«Ha sido bonito, veinte años de Arte en la tierra, pero al fin cerramos el círculo»

– Háblenos de sus dibujos, Rosa.

– (Rosa Castellot) Son veinte paisajes; un recorrido por el pueblo y sus alrededores. Todos son dibujos nuevos. Los he hecho en quince días. Soy estajanovista del dibujo, uno por la mañana y otro por la tarde. Pero son apuntes, no esos dibujos más minuciosos que me llevan horas de trabajo.

– En cambio 'Templo de la madre Tierra', la instalación de Félix es de 1997.

– (Félix Reyes) La escultura es de 1997, de la serie 'Lugar de encuentro', pero el conjunto de la instalación obviamente es un trabajo específico para Arte en la tierra.

– ¿Qué sensación tienen al estar trabajando en primera persona veinte años después de que comenzaran Demetrio Navaridas, Óscar Cenzano, José Carlos Balanza, Carlos Rosales y Carmelo Argaiz?

– (Rosa) Esto es como un rebote. Yo quería que repitieran ellos cinco, como ya hicieron al cumplirse diez años de la primera edición.

– (Félix) Pero nos devolvieron el compromiso a nosotros. Han querido hacernos ese homenaje.

– ¿Qué les pareció la idea?

– (Rosa) Yo al principio estuve por tirar la toalla. Solo de pensar en hacer veinte dibujos a tiempo de fotografiarlos y reproducirlos me daba miedo... Me agobié un poco, pero una vez que empecé fui cogiendo ritmo de trabajo.

– (Félix) En mi caso, una vez que tuve la idea, hice una maqueta y el trabajo sobre el terreno ya lo hacen los ayudantes. La condición era que nos tenían que ayudar, claro.

– ¿Cambia mucho la experiencia?

– (Félix) A mí me daba mucha vergüenza porque yo soy escultor, no hago instalaciones, esto me preocupaba mucho. En todos estos años no he intervenido nunca.

– (Rosa) Yo me dije, si hay que hacerlo, hay que hacerlo.

– Arte en la tierra surgió como algo efímero y ha durado veinte años. ¿Qué piensan ahora?

– (Rosa) Creemos que debemos cerrar un ciclo. Sencillamente, ya estamos cansados.

– ¿Qué va a ser de Arte en la tierra después de Félix Reyes y Rosa Castellot?

– (Félix) Pues no sé. Quien quiera coger el testigo que lo haga.

– ¿De verdad creen que esto podría seguir sin ustedes?

– (Rosa) Hay muchos proyectos que los empiezan unas personas y los continúan otras. Y hay muchos otros que se acaban y ya está, Todo tiene un principio y un final. Si alguien quiere continuar, perfecto. Y, si no, pues ha sido bonito, han sido veinte años de Arte en la tierra, pero al fin cerramos el círculo.

– Bonito es un buen balance.

– (Rosa) Es que se han hecho muchas cosas. Han sido más de setenta artistas y ciento diez alumnos de la Escuela [la Esdir], casi cien proyectos materializados... Parece que fue ayer cuando empezamos, pero no, todo ese trabajo no se ha hecho ayer.

– ¿Qué importancia le conceden a lo que han hecho aquí? ¿Son conscientes de haber abierto un camino a la cultura en el mundo rural, algo que ahora afortunadamente es muy común pero que hace veinte años no existía?

– (Rosa) Yo pienso que sí. Antes que nosotros solo estaba el Pájaro en Lomos de Orios y antes aún los veranos de Sajazarra. Ahora muchos otros pueblos riojanos tienen iniciativas en torno a la cultura.

– (Félix) También se nos ha reconocido fuera de La Rioja, incluso a nivel internacional, nos han dado premios y nos han pedido dar conferencias...

– (Rosa) Nos dieron un premio en Serrada (Valladolid) y un accésit de la Copa España Creativa en Melilla. Y nos han invitado a otros festivales, como el Russafart, en Valencia, o el Ceida en Oleiros (Coruña). O sea, que ha trascendido.

– ¿Qué han conseguido?

– (Rosa) Arte en la tierra ha conseguido un par de cosas. La primera, que gente del pueblo tenga contacto con artistas y les vea crear y colaboren con ellos, y que los artistas compartan unos días con la gente del pueblo y se cree una convivencia. Y la segunda, que Santa Lucía de Ocón se conozca. Mucha gente no conocía el Valle de Ocón y Santa Lucía mucho menos.

– (Félix) Y ahora somos el pueblo más famoso de todo el valle.

– (Rosa) Y con más censo.

– ¿Cuál ha sido el año más complicado?

– (Félix) Artísticamente, ninguno. Pero económicamente ha habido muchos años muy difíciles. El año pasado, sin ir más lejos, fue mortal. Estuvimos seis meses sin cobrar la subvención. Aquí funcionábamos más o menos bien hasta que el consejero Luis Cacho impuso el sistema de concurrencia competitiva. En otros pueblos como Baños tienen a sus industrias apoyando Bañarte, pero aquí no hay un duro.

– (Rosa) Eso es lo más duro. La financiación.

– ¿Qué obras recuerdan especialmente?

– (Félix) Todas.

– ¿Alguna edición?

– (Félix) Pues, hombre, el primer año, porque de ahí surgió todo.

– (Rosa) Sin el éxito de aquel primer año Arte en la tierra no habría continuado.

– (Félix) Son artistas muy queridos para nosotros que han seguido colaborando como cocomisarios y siempre se vuelcan.

– (Rosa) Ha habido años en que las cosas han salido más redondas por el buen rollo entre artistas y vecinos. Por ejemplo, el año que hubo cinco mujeres: Grego Matos, Lucía Loren, Iraida Cano, Marta Fernández Calvo y Raquel Fernández. Y el año de los cuatro fotógrafos: Jesús Rocandio, Teresa Rodríguez, Félix Guerra y Rafa Lafuente.

– Al principio los artistas trabajaban con materiales de la tierra, luego ha habido de todo.

– (Félix) Lo que siempre ha habido ha sido libertad.

– Hay un vecino que ejemplifica el apoyo del pueblo, Floren.

– (Rosa) Sin Floren no somos nadie, de verdad.

– Aquí se ha demostrado que la cultura puede hacer algo por esta España vaciada, ¿no creen?

–(Félix) Ha influido incluso en el censo. Ahora hay noventa y tantos censados y cuarenta y dos viviendo. Hemos llegado a ser solo quince. Esto ha sido en parte por la pandemia, pero algo ha tenido que ver Arte en la tierra.

– ¿Creen haber dejado un legado o haber hecho siembra de un concepto cultural?

– (Rosa) Hemos hecho esto porque nos parecía interesante, pero nunca hemos pensado en dejar un legado. Yo no tengo esa conciencia de haber hecho una labor.

– (Félix) Pero la labor está hecha. Yo sí creo que es evidente que hemos hecho esa siembra.