Secciones
Servicios
Destacamos
Daniel Roldán
Lunes, 9 de febrero 2015, 13:29
La gala de la 29 edición de los premios Goya ha sido un paréntesis en el proceso creativo de Alberto Rodríguez. Un brillante paréntesis en forma de diez premios, la tercera mejor marca del cine nacional que comparte con 'Blancanieves'. Precisamente la película de Pablo ... Berger es la que le privó hace dos años de que 'Grupo 7' consiguiera algo más que dos premios de 16 candidaturas. «No era una espinita sino una cosa de no confiarse porque nos había pasado antes y habíamos ganado muy poco», esgrime el director que, en el plano más personal, se lleva dos a casa: el de mejor guión original -junto a Rafael Cobos- y mejor director.
Un triunfo que comenzó a fraguarse en el mes de septiembre, cuando se presentó la película en la sección oficial del Festival de San Sebastián. Ahí tuvo claro que 'La isla mínima' tenía algo para poder triunfar. «Yo me salgo en las proyecciones. Cuando llega el día del estreno me pongo muy nervioso y a los dos minutos me voy. Estuve en una sala aparte y cuando faltaban diez minutos entré de nuevo. Y cuando vi a todas las cabecitas mudando, dije: 'Creo que esta película va a funcionar'», confiesa Rodríguez. Y allí comenzaron a caer los premios -Concha de Plata para Javier Gutiérrez-, después vinieron los Forqué, los premios Feroz. y el cariño del público. Porque lo más importante de este año para el cine español es la reconciliación con el público. «No me voy a las cifras, sino a lo que piensa el ciudadano de a pie. Y es lo más importante y lo más interesante. Lo que nos faltaba era conectar. Y espero que este año haya sido el primer escarceo. Ahora solo falta saber si la cosa se concreta. La cultura tiene que dejar de ser un arma arrojadiza entre la derecha y la izquierda. Tiene que ser una cosa establecida. Empezar a ser una cosa de Estado y dejarnos de tonterías», asevera el realizador andaluz. «La primera protesta ha sido la del número musical y creo que señala cómo está el cine español. Estamos obligados a resistir. Queremos resistir», matiza.
Un premio de menos
«Creo que muchos espectadores estaban esperando una gala reivindicativa en el que otra vez el mundo del cine fuera el buque insignia de muchas protestas. Y en ese sentido ha sido una gala muy elegante. Hemos demostrado esta noche muchas cosas», indica, a su vez, Javier Gutiérrez. «El Goya de justicia es el de Alberto. Se lo merece», señala mirando al director que apostó por él, contra la opinión de muchos, para interpretar a ese policía turbio en esa España de principios de los 80. «Siguen saliendo impunes los que ostentan el poder, siguen pringando los mismos, la gente de la calle. No ha cambiado tanto, por desgracia, han pasado años y sigue habiendo miseria moral y económica», apunta el actor gallego.
Rodríguez asiente a las palabras de Gutiérrez, pero con una salvedad. Le hubiera encantado que Manuela Ocón hubiera ganado un 'cabezón' como directora de producción. «La gente no sabe lo complicado que fue hacer esta película. Sobre el papel, parece que te vas a un territorio y ya está. Pero es que eran 180 kilómetros impracticables, inaccesibles y con muchísimas dificultades, en los que tuvimos que hacer hasta caminos que se hicieron de la nada», explica Rodríguez. «Ha sido un 'Apocalypse Now' a la española», añade Gutiérrez.
El trayecto de 'La isla mínima' se terminó en la fiesta posterior a la gala. Para Rodríguez todo lo que rodeaba a los Goya era un paréntesis (maravilloso a final) en la preparación de su próxima película. El sevillano volverá a los noventa, como hiciera en 'Grupo 7', y a una de las situaciones más polémicas y con más interrogantes de los últimos años: la huida de Luis Roldán, exdirector de la Guardia Civil, y el papel de Francisco Paesa, el conseguidor, exagente del otrora Cesid, que supuestamente ayudó a trasladar el dinero que Roldán desfalcó de la Benemérita: 2,7 millones de los fondos reservados y unos diez millones en comisiones, de los que solo se han recuperado unos 1,6 millones.
Rodríguez quiere comenzar el rodaje este verano, aunque todavía no hay reparto, y centrar su película en los diez meses en los que Roldán estuvo desaparecido -entre el 29 de abril de 1994 y el 27 de febrero de 1995- hasta que fue entregado a las autoridades españolas en el aeropuerto de Bangkok (Tailandia). El rodaje le llevará a Madrid, París -el último lugar donde se vio vivo a Paesa-, Suiza y Singapur, el lugar donde se perdió la pista del dinero de Roldán. El exdirector de la Guardia Civil fue condenado en 1998 a 28 años de prisión por la Audiencia Provincial de Madrid, aunque después el Tribunal Supremo elevó la pena a los 31 años.
Pero después de su 'Paesa', el director se va a involucrar en un proyecto sobre la historia de su ciudad. Con el respaldo de Movistar, quiere hacer una serie de la que, por el momento, solo hay ideas. «Será una serie sin la presión de la audiencia, porque no se puede hacer una serie que atrapa desde los 5 a los 89 años, y sin la presión de los ejecutivos», confiesa. Este año solo realizará algunas visualizaciones y esbozará algunos de los personajes y de las líneas argumentales.
¿Ya eres suscriptor/a? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.