Lina Wertmüller contaba que su rebeldía le venía desde muy niña; en la guardería, no la dejaron ir al baño y defecó en mitad de la clase. Nacida en Roma en una familia suiza de orígenes aristocráticos, la echaron de once escuelas y volcó su ... creatividad en diferentes disciplinas artísticas -el teatro, la música, las marionetas- hasta que en los años 60 encontró su lugar en el cine y la televisión. Wertmüller, fallecida este jueves en su ciudad natal a los 93 años, según informan los medios italianos, fue la primera mujer nominada al Oscar a la mejor dirección por 'Pascualino Siete Bellezas' en 1977. Perdió contra John G. Avildsen, que se llevó la estatuilla por 'Rocky'.
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La Academia de Hollywood le compensaría muchos años más tarde, en 2019, cuando recogió un Oscar honorífico. Como recordó Jane Campion en aquel acto, la historia de las mujeres directoras en Hollywood era muy corta: «Primero fue Lina, luego cuatro nominadas más, y después ganó Kathryn Bigelow (en 2010). Ya está. En total, 5 nominaciones para mujeres y 350 para hombres». La segunda directora con el Oscar es Chloé Zhao, que este año lo obtenía gracias a 'Nomadland'. Pero la pionera absoluta fue Lina Wertmüller.
Asistente de Fellini en 'Ocho y medio', la autora de 'Mi querido profesor', 'Insólita aventura de verano' y 'La viuda indomable' debutó en 1963 con 'I basilischi', el retrato de tres hombres en un pueblo del sur de Italia, en la región de Apulia, de donde era originario su padre. El éxito le llegó de la mano del actor Giancarlo Giannini y la actriz Mariangela Melato, con los que rodó una serie de cuatro películas que arrancaron con 'Mimí metalúrgico, herido en su honor'. Su mirada irónica a la realidad social italiana siempre fue despiadada y le ganó la animadversión de democristianos y comunistas en su país. La lucha de clases, los abusos sexuales y la inmigración son temas de una filmografía alabada por Martin Scorsese y Jodie Foster, quien descubrió gracias a sus películas que una mujer también podía ser cineasta.
Lina Wertmüller fue asimismo la primera y única directora en firmar, aunque con seudónimo, Nathan Wich, un spaghetti western, 'Il mio corpo per un poker' (1968). En 'Camorra: contacto en Nápoles' (1986) otorgó el protagonismo a un grupo de madres coraje enfrentadas a los jefes de la droga, con Ángela Molina y Paco Rabal acompañando a Harvey Keitel; en 'Una noche de claro de luna' (1989) hablaba sobre el sida con Rutger Hauer y Nastassja Kinski. 'Insólita aventura de verano' (1974) se convirtió en 'Barridos por la marea' (2002), el desastroso vehículo de lucimiento que Guy Ritchie dirigió para la que era entonces su mujer, Madonna. Un corto documental de 2014, 'Roma, Napoli, Venezia... in un crescendo rossiniano', cierra la carrera de una directora indomable, que se sirvió muchas veces del humor y lo grotesco para desafiar al capitalismo y al patriarcado.
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