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Bajo el título 'Infancia, adolescencia y juventud. Visión e intervención desde la psicología', el psicólogo Javier Urra, también escritor, docente y experto en el universo del menor, abre hoy en el Auditorio Municipal logroñés (19.30 horas) las XIII Jornadas de Psicología en La ... Rioja, que organiza el Colegio Oficial de Psicólogos.
-Desde su perspectiva, ¿qué aporta su profesión al ser humano en las primeras etapas de la vida?
-La sociedad decía que los niños son el futuro y la psicología dice que no, que los niños son el presente y que los adultos somos lo que quedó del niño que fuimos. Los niños no son un concepto genérico, son diferenciales. La psicología ha demostrado que nos componemos de temperamento, que se hereda y no se modifica, de carácter, que es otra cosa y, como explicó Ortega y Gasset, es el yo y las circunstancias, y, por último, de la personalidad. Ahí es donde entra la psicohistoria, las vivencias de cada uno, que es lo que marca la unicidad del niño, del joven, del adulto. Para poner un ejemplo, nacen dos gemelos univitelinos y ambos tienen caracteres distintos: uno es llorón y el otro, no.
javier urra
-Desde hace muchas décadas, los psicólogos también abordan los problemas más graves por los que atraviesa el menor.
-Estoy convencido de que la psicología debe implicarse todavía más en el ámbito del maltrato, tanto físico como emocional, psicológico, sutil, que destroza la autoestima y la valía personal. También nos ha enseñado lo que es la resiliencia, la capacidad de superar la tortura de todo tipo. Hay niños que han sido maltratados, que ha sufrido abusos sexuales y, lejos de convertirse en maltratadores o abusadores, son personas que se vuelcan en los demás porque, en algún punto del camino, han conocido el amor; el amor de pareja, de un ser querido, de una vocación profesional. Si pensamos en las palabras claves de la Academia de Psicología -pensar, sentir y hacer-, es esta última la que implica el compromiso de la persona, la solidaridad, la generosidad, la empatía, que se debe trabajar en niños y adolescentes.
-¿Y cómo se enfrentan los profesionales a las situaciones donde los menores cometen delitos graves?
-Acabamos de ver hechos como el doble crimen de una pareja de ancianos en Bilbao. Lo que persigue la psicología es explicar qué lleva a un chico a hacerse psicopático. No hablo de nacer asesino sino de hacerse insensible, escasamente empático, por qué se une un grupo cuya única razón de ser es la violencia. Los psicólogos no buscamos la defensa de los menores que han cometido un homicidio, sino entender las causas para poder prevenir este tipo de comportamientos, que es lo esencial. Es todo un reto, igual que enfrentarse al autismo, a la capacidad intelectual de cada niño... Estas son algunas cosas que la psicología ha hecho por los jóvenes y que, al mismo tiempo, ha aprendido de los jóvenes.
-Son muchos los avances logrados por los psicólogos, pero el camino por recorrer aún se antoja infinito.
-Ahora los niños, por ejemplo, permanecen varias horas al día enganchados a la Red y se comunican de mil maneras. Ahí surge un reto fundamental de dar una explicación al narcisismo, el culto al ego, la necesidad de ser conocido, la necesidad de conocer qué se mueve alrededor, la necesidad de estar en todo momento conectado. Hay que plantearse cómo afrontar el riesgo de la adicción, cómo enseñar a los niños a plantearse la importancia de la intimidad, el respeto a uno mismo, qué son el honor y la dignidad...
-Incluso, hay problemas de adultos que cada vez afectan más a los adolescentes, como ocurre con la violencia de género.
-Hace poco estuve en el Senado debatiendo sobre esta cuestión, en la que influyen muchos factores, pero sobre todo los celos. En España, uno de cada tres jóvenes cree que los celos es una prueba inequívoca de amor. Tenemos chicas que nos dicen que se acuestan con su pareja y que no querrían hacerlo; no es que estén obligadas a hacerlo sino que piensan que si no se acuestan con su chico, éste se va a ir con otras. Todo esto hay que plantearlo en una sociedad que parece que mejora en muchos aspectos, aunque en otros tiene serios problemas. La psicología tiene retos a la hora de enseñar a los niños y a los jóvenes qué son los dilemas y cómo afrontarlos, ya que la vida es un dilema constante. También es necesario adecuar la educación en España para que los alumnos no se frustren tan rápido en todos los ámbitos y para que no tengamos un índice tan alto de suicidios entre los jóvenes, sobre todo entre mujeres. Los chicos se han forjado hoy una sociedad donde creen que la vida es un parque Disney.
-España ha experimentado en las últimas cuatro décadas un drástico cambio de modelo social al que hay que unir el fenómeno de la globalización y las nuevas tecnologías. ¿Cómo lo ha notado la población menor?
--La sociedad siempre está cambiando, menos mal. Antes prevalecía un sistema jerárquico del hombre sobre la mujer y sobre el hijo. Hoy, las nuevas tecnologías han hecho que cambie el criterio: cualquiera puede estar comunicado en cualquier lugar y a cualquier hora, y esto cambia sobremanera la percepción de la sociedad. Muchos jóvenes piensan que saben tanto o más que sus padres porque son tecnológicamente más digitales; sin embargo, hay temas que requieren de la experiencia, como saber cuáles son los valores, las virtudes, lo que está bien y lo que está mal. En definitiva, tener criterio sobre la corrupción, la droga, la prostitución... y eso sólo se consigue con los años.
-En definitiva, que hay vida más allá de Internet.
-Muchas de las cosas fundamentales de este mundo sólo se aprenden en el contacto con la gente, piel con piel. Esas tertulias con los padres, con los abuelos, con los amigos, aquí en La Rioja, por ejemplo, al calor de unas chuletillas, no pueden perderse porque de ahí nace el roce, la ternura, el cariño, el respeto. Tú no te ves en el espejo porque tu mirada ya deforma lo que ves, distorsiona tu percepción. La gente se ve en los ojos del otro y esto es muy importante. Hay que explicar a los chavales que para pedir perdón tienen que mirar a los ojos del otro. Es necesario hablarles a los chicos del acoso escolar y qué actitud toman, si son valientes, si se implican o no. «Conócete a ti mismo», se decía en la Grecia clásica. En la actualidad tenemos herramientas como la neurociencia, pero debemos de tener claro que con un 'tac' examinando el cerebro no se va a captar el sentido del humor del ser humano. Eso está en la mente y en el alma, una espiritualidad que va mucho más allá de lo meramente biológico.
-Además, hoy presenta su nuevo libro.
-Se titula 'La triple E', «Escala de Estabilidad Emocional». Se trata de un libro para adultos, un divertimento que sólo necesita dos cosas: sinceridad y un bolígrafo. Te vas a encontrar con dibujos, con frases que tienes que contestar... ¿Para qué?, pues para que te conozcas más y mejor, siempre que no te quieras engañar haciéndote trampas al solitario.
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