ESTÍBALIZ ESPINOSA
Lunes, 16 de mayo 2022, 02:00
Tal y como se anunciaba, el primer 'concierto experiencia' de La Rioja Festival resultó toda una experiencia –y deliciosa–, donde naturaleza, folclore y gastronomía sirvieron de acompañamiento a uno de los platos fuertes del festival: el concierto de uno de los mejores organistas de nuestro ... país, Daniel Oyarzábal, en la iglesia del Monasterio de Yuso de San Millán de la Cogolla.
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El órgano del templo se rindió ayer a sus virtuosas manos durante la celebración de la eucaristía en honor a San Isidro. Una misa musical que también contó con las voces de la Coral San Pablo de Logroño, y que se cerró con un impresionante postludio del músico vitoriano, organista principal de la Orquesta Nacional de España. Sus últimas piezas –composiciones de Sebastián Albero, Sebastián Aguilera de Heredia y Antonio Valente– fueron un deleite para los sentidos de quienes llenaban el templo.
La jornada había arrancado dos horas antes en la plaza de Badarán con las jotas de María de Dios y Paqui Terroba. Tras los merecidos aplausos, unas 120 personas enfilaron a pie el trayecto que les llevaría hasta San Millán por el Camino Real, el mismo que recorrieron antiguos reyes como Sancho III El Mayor, García el de Nájera o Estefanía de Foix, procedentes de Nájera.
Ayer fue Pablo Sáinz-Villegas, promotor y director de La Rioja Festival, quien encabezó la marcha. Con la resaca del exitoso concierto ofrecido de víspera en Riojafórum junto a La Orden de la Terraza, y con la responsabilidad de que su festival 'Raíces' arraigue con fuerza en la tierra que le vio nacer, el guitarrista riojano disfrutó sin embargo del paseo como uno más. El buen ambiente, la soleada mañana y una exuberante naturaleza acompañaron a los paseantes durante los siete kilómetros del trayecto, interrumpidos únicamente por la pequeña sorpresa musical protagonizada por las joteras María y Paqui y los acordes de Juan Gurrea en un recodo del camino. Una breve parada para escuchar en plena naturaleza ese 'Riojano de pura cepa' o la jota dedicada a Gonzalo de Berceo, e incluso para entonar a coro 'Cielito lindo'.
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A su llegada a Yuso, numerosos visitantes y miembros del grupo Contradanza llenaban el patio del monasterio y, minutos después, el interior de la iglesia. Una vez finalizó la ceremonia religiosa, los bailes regionales y jotas pusieron la nota folclórica y de color a esta animada cita, que no podía terminar de mejor manera que con el reparto de choricillo y vino entre todos los presentes. Hasta 300 raciones se sirvieron como colofón a esta primera experiencia el festival de música clásica, que ya por la tarde se prolongó con una gala lírica en Santo Domingo de la Calzada y el Cuarteto Seikilos en Calahorra.
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