Yo-tubers

Son noticia mediática por sus maniobras con Hacienda, muestran sus casas en Andorra, hablan de no pagar impuestos o ganar un pastizal y se pelean entre ellos, pero de uno de los movimientos culturales más importantes del nuevo milenio merece una atención más justa, con sus luces y sombras. Máxime cuando algunos de estos nuevos adalides del 'show business', construido en torno al individualismo más delirante, con el yo por delante, han cumplido cuatro décadas funcionando, y subiendo, influyendo notablemente en el consumo audiovisual actual.

El Rubius y compañía también se hacen mayores, incluso viejos, y tienen que seguir creando contenido como pueden para alimentar sus canales y redes sociales. De lo contrario, desaparecen. Cuando hablamos de corrientes y costumbres culturales, las tendencias para matar el tedio no mueren, se transforman para vendernos, de un modo cíclico, prácticamente lo mismo desde que la televisión es nutritiva. Es decir, lo de antes, aunque no lo parezca. Esto incluye lo que funciona mayoritariamente entre las nuevas generaciones a través de la multipantalla. Todo cambia para permanecer. También los 'yo-tubers'.