'El Calita' triunfa en el cierre del ciclo taurino de Texcoco

Lorenzo Garza Gaona se retiró sin apéndice. Se registró más de media entrada en la plaza Silverio Perez.

Cerró el ciclo taurino de la Feria Internacional del Caballo con un paseíllo de tres matadores vestidos sin oro. De ellos, Ernesto Javier «El Calita» sobresalió en la última tarde de la feria. Lo hizo junto al bravo encierro de Barralva.

De nuevo, la ganadería queretana dejó su impronta en el albero con un ganado bien presentado y cargado de emoción en sus pitones. Solo el sexto no cumplió cayéndose con facilidad.

Las dos orejas de «El Calita» acontecieron en el cuarto de la tarde. Un toro bien presentado, albinegro y cuernivuelto, de mucha movilidad, al que «El Calita», en dos tandas de derechazos, sometió por bajo con ligazón y quietud.

En la tercera tanda, con la diestra, llegó un muletazo muy hondo, haciéndose el diestro espiral con el toro, fruto del mando, el temple y lo ceñido.

Pretendió Ernesto Javier convertir en tanda el sublime pase, pero el impulso de la ligazón no se puede lograr sin fijeza.

Tras comprobar lo escaso que atesoraba el pitón izquierdo, mató de una estocada en lo alto. Obtuvo dos orejas justificadas por lo sucedido con su mano derecha.

Antes, «El Calita», con el abre plaza, cornúpeta bajo, muy hecho y bien armado; estuvo errático. Después de una vara larga e insuficiente, el bravo animal tomaba la muleta brincando.

No dio facilidades a «El Calita» que, con la derecha, bregó y con la izquierda, renunció, ante un toro con un ojo en la tela y el otro pendiente del matador.

Una lástima que «El Calita» no se jugase la carta del pitón contrario, porque un solo pase a esa bestia valía la entrada. Murió de una trasera caída, mostrando en prolongada agonía la bravura que el espada no supo lucir.

Otras dos orejas recibió Arturo Saldivar, quien toreó sin cruzarse ante un Barralva con clase, alegría y emoción.

Realizó una faena el espada sin estructura, intentando simular pases y viéndose desbordado por el toro.

El artificio funcionó hasta el punto que, tras una estocada eficaz, el juez regaló dos apéndices a Saldivar.

Con su primer toro, el mexicano, anunciado en la feria de San Isidro de Madrid, el próximo mes de mayo, desistió, pues la res avisaba en la muleta acortando el viaje y se caía, cuando la muñeca de Saldivar le pretendía obligar.

El tercer espada, Lorenzo Garza Gaona, hizo lo que pudo con el exigente ganado de Querétaro.

Al tercero de la tarde, un bonito animal con aires de encaste Saltillo, recogido y bien repartido, lo citó con muleta atrasada y muleteó con pases en redondo.

La poca verticalidad y profundidad diluyó la fijeza del astado. Al cerrar la plaza no fue capaz más que de algún molinete de rodillas.

No pudo aprovechar Garza Gaona su oportunidad y cerró la feria sin lograr su objetivo.