En un punto señalado en el mapa turístico japonés está Shima, una ciudad costera que alberga un parque temático dedicado a España en exclusiva. Visitado por un millón de personas al año, su espectáculo más demandado es una coreografía flamenca, que se ejecuta noche tras noche, hasta tres veces por jornada en temporada alta. Ahora requiere completar su plantilla para el show del próximo año, que se llamará Ópera Prima.
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Los bailaores y bailaoras serán reclutados en España, en unas audiciones a las que viene el director y coreógrafo del show, Daniel Doña. «Necesitan tener una alta calidad técnica en su ejecución y estar preparados, en mente y cuerpo, para afrontar este esfuerzo con la energía y virtuosismo que el público japonés espera de los artistas españoles», afirma Doña, que fue uno de sus bailarines durante 18 meses, y que se considera a sí mismo un «coreógrafo inquieto, curioso, que busca crear desde sus propios impulsos, desde el instinto y desde la libertad».
Sin escalas, Doña llegó en los noventa a Japón desde los tablaos de su Granada natal, donde comenzó a bailar a los 14 años. Hace unos meses regresó, casi tres décadas después, como director de una obra artística que tiene «un pulso constante entre los patrones tradicionales del flamenco más jondo y racial con las corrientes contemporáneas que atraviesan al flamenco actual», dice.
Su paso por la nación del sol naciente no fue breve. «Vuelvo al mismo lugar que más cambios provocó en mí, como persona y también como artista», aunque, asegura Doña, que luego de su paso por Parque España entró en la compañía de Yoko Komatsubara, una de las «máximas precursoras del flamenco japonés».
A todo aquel que quiera retar los «muchos prejuicios absurdos sobre los artistas o los espectáculos que se ofrecen en un parque temático», lamenta Doña, y quiera probar suerte a 11.000 kilómetros de España, debe tener entre 18 y 40 años e inscribirse (al correo: audicionesparque@japonia.es) para las pruebas que serán en Barcelona y Madrid, en septiembre.
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«Lo que más me interesa es su personalidad artística, que dentro del grupo de aspirantes sobresalga por algo que le haga único, distinto», dice Doña, pero también advierte: «todo desarraigo temporal con tu entorno familiar, de amigos, es duro. El contraste cultural al principio impacta mucho, es un idioma completamente desconocido y una cultura antagónica».
El contrato va de enero a diciembre de 2025 e incluye «una casa para cada uno de ellos, con luz y agua pagados», anima Doña, después de sus advertencias iniciales. «Está en un enclave rural, pero a pocas horas en tren de las grandes ciudades como Osaka, Kioto, Nagoya o Tokio. Hay quienes alquilan o compran coches para, en sus días libres, viajar por todo el país. Es una experiencia intercultural increíble». Por allí, el flamenco suena en japonés.
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