George Clooney: «Me interesa la política, no hacer carrera en la política»

Frank, que así se llama el personaje de Clooney, se embarca en una sorprendente y peligrosa misión junto a una adolescente precoz llamada Casey (Britt Robertson). Ambos intentan descubrir que sucedió en 'Tomorrowland', un supuesto lugar mágico. Recién casado con la abogada británica de origen libanes Amal Alamuddin, la pareja se ha convertido en la sensación del momento llegando a robar protagonismo a sus grandes amigos Brad Pitt y Angelina Jolie.

PREGUNTA: Sorprende verle protagonizando una película familiar como 'Tomorrowland'.

RESPUESTA: Es cierto, no son mis favoritas. A lo largo de mi carrera me han ofrecido interpretar este tipo de proyectos, pero yo no sentía que era el actor adecuado. Pero 'Tomorrowland' no me parece la típica película de verano. Dice mucho en favor de Disney el hecho de atreverse a estrenar en esta época del año sin ser ni una secuela, ni estar basada en un comic. Alabo su valentía y me gusta la idea de mirar al mundo con optimismo

P: En estos momentos cuesta encontrar optimismo

R: Vivimos en un mundo donde basta encender la televisión para entender que ahí fuera las cosas no son precisamente divertidas. Yo prefiero no amargarme porque las noticias pueden deprimirte. Vemos generaciones de seres humanos que caminan por su vida sin esperanza, lo que me gusta de esta cinta es la idea de hablar de un futuro sin organizar, sin predestinar, en el que todos estamos involucrados. Una sola voz puede marcar diferencias y en eso creo. Me fascina la idea central de que queda mucho por hacer para mejorar las cosas.

P: Sinceramente, ¿cree que puede existir un cambio a mejor?

R: Sí. Crecí convencido que cada uno tiene el poder de cambiar el mundo si se involucra. Todos somos responsables del cambio. En mi caso tengo que dar mucho más, trabajar más. Siempre me he preocupado por Darfur y voy a seguir haciéndolo. Creé hace dos años el proyecto Satélite Sentinel. Fue todo un éxito porque nos permitió monitorizar Sudán. El satélite seguía, principalmente, los pasos de Omar Al-Bashir, un criminal de guerra, para evitar la violencia. durante el día, cuando hacía buen tiempo y cuando el aparato funcionaba con propiedad.

P: Usted acaba de contraer matrimonio hace unos meses. ¿Cómo ha cambiado su vida desde que está casado?

R: Estoy determinado a conseguir que mi matrimonio funcione y trato de ajustar mi calendario al de Amal. Nosotros hemos acordado que ninguno de los dos puede pasar más de una semana fuera, y hasta la fecha el trato nos está funcionando muy bien. Hemos establecido una formula y por eso intentamos mover nuestros compromisos profesionales para pasar poco tiempo separados.

P: Usted parece vivir en un perpetuo estado de buen humor, ¿hay algo en la sociedad que le moleste?

R: No se trata de buscar el lado negativo, sino el positivo. Pero definitivamente vivimos en una sociedad donde impera la hipocresía. Personalmente nunca leo lo que se escribe de mí y reconozco que no entiendo esa actitud de vivir anónimamente en las redes. Uno tiene que ser responsable de lo que dice y escribe, no sentarse detrás de un ordenador con un seudónimo a criticar a los demás. Parece que a la gente le divierte ser negativa.

P: ¿Que le motiva profesionalmente?

R: Desde hace quince años en mi carrera intento formar parte de un equipo que apueste por desarrollar buenos guiones. Cuando tienes la oportunidad de elegir, y no muchos actores pueden, lo importante es fijarse en el guión, en el director, y en el elenco que te acompañara en esa aventura porque son con quienes vas a pasar varios meses trabajando.

P: ¿Ha dejado de pensar en la política?

R: Me interesa la política, no hacer carrera en la política. De joven pensé en ser senador, incluso presentarme al congreso, pero con el tiempo me he dado cuenta que un político tiene que comprometer su vida y no estoy dispuesto a perderme por complete en ese mundo. Por supuesto voy a seguir luchando por las causas en las que creo, como Darfur, y no me da miedo unir lazos políticos con lazos humanitarios. Puedo ir a Naciones Unidas y hablar ante el consejo de seguridad porque ese mi compromiso. Pero me represento a mí, soy mi propia conciencia hablando.