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La actriz de doblaje Ana María Simón, en un parque de Madrid. R.C.
Ana María Simón, la voz que entra en todos los hogares

Ana María Simón, la voz que entra en todos los hogares

La semana de... ·

La decana del doblaje en España lleva décadas al pie del cañón y todavía participa en los 'Simpsons'. Ha recibido el Premio Actúa, un reconocimiento que le sirve para reflexionar sobre una profesión sin rostro

Domingo, 20 de noviembre 2022, 00:39

Varias de las voces de la versión española de los Simpsons son de la actriz de doblaje Ana María Simón, que desde la década de los sesenta da entonación castellana a personajes interpretados por Joan Collins o Kim Novak, entre cientos de otras actrices, en películas y series como 'Fama' o 'Mash'. Recientemente ha recibido el premio Actúa, que concede la entidad de actores intérpretes Aisge, como mejor actriz de voz, aunque está jubilada desde 2015. Nacida en Barcelona en 1943, y todavía activa en una profesión sin rostro pero con mucha voz, no abandonó el estudio ni siquiera durante la pandemia.

Lunes

07.30 horas. Me levanto pronto. A veces no duermo bien. Ahora, que no tengo prisa, desayuno y me vuelvo a acostar, cosa que no había podido hacer en toda mi vida. Comencé con el teatro muy joven, en Barcelona, y también hice algo de cine. Después me ofrecieron empezar con el doblaje y me hicieron una prueba. Yo era veinteañera y ya no paré. El teatro quedó relegado. Pasaron muchos años, me mudé a Madrid. Un día me preguntaron si quería adaptar y dirigir. Te dan el guion traducido y tienes que medir las frases, las labiales para que en español coincidan con el idioma original. A eso lo llamamos ajustar, y es lo que más me mola. Como directora te toca pensar en qué actores van con cuál papel, quién puede hacerlo mejor, y después repartes el trabajo.

16.05 horas. Repaso una reseña de mi vida que yo misma escribí. La Aisge, que agrupa a los de mi gremio, me ha dado un premio y me la ha pedido. En julio de este año me llamó Emilio Gutiérrez Cava para decírmelo. Nos conocemos desde hace años, del teatro. Yo creía que era una broma, pero me dijo que una comisión había decidido que merecía el premio de doblaje. Me quedé tan sorprendida. En la reseña he escrito: «El doblaje fue su vida».

19.35 horas. Empieza la ceremonia. Pienso que algunos de los que me dan la enhorabuena no lo dicen de corazón. Eso se nota. Otros en cambio sí me quieren. Es bonito. Hay de todo en esta profesión, como en todas partes. No sabía lo que iba a decir, no soy de las que escribe discursos, y siempre me pasa que al final me digo: '¡Mecachis, se me ha olvidado decir esto!'.

Martes

08.10 horas. Como cruasán y café con leche todos los días. Hay una tienda en mi barrio que hace cruasanes multicereales y yo los encargo por docenas, los congelo y cada noche saco los del día siguiente. Me caliento dos para el desayuno.

08.42 horas. No me vuelvo a dormir y en la cama me cojo un libro. Sólo leo a mis amigos que me dan sus novelas. Tengo muchos amigos escritores. Por ejemplo, Juan Vilà. Pero no me pidas títulos porque soy un desastre para recordarlos. Me gusta leer a mi prima, Amalia Lafuente, que falleció hace poco, en julio. Lo llevo muy mal. Ella escribía en catalán y es una gozada leerla.

16.50 horas. Veo televisión, pero no mucho. Han pasado muchos años y todavía hay gente que se acuerda de la serie 'Fama'. Yo hacía la voz de la profesora de baile Lydia Grant. Mi profesión de actriz de doblaje ha sido maravillosa pero agotadora. Durante muchos años empezaba a las ocho de la mañana y terminaba a las diez y media de la noche. Dos jornadas completas sin parar. ¡Cómo será que cuando cumplí los 65 años, a las nueve de la mañana ya estaba en la puerta de la Seguridad Social para jubilarme! Ya no podía con mi alma.

Miércoles

11.53 horas. Ahora estoy metida en médicos. Me toca que me pongan un chute, como lo llamo yo. Me hacen controles todo el tiempo. Estoy bajita de hierro en este momento. Tengo de todo... la enfermedad de crohn y una enorme hernia de hiato... me han operado ocho veces y he tenido cáncer de colon. Pero ya no me quiero operar. El médico me dice que hago muy bien en no querer que me lleven al quirófano. ¡Ya vale!

16.20 horas. Voy al Maradona, que es como llamo al Mercadona. En este trozo de mi barrio tengo muchos súper y cafeterías. Pero un poco más allá ya no hay nada. No me gusta cocinar, pero lo hago. He comprado un pollo que me frieron ahí mismo, para luego calentarlo.

18.25 horas. Me envían por Whatsapp un vídeo con todas las voces que he hecho para los personajes de los 'Simpsons'. He sido la madre de Skinner, la señora Burns, Brunella y otras mujeres de la serie. No la veo en la televisión. Ha pasado por muchas cadenas y ni sé dónde la emiten ahora. De este vídeo me llama la atención que alguien se haya tomado la molestia de hacer ese trabajo, que considerara que valía la pena.

«El doblador imita lo que escucha en otro idioma. Para mí es precioso mirar la pantalla y lograr la sincronía del diálogo»

Jueves

10.22 horas. Voy a la calle Alcalá, a los estudios de doblaje. Me han pedido hacer unas voces para los 'Simpsons'. Todavía me llaman. El cliente prefiere que sean los mismos dobladores aunque se hayan jubilado.

11.15 horas. Entro al estudio, donde están la pantalla y el atril. Antes de la pandemia grabábamos todos juntos pero ahora se hace en banda aparte. A mí eso no me gusta. Tampoco me gustan las prisas. Me toca hacer un trocito, una frase. Me ponen el vídeo. Escucho, imito lo que oigo. No puedo crear, solo imitar lo que oigo en inglés. En el atril leo el guion con la traducción. Una, dos o tres veces, las que haga falta. Si termina en boca, tienes que terminar en boca. Entonces digo: me parece que lo tengo. Lo doblo hasta que el director está satisfecho. Para mí es precioso mirar la pantalla y lograr la sincronía del diálogo.

14.00 horas. Terminamos. Alguien pregunta quién come por aquí. Me encantan las pizzas de La Tagliatela que está aquí cerca. Yo soy muy selectiva con los amigos. Tengo compañeros, todos. Y luego me queda algún amigo.

Viernes

17.30 horas. Después de tantos años de follón, hago mucho el vago. Tengo tiempo para reflexionar sobre esta profesión, en la que hice tantas cosas. Por ejemplo, en 'Mash' era Morritos Calientes y como directora me encargue de 'Los Soprano'. El doblaje no se tiene que notar. Si a la gente no le gusta una película, y no sabe por qué, es porque está mal doblada. El micro te tiene que querer. Es importantísimo y a veces eso no ocurre.

20.00 horas. En las tardes me acuesto pronto. Me apetece cenar queso y yogures, con zumo. Antes me lo hacía de zanahoria y manzana, pero ya me da pereza. Para mí ahora es más importante dormir que comer.

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