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Tras cuarenta años pedaleando silenciosamente en Tricicle, Carles Sans continúa rodando sobre los escenarios con el humor como hoja de ruta, pero ahora lo hace en solitario y haciéndose oír con la palabra. Mañana hace escala en el Teatro Bretón de Logroño (19.30 ... horas) con '¡Por fin solo!', un espectáculo trufado de anécdotas sobre Tricicle y sobre su vida personal.
– '¡Por fin solo!' suena a liberación.
– Bueno... sí, es una ironía y un poco liberador también porque es como aquel padre que quiere mucho a su familia pero el día que se queda solo en casa dice: ¡Por fin solo!
– La huella de Tricicle sigue siendo profunda en este espectáculo. ¿Lo hace con permiso de Paco Mir y Joan Gràcia?
– Por supuesto, no podía ser de otra manera. Ellos han visto el espectáculo, se han reído, les ha gustado mucho... En él hablo de historias vividas conjuntamente, algunas muy locas, y evidentemente está muy presente Tricicle no solo en las propias historias sino en mi interpretación de las mismas. Y si bien no paro de hablar, también gesticulo al modo más claramente Tricicle.
– Tras cuarenta años de teatro gestual, ¿cómo ha sido el salto al monólogo oral?
– Sabía que si quería hacer un proyecto nuevo no podía hacer lo mismo que Tricicle porque Tricicle es insustituible, así que no quedaba otra opción que ponerme a hablar. En mis orígenes como estudiante de Arte Dramático hacía teatro de texto, luego antes de coger esa deriva silenciosa con Tricicle yo venía del teatro hablado y siempre me había quedado esa espinita de hacer algo con texto. Ahora he visto el momento y con ese 'mix' entre gesto y palabra creo que ha quedado un espectáculo muy divertido.
– En '¡Por fin solo!' conoceremos la biografía y la trastienda de Tricicle, pero también anécdotas personales. ¿Da pudor desnudarse ante el público?
– Creo que el humor es una excelente herramienta para poder desnudarse sin que uno se dé cuenta, incluso sin que los demás se den cuenta. Es la mejor manera de decirle a alguien que es idiota haciéndole incluso reír. Una vez que te das la licencia para reírte de ti mismo, a partir de ahí puedes reírte de los demás.
SEGÚN SUS EXCOMPAÑEROS
– Y usted se ríe con el mismo humor blanco que practicaba Tricicle.
– Bueno... este espectáculo tiene un poco más de canalla y ahí tiene mucho que ver José Corbacho, con el que ya he trabajado y me gusta mucho lo que hace. A ver a Tricicle podían venir los niños y este es un humor más adulto.
– Además de hablar y gesticular, en '¡Por fin solo!' también hace gala de sus dotes de imitador (en sendos 'sketches' sobre Sara Montiel y Esperanza Aguirre).
– Pero que mis imitaciones no se entiendan al estilo Latre, para nada, y que nadie piense que viene a ver un espectáculo de imitaciones sino uno en el que se cuentan historias muy divertidas y, lo que es más importante, son todas reales. Como decía el escritor Josep Pla, lo que más le interesaba de la Historia era la anécdota, y es cierto que a la gente le gusta la anécdota y, si además conoces al protagonista, todavía la hace más interesante.
– ¿Las ventajas y desventajas de trabajar en solitario, de ser 'monocicle'?
– Una de las ventajas es no tener que consensuar tantísimo como ocurría con Tricicle; al final eres dueño de tus fracasos y tus éxitos. Y luego hay cosas más mundanas, como no tener que compartir la taquilla, que no está nada mal. ¿Inconvenientes? Antes viajábamos en compañía y compartíamos camerino antes de la función, mientras que ahora tengo que convocar a mis técnicos de sonido para que me den algo de conversación. Antes de estrenar tenía todas las dudas del mundo, pero una vez que ves que el público lo pasa genial empiezas a coger confianza y es una auténtica gozada, que es lo que estoy disfrutando ahora mismo.
SEGÚN ÉL
– ¿Cuál ha sido la crítica de Paco Mir y Joan Gràcia a su espectáculo?
– Nunca hemos sido muy dados a extendernos en nuestras críticas pero sí muy críticos en todo lo que hemos hecho, y creo que esto ha formado parte del éxito de Tricicle durante tantos años. Tampoco hemos sido muy complacientes a la hora de regalarnos elogios; éramos de todo aquello que no te digo que ha estado mal quiere decir que ha estado bien. En el caso de '¡Por fin solo!', Paco y Joan me dijeron que el espectáculo funcionaba superbien y tenía mucho ritmo, y no pusieron inconvenientes, con lo cual deduje que esto era 'top'.
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