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'Querida Catalina, hijo y demás familia, me dices que coma y que no tenga pena pero cuando no tendré es cuando esté en compañía vuestra que es lo que de esta manera estar tranquilo y no quiero a nadie más que a vosotros, tu esposo que os quiere'. El que así escribe –de corrido y atropelladamente, a lápiz y queriendo transmitir ánimo– es Braulio Antón, vecino de Rodezno y concejal republicano en el 36. Lo hace desde la cárcel sin saber todavía que está a punto de morir en una saca el 6 de noviembre en Rivas de Tereso, en la carretera de Labastida.
Braulio es uno de los dos mil riojanos asesinados durante la represión franquista en los primeros meses de la guerra civil. Es además uno de los pocos de los que se conserva correspondencia, las últimas cuatro letras sobre papel enviadas hace ochenta y cinco años a sus seres queridos. Hoy nos llegan también a nosotros gracias al trabajo de Jesús Vicente Aguirre, que las ha recopilado y publicado en el libro 'Escríbeme a la tierra. Las cartas de los que van a morir. La Rioja 1936' (Editorial Los Aciertos-Pepitas).
También hay cartas de Eugenio Abizanda, Aquilino Arenzana y Emilio y Vicente Pérez (de Calahorra), Nicolás Arnáez, Florencio Díaz y Cándido Lasanta (Villamediana), Félix Asensio (Fuenmayor), Gumersindo Azcárate (Ezcaray), Cipriano Berrozpe (Haro), Teodoro Calderón, Román Hervías, Juan Ibáñez y Prudencio Urbina (Nájera), Claudio Cantabrana, Félix López-Molina y Narciso Ruiz-Olalla (Treviana), Miguel Caperos (Casalarreina), Pablo Civil, José Mayor, José Antonio Ozcoz, Ángel Perales, Ángel Rivas y José Mateo Zapatero (Alfaro), Víctor Fernández (Ábalos), Felipe Grávalos (Cervera), Alberto Herce, Gregorio Izaguirre y Tomás Ladrón (Logroño), Eleuterio Ledesma (San Asensio), Emiliano León y Luis Sota (Aldeanueva), Ángel Marcos (Badarán), Rufino Marín (Muro de Aguas), Gaspar Martínez (San Román), Félix Mateo (Alcanadre), Pascual Moraga (Uruñuela) y Santos Pangua (Ábalos).
Ellos son los protagonistas. «Ellos y sus familias, que conservaron como tesoros esos papeles humildes», dijo ayer Aguirre en la presentación del libro y la exposición que puede verse en la Biblioteca de La Rioja (hasta el día 21). El autor de 'Aquí nunca pasó nada' (2007) y 'Al fin de la batalla y muerto el combatiente' (2014), completa así una trilogía, la mayor investigación sobre memoria histórica en La Rioja y también una de las más importantes de España. «Con esto hacemos un poco de verdad, justicia y reparación, hacemos memoria», afirmó en el acto, acompañado de sus colaboradores Félix Caperos y el historiador Carlos Gil Andrés.
«Hoy el destinatario de esas cartas es colectivo –apuntó este último–. No van dirigidas a los que hoy estáis aquí, sino a los que todavía no conocen esta historia. Hay que seguir contándola. Que se entienda de generación en generación. Este libro tiene que volar. Estas cartas estarán vivas cada vez que alguien abra este libro». Es el modo de que ellos no mueran en el olvido por segunda vez.
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