'Relacion verdadera y caso prodigioso y raro que ha sucedido en esta Corte el dia catorze de mayo de este año de 1688'. BNE

Bulos y verdades en el Siglo de Oro

Una exposición revisa en la BNE tres siglos de protoperiodismo a través de las populares hojas volanderas, precursoras de los diarios que ya dieron pábulo a las 'fake news' hace cinco siglos

Jueves, 31 de marzo 2022, 16:18

En siglo XV no había periódicos. Pero las noticias viajaban ya de un confín a otro en unas hojas volanderas mal impresas, toscamente ilustradas y por lo común anónimas. Se llamó relaciones a estos pliegos que daban cuenta de bulos y sucesos verdaderos: acontecimientos políticos, ... maravillas, catástrofes, crímenes y monstruosidades. De gran tirón popular, fueron el origen del periodismo y un instrumento de poder que divulgaba ya 'fake news' cinco siglos ante de que se acuñara la expresión

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Así lo constata la exposición 'Noticias verdaderas, maravillosos prodigios', con la que la Biblioteca Nacional de España (BNE) explora, hasta mediados de junio, el germen del periodismo. Sus comisarias, Adelaida Caro y Nieves Pena, han seleccionado un llamativo centenar entre la más de 4000 hojas volanderas que atesora la BNE. En un arco cronológico de casi tres siglos, va desde la carta de Colón sobre su llegada a América en 1492, impresa a partir del un manuscrito de Fray Bartolmé de las Casas y que fue un bombazo, hasta la aparición en 1661 de la 'Gazeta de Madrid', considerado el primer periódico español.

«Con mala impresión y tiradas de 1.500 a 2.000 ejemplares, dependiendo del interés del relato, se vendían por unos tres maravedís» explica Pena, catedrática de Literatura de la Universidad de La Coruña y estudiosa de nuestro protoperiodismo. «En tamaño de cuarto o folio, y dirigida al 'curioso lector', abordan hitos políticos y militares, fiestas y cotilleos cortesanos o actos religiosos como canonizaciones o beatificaciones. Dan noticia de epidemias, catástrofes como seísmos, erupciones volcánicas, eclipses, de sucesos y casos espantosos , de crímenes que calificaríamos hoy como violencia de género pero también de torneos, justas o corridas, lo que hoy serían los deportes» precisa la comisaría.

Controladas

La Corona y la Iglesia, agentes y polos del poder, comprendieron pronto la importancia de estas relaciones y trataron de tenerlas bajo control. Generalmente anónimas, también las hay con firmas tan relevantes como la de Quevedo, Cervantes o Lope de Vega e ilustres humanistas como Álvar Gómez de Castro o López de Hoyos. Las de sucesos, las más populares, relatan hechos como el terremoto que sacudió la península en 1755, que se cebó con Cádiz y destruyó Lisboa, la erupción del Vesubio en 1631, o cuentan en verso la epidemia de peste bubónica que diezmó Logroño en 1599. «Otras, como los diarios hoy, hablan de inflación, miedo a las plagas, guerras o de la aparición de seres fantásticos, y la hay que refiere las nuevas de la batalla de Lepanto, la expectación que despertó la llegada imprevista del príncipe de Gales a Madrid en 1623, o la increíble historia de la monja alférez», acota Adelaida Caro, responsable del departamento de Manuscritos, Incunables y Raros de la BNE.

Tres de las hojas volanderas de la exposición que refieren prodigios y sucesos. BNE

«Eran los periódicos cuando no existían los periódicos, y a través de ellas vemos que las 'fake news' ya existían en el Siglo de Oro». «Hay relaciones que narran la victoria de la Armada Invencible que nunca se dio, falsos triunfos de los tercios de Flandes, que hablan del hombre que vivió 300 años o de la monja a la que, en un esfuerzo intestinal, le salieron sus naturalezas de hombre», relata Nieves Pena.

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Su finalidad era «informar, entretener y conmover» y las hubo en toda Europa. «La peculiaridad de las hojas españolas es su mala calidad en comparación con las que se imprimían en Lyon, Amberes o Venecia. Es todo un milagro que hayan llegado hasta nosotros, y se lo debemos a coleccionistas como Jerónimo de Mascarenhas, erudito portugués que encuadernó documentos de más de tres siglos», explica Caro. «Hoy son esenciales para el conocimiento y estudio de la historia, la cultura y la sociedad de aquel tiempo y también para la historia de las mentalidades. Ya que documentan múltiples aspectos de la cultura áurea –desde prácticas editoriales a usos y costumbres populares, festejos, modas, fenómenos climatológicos y un largo etcétera» , concluyen la comisarias.

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