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Tras el éxito de la Reunión Nacional de Dermato-Oncología y Cirugía de la Academia Española de Dermatología, que reunió en Logroño a 500 dermatólogos los pasados días, es importante insistir en la gran importancia que tiene para la curación del cáncer el diagnóstico ... precoz.
No hay que olvidar que el cáncer de piel es el más frecuente. Uno de cada tres cánceres del organismo es de la piel. Afortunadamente, cada vez el diagnóstico es más precoz, hay más medios de tratamiento y el índice de curación es más elevado, superando el 90 por ciento. Es muy importante el paso previo de precáncer, consistente en la detección de las 'queratosis actínicas', muy frecuentes en personas expuestas al sol, como agricultores, obreros de la construcción etc. o quienes toman el sol por ocio y no lo hacen con la fotoprotección adecuada.
En el cáncer de piel hay dos grandes grupos: el cáncer no melanoma, donde incluimos sobre todo el carcinoma basocelular y espinocelular; y el melanoma, del que hoy nos vamos a ocupar en este artículo, en ese recorrido del 'lunar al melanoma'.
El lunar (nevus es la denominación correcta) es un acúmulo de melanocitos que aparece sobre la piel. Prácticamente todos los adultos tenemos algún lunar en nuestra piel.
Los médicos debemos saber que los melanocitos que forman el lunar pueden experimentar cambios celulares que los transforman en malignos, y esto es muy importante.
El melanoma es un cáncer de piel que se desarrolla a expensas de los melanocitos. Es el cáncer más maligno y de peor pronóstico. Puede surgir espontáneamente o por modificación de un nevus. Es, pues, muy importante su control por el dermatólogo, lo más importante en el melanoma es el diagnóstico precoz, ya que esto hace posible la curación en un porcentaje de más del 90 por ciento.
Hay que vigilar si hay aumento de tamaño o de grosor, si hay cambio en su textura, de color, sobre todo si se oscurece, si hay inflamación alrededor del nevus, si se ulcera, si sangra, si produce dolor, picor, etc. El 65 por ciento de los melanomas aparecen sobre nevus que tenía el paciente.
El control debe ser una vez al año, aunque va a depender del número total de manchas, del tipo de piel, antecedentes familiares de melanoma, etc. Y las revisiones serán de por vida y siempre bajo control dermatológico.
Aquellos donde observemos asimetría, que sus bordes son irregulares, que su color no es homogéneo o que tienen más de 6 mm. de diámetro, son los que más hay que vigilar y motivo de visita al dermatólogo.
Factores de riesgo
1.- Personas de fototipo bajo: piel clara, ojos claros, que se broncean difícilmente y se queman fácilmente al exponerse al sol.
2.- Personas que han sufrido quemaduras en su infancia.
3.- Personas que se exponen intermitentemente al sol, de pieles claras poco aclimatadas.
4.- Personas con múltiples lunares y de tamaño.
5.- Personas con lunares congénitos.
6.- Personas con antecedentes familiares o personales de melanoma.
Decía Miguel de Cervantes y Saavedra en El Quijote: «...aunque, para decir verdad, nunca yo vi su fealdad, sino su hermosura, a la cual subía de punto y quilates un lunar que tenía sobre el labio derecho, a manera de bigote, con siete u ocho cabellos rubios como hebras de oro y largos de más de un palmo».
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