Víctor Clavijo, de 46 años, actor, vive un momento dulce en su oficio. Este hombre hiperactivo pronto se incorporará al rodaje de la serie 'Ana Tramel', con Gracia Querejeta y Salvador García Ruiz como directores y Maribel Verdú en el papel protagonista. Clavijo no sabe ... estar parado. Colecciona cámaras fotográficas antiguas y emula a Cartier-Bresson gastando carretes que luego revela en el laboratorio, un momento mágico del que disfruta casi tanto como capturando el instante. Le gusta disfrutar de la noche, no para la fiesta, sino para leer, escribir y escuchar el ronroneo de sus gatas.
Lunes
10.00 horas. Nada más levantarme necesito tomarme imperiosamente un café, porque sin él no puedo funcionar. Generalmente desayuno delante de la tele, veo las noticias y consulto las redes.
18.00 horas. En el confinamiento me dio por colgar vídeos en Twitter en los que recitaba poesías. Hace dos o tres años grabé 'La casada infiel', de Lorca, y de repente tuvo muy buena acogida porque se difundió precisamente el Día del Libro. Así que me animé a compartir versos de autores clásicos, de Benedetti, Quevedo, Lope de Vega, Machado… Le pillé la vuelta cuando un amigo me propuso recitar un reguetón, y fue cuando declamé 'Gasolina', de Daddy Yankee, que se ha convertido en una locura viral. Desde ese momento alterno las piezas serias con letras de canciones famosas que resultan cómicas por la solemnidad que le imprimo. También la gente se rió mucho cuando puse voz a los galimatías de Rajoy.
20.30 horas. Suelo cocinar, pero lo hago bastante regular. Me pierden las prisas. Mi mujer Montse Pla y yo nos repartimos lo de hacer la comida y la limpieza de la casa.
Martes
11.00 horas. Siempre que puedo toco el piano, estudié seis años y hubo un momento, de crío, antes de que se cruzara la interpretación en mi vida, en que pensé que me iba a dedicar profesionalmente a la música. En casa tengo un piano acústico y lo toco con los cascos puestos y el sistema 'silent' en funcionamiento para poder practicar sin marear a los vecinos.
19.00 horas. Mi gran afición es la fotografía. En la cuarentena no he podido practicar porque me dedico a la foto analógica. Revelo y positivo copias en el laboratorio de La Casa Encendida, de Madrid, al que no he podido ir, lógicamente. Me gustan las fotos espontáneas, al estilo de las que hacían Robert Doisneau y Cartier-Bresson. Me encanta visitar tiendas de anticuario. En los viajes que he hecho a Roma, Venecia, Praga o Viena, mi mujer, que me conoce bien, programaba visitas a rastrillos y tiendas antiguas de fotografía. En los rodajes estoy revoloteando como una mosca cojonera en torno a mis compañeros con la cámara al hombro. Llega un momento en que se olvidan de que estoy ahí, se relajan y es entonces cuando disparo la cámara. No les hago posar, ni montar escenas, porque entonces se pierde frescura y espontaneidad. Trato de captar el instante decisivo.
Miércoles
11.00 horas. Estoy viendo una serie que me está encantando y que se titula 'This is us'. Estoy a punto de acabar la cuarta temporada, que es apasionante. Cuando veo la televisión no dejo de trabajar, porque me fijo en la estructura del guión, en la interpretación de los personajes y mil cosas más. Llegué a este oficio porque de pequeño me gustaba hacer el payaso en casa, cogía ropa de mis padres y me disfrazaba. Para fingir que era calvo me pegaba una capa de yeso en la coronilla. Vibraba con las películas de Charlie Chaplin y a los 14 o 15 años descubrí a James Dean. Me embebí en la lectura de un libro de Stanislawski y me metí en el grupo de teatro independiente que dirigía en el Campo de Algeciras José Chamizo, que llegó a ser Defensor del Pueblo en Andalucía. Luego me olvidé y me puse a estudiar Derecho, hasta que vi a Juan Diego actuar. Me planté en Madrid e ingresé en la Real Escuela de Arte Dramático.
19.00 horas. Hace mucho que no voy a Algeciras, mi tierra. A los 18 años me fui de allí para estudiar en Granada y luego me afinqué en Madrid. Me traje a mis padres a vivir a Madrid cuando él se jubiló en 2001. Vendieron la casa de Algeciras y compraron una aquí. He bajado alguna vez por trabajo y a pronunciar un pregón. He perdido casi por completo el acento, pero en cuanto me junto con amigos recupero la hache aspirada.
Jueves
17.00 horas. Mis dos gatas me procuran muchísimas gratificaciones. La pequeña es un terremoto. Se la trajo mi mujer a casa hace justo dos años; se la encontró en la calle durante un rodaje. Es un bicho muy cariñoso, travieso e inquieto. Me río mucho con ella.
02.00 horas. Somos trasnochadores, no en el sentido de irnos de juega, pero sí de aprovechar la noche para ver películas o series, leer o escribir. En la cuarentena he redescubierto a los grandes poetas. Soy indisciplinado, pero me gusta escribir. Debe de venir de familia, porque mi hermano Carlos es productor y escritor. Por desgracia ahora solo tengo tiempo para leer proyectos.
Viernes
17.00 horas. Consumo programas de televisión un poco más de lo que me gustaría, aunque suelo elegir. A veces un espacio tonto para pasar el rato no está mal. Me gustan los informativos y programas de debate, pero solo hasta que mi cuerpo y el cabreo aguantan.
19.00 horas. Hace unos años tenía algunas manías antes de salir a escena, hasta el punto de que llevaba conmigo un amuleto. He podido deshacerme de esa superstición. No así de otras rarezas y vicios, como el fumar o ir dejando diseminados vasos por la casa.
20.00 horas. Pronto empezará el rodaje de 'Ana Tramel'. He aprendido a recurrir a mis emociones como fuente de inspiración, pero sin necesidad de hacerme daño psicológicamente. Hubo un tiempo en que las teorías de Stanislawski se malinterpretaron y se creyó que para ser un actor honesto había que torturarse. Ahora rebusco en las vivencias personales y dejo que el subconsciente haga el trabajo.