Secciones
Servicios
Destacamos
Les suena la frase, ¿verdad? Uno de los peores momentos que yo he vivido en mi vida tuvo lugar en el cruce del ramal de Ventosa con la carretera de Burgos, mucho tiempo antes de ser la autovía que hoy disfrutamos. La bajada desde el ... alto de San Antón siempre ha sido muy golosa para correr y también la subida.
Una buena mañana dos utilitarios chocaron de frente, sin escapatoria posible. A los pocos momentos del terrible encontronazo, el obispo de entonces –Álvarez Martínez– y un servidor llegamos al lugar de los hechos, en dirección a Nájera. La situación era dantesca, y no exagero nada. En el coche que bajaba un hombre y una mujer, al parecer un matrimonio ya bastante mayor, estaban literalmente empotrados en lo poco que quedaba del parabrisas delantero. Enfrente, en el otro coche, a muy escasos centímetros se entreveía lo que parecía la cara absolutamente desfigurada de un joven.
La intención del obispo y mía no era otra que prestar alguna ayuda, algún socorro, algo, lo que fuese. Una vez presente la Guardia Civil y un equipo de socorro, que llegaron muy pronto, nos apartamos discretamente en tanto que elevábamos una plegaria por aquella buena gente. Insisto en que pocas veces en mi ya larga vida lo he pasado peor.
Según informaciones actualizadas, los accidentes de tráfico se cobraron la vida de 1.004 personas el año pasado. A esto hay que añadir los 3.728 que resultaron con heridas graves. O sea, casi cinco mil familias absolutamente deshechas.
Yo no sé si mis lectores saben, supongo que sí, que la Iglesia en España además de las fechas propias del calendario litúrgico –Navidad, Semana Santa, etc.– nos brinda ciertas jornadas para pensar y echar una mano en lo posible en asuntos como la vida (desde su inicio hasta su final), la paz, la infancia misionera, la unión de los cristianos, los enfermos, el hambre, las comunicaciones sociales, los emigrantes, los refugiados. Así, ofrece también la oportunidad de vivir una Jornada de Responsabilidad en el Tráfico. Como no podía ser de otra manera, la fecha gira en torno a la fiesta de san Cristóbal, patrono de los conductores. Se trata de un recordatorio más. ¿Servirá para algo? Cada uno de nosotros tiene la respuesta.
La campaña de este año 2022 tiene como lema 'María se puso en camino'. ¿Cuánta de nuestra gente, también, se pondrá en camino estos días, en estos meses de vacaciones? María se desplazó de Nazaret a un pueblecito llamado Ain Karin –casi 200 kilómetros a pie– para hacerle a su prima Isabel, ya anciana, todo el bien posible. No tembló ante las incomodidades del viaje. Estuvo tres meses. Como se puede apreciar no fue una simple visita de cortesía, fue un ponerse enteramente al servicio de los ancianos esposos y ya padres de Juan.
Como María, todos los días hay millones de conductores (hombres y mujeres) que cogen su vehículo, o un transporte público, y se ponen en camino para acudir al trabajo, hacer gestiones, visitar enfermos, familiares y amigos, o sencillamente pasar con la familia unos días de descanso.
Decía el papa Francisco que le «agrada saber que desde los departamentos de pastoral de la carretera se está promoviendo un ejercicio ciudadano capaz de cultivar la cultura del cuidado». Y añado yo: la nueva cultura del pensar en los demás, la cultura de ayudar a los demás. Los demás, esos que no sólo no son un estorbo, sino una ocasión para mostrar la grandeza del ser humano, capaz de amar a otros por sí mismos y no por el placer o la utilidad que nos prestan.
La Iglesia no es como el Estado que, a través de la DGT, se sirve de sanciones y retirada de puntos para poner firme a la ciudadanía que conduce. La Iglesia apela a algo más alto que se está metiendo en el baúl de los recuerdos y que alienta la libertad personal ejercida con responsabilidad: se llama conciencia.
No nos podemos limitar al deber de no hacer mal a nadie. Sino que hemos de procurar hacer el bien a todos, hasta el punto de tratar a todos como queremos que nos traten. Nunca podemos olvidar que cada vez que nos ponemos en camino siempre hemos de responder ante Dios. Que existe.
¿Ya eres suscriptor/a? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.