Borrar
Vista de Pazuengos desde el monte vecino. En primer término aparece la iglesia de San Martín, probablemente edificada sobre el castillo. Al fondo, las campas en las que se dice que el Cid libró su primera gran batalla.

Ver fotos

Vista de Pazuengos desde el monte vecino. En primer término aparece la iglesia de San Martín, probablemente edificada sobre el castillo. Al fondo, las campas en las que se dice que el Cid libró su primera gran batalla. Justo Rodriguez

El Campeador de Pazuengos

Varias crónicas medievales recogen que Ruy Díaz de Vivar ganó en Pazuengos el sobrenombre de 'campeador' al derrotar a un caballero navarro

Pío García

Logroño

Lunes, 14 de octubre 2019

Para llegar a Pazuengos hay que planteárselo. No pilla de paso hacia ningún sitio y ahí muere la carretera; una carretera autonómica, con el asfalto muy resquebrajado, por la que de vez en cuando cruza una entusiasta manada de caballos percherones. Se oyen mugidos y cencerros, también ladridos e incluso relinchos. Los gatos, en cambio, miran a las demás bestias como disgustados por el follón de mil demonios que están montando; ellos prefieren acomodarse en algún alféizar y sestear concienzudamente, ajenos al bullicio animal de una luminosa mañana de viernes.

En el edificio del Ayuntamiento hay una placa, firmada por el Colegio Oficial de Ingenieros Técnicos Industriales de La Rioja. Pone: «Aquí en Pazuengos, en el año 1066, fue proclamado 'Campeador' Don Rodrigo Díaz de Vivar». «Debieron encontrar algo buceando en los libros, se sorprendieron y quisieron poner ese cartel», dice César Somovilla, el alcalde. «Pero en el pueblo se ha dicho desde siempre», apostilla.

Esos libros existen. En la Primera Crónica General de España, datada a finales del siglo XIII, se recoge el combate singular de un jovencísimo Roy Diazcon un caballero navarro, Xemen García de Torrellos. Luchan, como alféreces de sus respectivos reyes, para conseguir «el castiello de Pazluengos» y otras fortalezas que no se detallan. Con diferentes nombres (Paz Longo, Pazluengas), la escena se repite en bastantes crónicas posteriores. En su monumental ensayo La España del Cid (1929), el filólogo e historiador Ramón Menéndez Pidal recogió todas esas menciones para componer un relato de lo que pudo suceder: «La contienda sobre Pazuengos y los demás castillos se dirimió mediante un combate singular», narra don Ramón. Por el lado navarro se presentó el formidable Jimeno Garcés, «uno de los mejores caballeros de Pamplona». Frente a él levantó las armas un jovencísimo Rodrigo Diaz de Vivar, alférez de Castilla, que, según las cuentas de Menéndez Pidal, tenía entonces 23 años. «El joven Rodrigo venció al caballero navarro, y su victoria fue celebradísima», apostilla Pidal, al punto de que desde entonces le llamaron Campi-doctor o Campeador, «un sobrenombre altamente encomiástico que significaba 'vencedor', 'guerreador afortunado en armas'».

La crónica cidiana de Ramón Menéndez Pidal, que tanto impacto tuvo en su momento, se encuentra hoy bajo una profunda revisión. El medievalista Miquel Barceló, por ejemplo, no solo duda de la fecha apuntada por Pidal para ese combate singular (año 1066), sino que también se extraña de que las referencias al castillo de Pazuengos no aparezcan hasta 200 años después del supuesto combate. El autor de La España del Cid era consciente de ese desajuste, pero aún así consideraba «muy creíble» una localización que encajaba perfectamente «en la geografía histórica de la época».

Más allá de estos devaneos historiográficos, el Pazuengos de hoy no tiene nada que ver con aquel Pazuengos medieval, tierra fronteriza y peligrosa. Ya no hay castillos a la vista ni caballeros campeadores ni soldados. Solo los perros y los gatos se pasean alegremente por el pueblo mientras las vacas mugen a lo lejos, nerviosas, enfadadas incluso. Tres oficiales de la empresa Carlos y Guzmán, de Treviana, están picando la pared trasera de la iglesia. Retiran el mortero viejo, descascarillado y parduzco, para sustituirlo por una nueva argamasa, más limpia y blanquecina. El templo data del siglo XVI, aunque un cartel explica que ha sufrido varios añadidos y reconstrucciones. Está dedicado a San Martín de Tours, como la fuente vecina. Dicen que en ese mismo lugar pudo estar el castillo medieval y no sería extraño: el templo ocupa un altozano y su parte trasera se asoma a un acantilado. Por abajo corre un riachuelo. Una senda fragante, asfaltada de boñigas (unas boñigas espléndidas, apoteósicas), serpentea entre árboles por la ladera opuesta. Conduce hacia San Millán de la Cogolla.

Ya no hay castillos a la vista ni caballeros campeadores ni soldados. Solo los perros y los gatos se pasean alegremente por el pueblo mientras las vacas mugen a lo lejos

Felicia Somovilla vuelve de la huerta con una calabaza en la mano. Asegura que en el pueblo se dice que el combate del Cid tuvo lugar en Prado Llende, unas campas vecinas acurrucadas junto a una peña puntiaguda. Sin embargo, el Camino del Cid, que incluye a decenas de municipios españoles, ni siquiera recoge una mención a Pazuengos.

«Esas cosas no pasan de Belorado -sonríe Felicia-, nos hemos quedado como el gallo de Morón». Pero César, el alcalde, le quita importancia: «Es que tampoco hemos estado muy interesados en propagandas ni en visitantes. Estamos a gusto aquí, nosotros».

En el pueblo se dice que el combate del Cid tuvo lugar en Prado Llende, unas campas vecinas acurrucadas junto a una peña puntiaguda

«Tierra áspera y fuerte, aquí edificó el obispo don Sancho de Nágera un castillo»

Estas tierras arriscadas y frondosas, que hoy parecen tan pacíficas, fueron escenario fronterizo en los años más convulsos de la Alta Edad Media, cuando los reinos cristianos que iban surgiendo por el norte de la península se zurraban entre ellos con denuedo y entusiasmo. El Diccionario Geográfico de Ángel Casimiro de Govantes (1846) recuerda que Pazuengos es «villa muy antigua» y añade: «Este lugar es centro en las montañas que miran a La Rioja, tierra áspera y fuerte, aquí edificó el obispo don Sancho de Nágera un castillo, y después que el rey don Fernando el Magno mató a su hermano don García en la batalla de Atapuerca se apoderó de este castillo y lo fortificó y puso en él gente de presidio contra los Reyes de Navarra en la era 1101».

Govantes, como más adelante Menéndez Pidal, suponen que este castillo fue el objeto principal de «la primera lid singular del Cid», aunque ahora no se aprecian restos visibles de la fortaleza. Cerca del pueblo hay un pico al que llaman 'El Castillo', aunque el alcalde de la villa, César Somovilla, advierte de que posiblemente sus vestigios se hallen enterrados bajo la actual iglesia de San Martín, un humilde edificio levantado en el siglo XVI, con añadidos posteriores. Somovilla recuerda que hace un tiempo, al ejecutar obras de mantenimiento en el templo, afloraron restos de arquitectura militar.

Las fuentes

  • Primera Crónica General de España

  • Año 1289

  • Texto: «Esse anno otrossi lidio Roy Diaz el Cid con un caullero de los meiores de Nauarra, que auie nombre Xemen García de Torrellos, un por otro, por su sennor el rey don Alffonso, sobre el castiello de Pazluengos et otros castiellos, et uenciol; et ouo el rey don Alffonso los castiellos»

  • Crónica de Veinte Reyes

  • Año Después de 1344

  • Texto: «El cid aviendo sabor defazer servicio al rrey don alfonso fue lidiar con un cavallero de los mas esfforçados de navarra que avia nonbre xemen garçia de Torriellos solo por solo sobrel castillo pazluengos e otros castillos que tenia forçados al rrey don alfonso diziendo que no eran suyos ni de su rreyno e venciole el Çid e gano los castillos del e entregolos a su señor el rrey don Alfonso».

  • Crónica General (Cronica Geral de Espanha)

  • Año 1344

  • Texto «Em este año lidou o Cide com huû cavalleiro dos mayores de Navarra, que avya nome Symô García. E esta lide foy sobre huû castello que ha nome Paz Longo e sobre outros dos castellos. E venceu o Cide e foi morto Symô Garcia. E cobrou el rei dom Alfonso os castellos».

  • Crónica del famoso cavallero Cid Ruy Diez Campeador

  • Año 1512

  • Texto «En este año lidió otrosi el

  • Cid Ruydiez con un cavallero de los mejores de Navarra, que avia nombre Ximen Garcia, uno por otro, por mandado del Rey don Alfonso su señore lidiaron sobre el castillo de Pazluengas, e sobre otros dos castillos, e venció el Cid, e ovo el Rey don Alfonso los castillos. Despues desto otrosí lidió el Cid en Medina Celi con un moro que avia nombre Faris, que era buen cavallero de armas, e venciole el Cid e matólo».

Este contenido es exclusivo para suscriptores

Publicidad

Publicidad

Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.

Reporta un error en esta noticia

* Campos obligatorios

larioja El Campeador de Pazuengos