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Fachada de la catedral. ALBO
La catedral de Santo Domingo cierra por el confinamiento

La catedral de Santo Domingo cierra por el confinamiento

El templo pone a su docena de trabajadores en ERTE por la falta de visitas turísticas tras el cierre de la región para frenar al COVID-19

Javier Albo

Santo Domingo

Lunes, 26 de octubre 2020, 07:13

La catedral de Santo Domingo de la Calzada ha cerrado sus puertas y su docena de trabajadores quedan sujetos a un expediente de regulación temporal de empleo (Erte). La medida, puesta en marcha el viernes, es otra de las consecuencias del confinamiento perimetral de La Rioja para frenar los contagios del COVID-19 y durará lo que esté de vigencia este, al menos, salvo que sus responsables decidan prorrogarlo por la implementación de nuevas medidas. Sus puertas solo se abrirán los días 1 y 2 de noviembre, en los horarios que se determinen, para las personas que quieran visitar los restos de sus seres queridos en el columbario. También permanece abierto el acceso por la plaza del Santo, para quienes deseen rezar ante el sepulcro del Santo.

El cierre del templo calceatense es el forzado broche a una situación que para la catedral, principal referencia turística de la ciudad, roza lo insostenible. Cerrada desde mediados de marzo hasta julio, viene registrando desde entonces un descenso de visitantes que supera el 80% con respecto a lo habitual. Este porcentaje crece considerablemente con el cierre de las fronteras regionales dado que el turismo de interior es escasamente significativo en la lista de visitas.

El cierre en marzo, en el preámbulo de la temporada alta, puso a la catedral en una difícil situación, tal y como ya transmitieron en abril sus responsables, que hicieron un llamamiento a los fieles a colaborar en el mantenimiento del templo, si bien priorizaron toda ayuda en las personas necesitadas. «Preferimos que nos corten la luz a que alguien pase hambre», indicó entonces el abad, Francisco José Suárez. También manifestó que «la apuesta de la catedral es no echar nunca a los trabajadores, aunque sea temporada baja, sino que estén todo el año» y que para ello «en los meses de noviembre, enero, febrero y marzo pagamos sueldos con el fondo que se hace del verano». Tras una temporada estival mala y un otoño que pinta muy negro lo único que hay ahora sobre el futuro es incertidumbre.

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