jóvenes vean series, y si lo hacen están más atentos a la pantalla del móvil»

Contenido

«Al no tener que seguir las normas sobre lo que se puede mostrar o no, HBOhizo del sexo y la violencia sus señas de identidad»

Variedad

«La promiscuidad del consumo cultural es absoluta y resulta normal»

– Eso incluye adaptaciones de muchas obras famosas.

– Eso, junto a la aparición de secuelas y precuelas... La adaptación de novelas y cómics de éxito es una constante. Ahí están 'El señor de los anillos', 'El cuento de la criada' o 'Cien años de soledad', que se estrenará el año próximo. Es más fácil aún en el caso de los cómics porque ya tienen el 'storyboard' hecho.

– Se destaca la capacidad de anticipación de los guionistas que previeron un presidente de raza negra antes de que llegara Obama. Pero Houellebecq creó uno musulmán y a eso no han llegado aún las series.

– Los guionistas progresistas generan futuro con la representación de todos los colectivos que existen en una sociedad. Si no lo hacen, están limitando la visión que tenemos de la misma. Mire lo que sucede también en las series españolas: antes no había parejas homosexuales y ahora es muy normal verlas. La televisión tiene el deber de ayudar a que todo eso sea visible.

– ¿Podemos pensar que algunos recursos narrativos (pantalla dividida, textos sobreimpresionados...)proceden de la vanguardia literaria de los sesenta?

– Algunos tienen precedentes, sin duda, pero entonces no existían los móviles, ni las redes, que ahora aparecen representados en las series. Se mira la tradición pero sin perder de vista lo más contemporáneo.

– Habíamos llegado en muchas familias a tener una TV en cada cuarto, pero las series piden verlas en grupo. ¿Se acercan en eso al cine?

– Hay muchas experiencias que tienen que ver con cada familia. En mi caso, veo dos episodios de una serie cada noche con mi mujer. Pero creo que eso también está cambiando. El capítulo final de 'Juego de tronos' propició la última gran conversación global. Luego ha disminuido ese fenómeno. Desde 'Lost' hasta 'Juego de tronos', veíamos series porque había una conversación social sobre ellas, algo así como un consenso en la charla que también generaba el fútbol. Eso ya no se da. Por otra parte, no me extrañaría que hubiese un retroceso en la producción de series.

Saturación

– ¿Se ha alcanzado el punto de saturación?

– Se invierte muchísimo dinero en ellas y es imposible que el mercado crezca exponencialmente. Esta industria se parece al mundo editorial:se publica mucho y se vende poco. El problema es el coste de producción de las series, y su economía resulta por ello insostenible. De ahí que las plataformas hayan empezado a incluir publicidad, de manera que se acercan a la TV clásica. Son dos modelos que van a tener que entenderse.

– ¿Qué hacen las series narrativamente que no haga el cine de hoy?

– Aunque se han vuelto bastante clásicas, han explorado psicologías y tramas de forma extensiva que el cine, por una cuestión de metraje, no puede abordar. Y ha habido series que nos han hablado de la actualidad mientras ocurre porque tienen una agilidad mayor.

– ¿Y qué tipo de evolución narrativa cabe esperar?

– Como le decía, se han convertido en conservadoras en ese aspecto. Mire lo que sucede con 'The Crown', precisamente. Han envejecido, como su público, y es normal que sean menos arriesgadas. Pero aún hay otras que hacen cosas y nos recuerdan que se pueden cambiar los modelos narrativos.

– ¿Tiene algún efecto que ahora no las veamos todos al mismo tiempo, como sucedía con los grandes títulos de la TV de hace treinta años?

– Esa es la gran transformación que han logrado las plataformas. Consumimos series como antes los libros. Cada uno sincroniza su consumo cultural de un modo diferente. Habrá quien vea 'The Crown' dentro de un año porque no tiene ninguna urgencia. La promiscuidad del consumo cultural es absoluta y resulta normal. Las series han superado definitivamente la vieja división entre alta y baja cultura. Hace años me criticaron por comparar 'Los Soprano' con Shakespeare... Una crítica que ya no recibo.

– ¿Cuál es para usted la mejor serie de la historia?

– Antes decía siempre 'The Wire', pero no la he vuelto a ver así que quizá confunda mis recuerdos. Pensamos que nuestro canon es inmutable pero cambia y debemos acostumbrarnos a eso.

– ¿Y la más influyente?

– Quizá 'The West Wing' (El ala oeste de la Casa Blanca) porque influyó en varias generaciones de políticos, escritores de discursos, analistas, etc. Esa es la diferencia con otras series como 'La casa de papel', que ponen de moda una indumentaria en carnaval pero no pasan de ahí. Es la gran aportación de Sorkin.

– ¿Hay en series referencias históricas similares a 'Ciudadano Kane' o 'El Padrino'?

– 'El Padrino' está ahora muy moda, era un referente directo de 'Los Soprano', y en 'The White Lotus' hay una crítica también por su planteamiento heteropatriarcal. Tanto esa película como 'Ciudadano Kane' muestran personajes muy discutibles. Las nuevas generaciones ya hacen otra lectura de ese tipo de tótems culturales.

– Al hablar solo de series anglosajonas se ha dejado fuera otras que han llegado a ser de culto, como 'Babylon Berlin' y unas cuantas más.

– En realidad, tampoco hablo de series clásicas, ni de comedias. Yeso que ahora sí veo comedia, pero tras ella hay una teoría de la sátira y el humor que no está en mi formación académica.

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