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En la década de los noventa El Redal se convirtió en un foco de atracción para los seguidores del rock duro, sobre todo del rock radical vasco gracias a la iniciativa de una cuadrilla de amigos que formaron el colectivo Taladkepu, que significada 'Una peña ... ke da la tabarra', puestas las siglas al revés.
«El Redal apuntala su condición de búnker del rock inconformista», indicaba Teri Sáenz en una noticia de la época publicada en el suplemento cultural 'Imagina' de Diario La Rioja anunciando la actuación de los vascos Etsaiak y la banda death metal riojana Fossor.
Además de tocar en El Redal los máximos exponentes del rock del País Vasco, pasaron otras bandas riojanas, navarras y, en menor medida, de diferentes lugares del país.
S. A., Reincidentes, Su Ta Gar, E. H. Sukarra, Koma, Baldin Bada, Parabellum, Mr. Hyde, L. S. D., Flitter, Cuatro Clavos, Urtz, Piperrak, Anticuerpos, Anestesia, Buitraker, El Corazón del Sapo, Out'n Outers, Pi L. T., Zer Bizio, Baikal, Betagarri, El Corazón del Sapo, Arriskua!, Bol, M. C. D., Patagonia, EHUN Kilo y DNR fueron algunos de los grupos que pusieron la banda sonora a la década de los noventa y entrado el nuevo siglo en El Redal (desde 1993 y hasta el año 2004) para un absoluto goce de la juventud y con el recelo superado de una parte de la población.
Los conciertos se celebraban en el teleclub, un local municipal amplio, con barra y capacidad para más de quinientas personas. En febrero este colectivo los organizaba en colaboración con los quintos y el resto del año por su cuenta en diferentes momentos festivos.
Taladkepu fue más allá del aspecto musical y se involucró en situaciones de máxima trascendencia del momento como el apoyo a la insumisión cuando uno de sus miembros fue encarcelado por insumiso. Preparó un concierto en El Redal y al día siguiente acudió a una manifestación en Logroño.
También llevaron su pancarta a la capital riojana para mostrar su rechazo al proyecto de instalación de un vertedero en el Valle de Ocón en una concentración.
El cartel con su logo lucía en Las Gaunas en los partidos del CD Logroñés como una peña más y en las fiestas de El Redal.
«Fuimos una cuadrilla de apasionados por la misma música. Nos organizamos y reunimos un dinero entre todos para poder comenzar. Contactamos con grupos y así surgió el colectivo», comenta Diego, uno de los impulsores de Taladkepu.
Recuerda que «durante muchos años nos convertimos en referente y fuimos 'escuela' en la programación de conciertos de este estilo».
Unos diez jóvenes, algunos menores de edad, comenzaron esta apasionante aventura y siempre tuvieron el apoyo del resto de cuadrillas. Entre todos sacaron adelante cada actuación contratando a las bandas, encargándose de la cartelería, buscando colaboradores y ejerciendo como voluntarios para atender las taquillas, barras, limpieza y el control de la entrada.
«El paso del tiempo y la filosofía que llevábamos no dio para más, pero nunca cerramos la puerta y espero y deseo que podamos hacer algo para recordar aquellos años», termina Diego.
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